domingo, 15 de diciembre de 2013

Síndrome.

Los camisones de seda
las sábanas de franela
los calcetines de algodón.
Me desnudo para no manchar la iglesia
y al llegar la eucaristía sobreviene una náusea.

No sé cómo describir mi sensación y
eso me asusta.
Me despisto; yo hoy venía en tercera persona.

Mira, una niña desnuda
jugando con cuchillas de afeitar
descubriendo su anatomía
al tiempo que el suelo se encharca.
Luego tendremos que limpiarlos
-a ella y al suelo- con lejía
pero déjala
deja que aprenda el sabor del acero
y el placer de la desnudez
y el color de la sangre.

Me despisto; yo hoy venía en tercera persona
porque ella sobrevive entre vosotros, ¡obsesos!
guarda restos de piel en frascos de mermelada
no añade almíbar.
Todas las vergüenzas que no se cuentan son su religión
algunos la llaman retrasada
pero ella no se mira en los espejos
ella no se mira en los espejos porque ya se conoce
desde los insultos a los bostezos.
Tiene el peor de los síndromes:
carencia de pretensiones.
No puede posar si no tiene nada que simular.
No existe el mal sin una palabra con la que nombrarlo y
eso me asusta.

Braman el órgano y mis órganos y no
no hay forma de explicar lo que no se conoce.
No hay modo de fotografiar lo que no se ve.
Me despisto; ya no importa la persona.

Morir es olvidar. Morir es no entender.
Morir es no saber elegir.




En el tocadiscos:
Nacho Vegas  -  Hablando de Marlén

domingo, 8 de diciembre de 2013

Dualidad fe-azar.

Se solapa el volumen de lo insustancial
con todo el resto de la insustancia.
Las hilanderas del azar han trabajado toda la noche
en sus errores de cálculo con consecuencias nefastas.

La piedra y el hielo avanzan irremediablemente
en el camino inhóspito de los glaciares
glaciares que saben que nos aniquilarán
tarde o temprano.
Nosotros nos cogemos de las manos, nos damos la paz
y apretamos hasta hacernos daño
en señal de fortaleza
-imbéciles-
fortaleza estando frente a morrenas y toneladas
y años de silencio inquebrantable.

Dentro del denso dolor de las noches automáticas
estamos hilando, bist du glücklich hier?
maquinales sin fallo posible
con errores de cálculo con consecuencias nefastas.
Nosotros sólo tenemos significado antes de morir
y no nos queda otra afirmación posible
contrapunto.

Hay autómatas que se equivocan
son impostores de lo infalible.
Nuestro alrededor suena lento y cerrado
como la U de un glaciar
por eso estamos aturdidos
porque nacimos en la V del valle.

¿Pertenezco Yo a Nosotros?
Poseo la envoltura de lo humano pero
¿poseo la inocencia de quienes hablan del alma y de Dios?
Soy un impostor de lo infalible
un error de cálculo con consecuencias nefastas.

Rezo:
fue crucificado, muerto y sepultado...
se-pul-ta-do
pero nosotros, al tercer día, seguimos inmóviles
en los infiernos.




En el tocadiscos:
Sigur Rós  -  Varðeldur

viernes, 6 de diciembre de 2013

Caminar hasta el horizonte.

De muy niño pensaba que
si dispusiera de suficiente tiempo
caminaría hasta el horizonte:
que allí es donde se debían enterrar las ilusiones.
Más tarde -estaba seguro-
éstas germinarían coincidiendo con un crepúsculo
y volverían a mí a toda prisa
como manadas de hormigas
por la espalda del planeta
transformadas en ilusiones adultas.

¿Las ilusiones adultas siguen siendo ilusiones?

Si dispusiera de suficiente tiempo
caminaría hasta el horizonte
como un peregrino del abismo
porque ya casi estoy seguro de
que hay que desenterrar ilusiones allá donde estén.
Más tarde, quizás
yo seguiré siendo lo suficientemente niño
como para no entender de límites
o para transformarlas en felicidad.

¿Dónde se (des)entierran las ilusiones que (no) mueren?




En el tocadiscos:
Horace Silver  -  Sister Sadie

jueves, 28 de noviembre de 2013

Repentino y excesivo o el peso de la luz.

un contraste
repentino y excesivo
tal que una serpiente
mudando la piel
en sentido inverso
la espesura
tenebrosa, estática
sigue inmóvil
y un día
podría haber sido otro
es blanqueada
¿negrura robada?
¡negrura arropada!
por capas de fractales
quizá, no lo sé
por el tejido
de la quietud extrema
no lo sé, tal vez
el blanco es más lúgubre
que la oscuridad
sin darnos cuenta
la espesura es más espesa
es, por decirlo así
más pesada
como una cebolla gestándose
aunque, como todo
la luz es transitoria
y, sobre todo
fugaz




En el tocadiscos:

domingo, 24 de noviembre de 2013

Diez horas de espera.

Diez gramos de piel cetrina
un par de espigas al viento
la basa de un monumento
tirado en cualquier esquina.
Tardes de luz mortecina
sin oleaje ni duna
sin esperanza ninguna
envolviendo las ausencias
que se hacinan como herencias
olvidadas por la luna.

Diez horas de mar en calma
un par de vasos de orujo
la falacia es un embrujo
que se aloja en cuerpo y alma.
Lee en mi mano la palma
y cuéntame mi futuro
y espérame con pan duro
y bártulos de mudanza
donde espera la esperanza
tras un naufragio seguro.




En el tocadiscos:
Meiko Kaji  -  Urami Bushi

lunes, 18 de noviembre de 2013

Memoria de días y noches.

Cada noche los perros, ladrando por encima del valle
suspendiendo ecos entre las nubes
unas nubes anchas y suaves, inmensas
que peinan la yerba con su morrina
acariciándola como una madre el pelo de su hijo.
Las laderas siempre mirando al río
las hortensias azules de hierro y ceniza
los corzos que se acercan de amanecida
a pisar el milagro del rocío
antes de que el astro abarque
un infinito de montañas zigzagueando sobre el cielo
y llene de verde lo que aún es gris
como un mago inventando el fuego.
Los dalles de ritmo suave y agudo en la mañana
bailando con hombres de brazos como ramas
los campanos con su letanía de días de labor
que son todos y ninguno.
Y en las tardes nubladas la playa
la brisa fría que sale de un mar de plomo fundido
la arena más marrón que madera recién cortada.
Las manos hundidas en los bolsillos
y las lágrimas deslizándose horizontales por las sienes
y las crestas repicándose una y otra vez
igual que un cocodrilo mecido por su madre tierra.




En el tocadiscos:
Luar na Lubre  -  Memoria da Noite

martes, 12 de noviembre de 2013

Póstumo.

Te describo como la tierra prometida
la transparencia volviendo al Ganges
la desnuda brisa.
Igual que un escalpelo silencioso
oblicua, infinita, detenida hermosura
que se esconde del pagano y del sacro
porque Dios no cree en Dios.

Te recuerdo como la perfección porque
la perfección está ausente y
los otros caminos nunca
llevan al paraíso.

Te veo entre la gente, dejándote llevar
cuando todavía eras carne tibia
y mi mano no te alcanzó y te dejaste llevar
y te llevaron y cerraste los ojos y apretaste los labios.

Me empapé en la lluvia y encogí.
Me corté las venas sin ruido pero la sangre no llegó al río.
Calado, con la mano tendida en rojo
sin alcanzarte y sin que me alcanzases a ver
así me describo
así, yo pecador, me confieso.

La transparencia es tu signo
y yo en sangre me bautizo.




En el tocadiscos:
Tortoise  -  Along the Banks of Rivers

lunes, 4 de noviembre de 2013

Decadencia.

Retornaré
con la boca macerada en veneno
con cables saliendo de mis ojos / con mis orejas rebosantes de riudo.
Yazco alejado años luz
tanto que ya
soy inocuo / estoy perdido.
Retornaré porque mis maletas no se han vaciado
viajando entre los bares de la muerte
y las oficinas de la muerte.
La imaginación de las máquinas
las superficies resbaladizas
por las que me dejo caer
si encuentro un final me anclo
con fe ciega / con hambre antigua.
Quedan algunas ilusiones
tres o cuatro buenos escritores
media docena de maneras de sucumbir.
Lo original pasó de moda
lo original quedó apartado para la naturaleza
los insectos desconocidos / las plantas carnívoras
las tormentas que arrasan ese mundo de ahí fuera
y dejan un olor insoportable
a árbol desguazado / a ropa a la deriva.
La tranquilidad se extendió de forma endémica
hasta que la emoción se tornó previsible (incómoda)
tanto que ya
no cabe arena en los zapatos / no cabe pelusa en los bolsillos.
No sé reaccionar porque las máquinas no imaginan bien.
¿Qué haría Rick Deckard en mi lugar?
Sigo cayendo y
no hay dónde agarrarse / no hay un final.
Estoy casi acabado ya pero
retornaré / retornaré una y mil veces
con las nubes grises floculando en mi frente
con los ojos anegados de cables / con ruido pudriendo mis orejas.
Se han perdido las caligrafías indescifrables
en favor de unas cuantas sonrisas vacuas
no hay turbulencias en la palma de mi mano grabada
en líneas rectas / en mapas útiles:
éste surco es tu vida / éste surco es tu vida
éste surco termina.




En el tocadiscos:
Gil Scott Heron  -  Me and the Devil

miércoles, 30 de octubre de 2013

Gula y lujuria.

Un paso sigue a otro
entre el barro y las ramas secas
las mejillas calientes de vigor
el bosque renegrido por la tarde.
Triscan mis rodillas como goznes de latón
que ya no aguantan su puerta.
Todos han vuelto a la calma
empozados y obesos en los palacios
exhibiéndose en suntuosos ropajes.

Un paso sigue a otro
y mientras la tarde oscurece el bosque
y todos se exhiben en sus trajes
y la calma engorda en los palacios
se me termina el vigor.
Trisca el óxido de una puerta
que ya casi no se aguanta en sus goznes
y en el umbral aparecen tus rodillas
como dos ramas secas.




En el tocadiscos:
Muddy Waters  -  Blow wind blow

sábado, 26 de octubre de 2013

Quietud.

Los meses me alcanzan
pese a que no dejo de correr;
me atraviesan como fantasmas de hielo
errantes y sórdidos
sin infierno al que volver.

Escapo al fondo de las montañas
con ropa de abrigo y cestas de mimbre
a ver al otoño saltar al vacío.
Se siente la humedad bajo la piel
y se escucha a los animales
vivos y atentos
temblar en sus escondites.
Sólo de vez en cuando un aire gélido
acuna los restos de la quietud.
¿Será otro fantasma?

Me niego a perderme en el tumulto
no quiero el calor viciado del asfalto
homogéneo y seguro.
Prefiero refugiarme en el fondo de las montañas
aunque pueda morirme de frío
o tenga que vivir con (mis) fantasmas.




En el tocadiscos:
Robot Orchestra  -  Continuum

miércoles, 23 de octubre de 2013

Hasta acabar mareados.

Sangre en las rodillas
zapatillas en el barro
anguilas por la noche
cuando vivir era verano
correr de los perros
que muerden si no han ladrado
matar lagartijas
con perdigones o a palos.

          Así va la infancia
          así se pasan los años
          rodar cuesta abajo
          hasta acabar mareados.

Tardes en el río
hasta octubre y desde mayo
robarle al vecino
encaramados al árbol
engorda la tripa
cerezas manchan las manos
fútbol en la iglesia
antes del confesionario.

          Así va la infancia
          así se pasan los años
          rodar cuesta abajo
          hasta acabar mareados.

Y ayudar en casa
que no tenemos criado
dar vuelta a la yerba
con un calor del carajo
cambiar la parcela
y regresar al establo
que antes de la cena
hay que arreglar el ganado.

          Así va la infancia
          así se pasan los años
          rodar cuesta abajo
          hasta acabar mareados.

Luego el autobús
nos acerca al otro lado
a altos edificios
repletitos de marcianos
que habitan su mundo
limpios, secos, estirados
y allí nos corrompen
para ser civilizados.

          Así fue la infancia
          así pasaron los años
          rodar cuesta abajo
          hasta acabar mareados.




En el tocadiscos:
Marcos Bárcena  -  Viva La Montaña

martes, 22 de octubre de 2013

Postales que se perdieron (VII): Inocencias.

07/01/2009

Lagartijas, tritones, pececillos, truchas, anguilas, avispas, abejas, moscas, sapos, enánagos, culebras, gorriones, golondrinas, grillos, saltamontes, escarabajos y demás animales silvestres: os pido perdón. No sabía lo que hacía.





En el tocadiscos:
Ultrazorras  -  Una historia real

jueves, 17 de octubre de 2013

Tectónica: una aproximación.

Cuando leas mis versos no los verás como yo.
Se encuentran fundidos entre la lava
de los volcanes de Mercurio
brillantes como gemas antes de nacer
inútiles como gemas en cualquier momento.
Son mis versos las chispas del disco cortando metal
buscando ojos donde alojarse
luciérnagas incandescentes volando como los últimos Jinetes
del Apocalipsis, desbocados, galopando, sin rumbo.
Me quemo en mis versos por no sostenerlos
siquiera entender su mecánica
su deformación como Saint-Venant iluminado
pero no hay planicie dentro de lo inmaterial.
Mis versos no lucen
no están entre el Bang y el ya
son un muchacho muerto
no, muerto no, mucho peor
son un muchacho herido de muerte antes de la pubertad
que casi conoce su final y sigue un instinto absurdo
su pubis, jadeante construcción de adobe.
Cuando leas mis versos te sentirás violada
estarán la punzada y el fuego y el flash
pero no habrá versos aguijoneando tus entrañas
porque el poema del condenado es estéril
la tristeza de una erección de niño
es la culpa en los ojos del lector.
Son las lunas de Júpiter buscando soles en el éter
igual que insectos zumbando en el vacío
un houngan en un cementerio desmantelado.
Titilan las alas de cristal
y chisporrotean las patas redobladas sobre las ascuas
y mil antenas tiemblan en busca de algo
que no son mis versos
ni las pieles de los muchachos que saben que mueren
buscan sangre negra en las órbitas del continuo
el álgebra de Hilbert que empieza después del ocaso
cuando la realidad de mis versos se esfuma
transformada en rocas derritiéndose bajo el mar
en las dorsales del mundo
en la columna de hueso ardiente de un dinosaurio
deshaciéndose en una masa enorme
que ruge desde fosas ancestrales.




En el tocadiscos:
Haruka Nakamura & Nujabes  -  Lamp

domingo, 13 de octubre de 2013

Moscú - Jerusalén.

Sueñan últimamente con Moscú
con Poncio Pilatos
con los ciegos de Saramago.
Se tocan y el tacto es un frío metálico
higiénico como un quirófano apagado.
Se calculan bien.

La sangre sabe a hierro subiendo el monte Calvario
cargando una cruz de negro mármol.
El polvo con saliva amenaza tempestad
suena a plegaria
cuando algunos relámpagos secos como cuchillos
encienden el horizonte de carbón.
Arriba se tocan y no hay tacto.
¿Son los clavos más importantes que el madero
o es la espera más larga que el camino?

Se tocan y el tacto es el Expreso de Leningrado
siempre lento a su hora
entre el humo y los silbidos y los pañuelos blancos
a lomos de una bestia de acero
se entregan a la negrura de unos túneles inmensamente largos
de sus túneles inmensamente negros.
Y olvidan regresar.




En el tocadiscos:
Nacho Vegas  -  Añada de Ana la friolera

lunes, 7 de octubre de 2013

Un ir y venir.

Ir y venir,
 somos un ir y venir.
  Las olas muerden la arena
   peinan la playa con paciencia
   siempre una distinta, nueva espuma, nuevo susurro
  pero el mar
 el mar es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
 somos un ir y venir.
  Los amigos se dispersan
   como las hojas secas de un árbol
   que arrastra el viento a otro suelo, a otra lluvia
  pero el bosque
 el bosque es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
 somos un ir y venir.
  La revolución está cansada
   harta de espectros en las calles
   apenas quedan soñadores, sólo oficinas, sólo corbatas
  pero la esperanza
  la esperanza es un ir y venir;
 somos un ir y venir.
Ir y venir,
 somos un ir y venir.
  Iremos y vendremos
   con las olas, con el viento, con los sueños
   pero seremos
  seremos el mar
 seremos el bosque
seremos la esperanza.
Ir y venir,
 somos un ir y venir.




En el tocadiscos:
The Polar Dream  -  Endless Tales

lunes, 30 de septiembre de 2013

Oda a los despreocupados.

Llevaba tiempo perdido en mí mismo
llevaba tiempo roque en los laureles
llevaba tiempo esperando este abismo
llevaba tiempo sin probar tus mieles.

Llevaba tiempo bebiendo otros vientos
llevaba tiempo evitando caer
ya no sirven excusas ni lamentos
ningún reloj sabe retroceder.

Cuando el ocaso del despreocupado
muestra el hocico antes de lo esperado
toma ventaja el que sabe volar.

Ahora doce estrellas dan la espalda
ahora la vergüenza es roja y gualda
ahora quizá es tarde para escapar.




En el tocadiscos:
We lost the Sea  -  Forgotten People

domingo, 22 de septiembre de 2013

Todo es violencia.

Dès qu'une fille dit que tout va très bien
et qu'elle n'arrive pas à allumer sa cigarette,
et bien, c'est qu'elle a peur de quelque chose
.
No entiendo el francés, pero suena bien.
Simetría, velocidad, intermitencia.
Oscuridad
luces rojizas y movimientos lentos
muecas teatrales al este del este.
Todo es violencia
desde el llanto de los pulmones nuevos
hasta las yemas sobre los párpados extintos.
Yo maté a David Lynch.
El perdón es un concepto hermoso
épico como quebranto del genoma.
La venganza es un concepto hermoso
las vísceras poseen belleza animal
igual que la huida
no como el orgullo.
Fría sangre.




En el tocadiscos:
Chet Baker  -  I fall in love to easily

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Encuentro.

El azar querrá que nos volvamos a encontrar
cuando el tiempo, que es un velo que se posa
otro velo que se posa
otro velo que se posa
(y así sucesivamente)
pese toneladas ya
y nos movamos lentamente
con la cinética penosa
de dos meandros de cieno
llenos de sedimentos
y agua sucia
y peces muertos.

Algún dios hará que nos volvamos a encontrar
cuando las paredes desconchadas de la memoria
empiecen a derrumbarse
terminen de derrumbarse
y seamos diáfanos
anchos como la mar
y nos conozcamos nuevamente
con la inocencia curiosa
de dos gatos callejeros
llenos de aire y espinas
y noches al raso
y caricias perdidas.

El mundo odiará que nos volvamos a encontrar
pero nada puede hacer contra Dios
nada puede hacer contra el azar
que nos empuja despacio
a redescubrirnos bajo mil velos
acariciando la mar
flotando eternos.




En el tocadiscos:
Iván Ferreiro  -  El Principio

jueves, 12 de septiembre de 2013

El Premio Nobel.

Sigue esperando, con el reloj parado, a que le den el Premio Nobel. Es uno de los últimos traicionados, uno de los últimos genios, uno de los últimos locos de verdad. Prende un cigarro tras otro, bebe una cocacola tras otra, agota los días en el manicomio, asqueado por el resto de enfermos sigue esperando. Masca un bocado invisible, acaso su propia lengua hinchada como una esponja vieja, y mira desde sus ojos hundidos como lo hacen los que fueron más allá de su propio hundimiento. Su nariz desproporcionada encima de su boca hundida por falta de dentadura. Su cerebro incomprensible almacena citas, poemas, palabras en lugar de religión. Estira los brazos hacia el techo y junta las manos tras la nuca en un gesto de suficiencia. Un ademán, nada más. Es igual que un caballo hermoso, altivo, que no tuvo rival pero cuyo jinete fue abatido. Montura y soldado cayeron; sólo uno sobrevivió. El corcel se levantó aventado, con los ojos fuera de las órbitas y galopó. Hoy ya no avanza hacia ningún sitio, es un caballo sin dueño, herido en lo más profundo del orgullo. Hoy sólo es un caballo que escribe a veces y sigue esperando a que le den el Premio Nobel.




En el tocadiscos:
Bunbury & Vegas  -  Puta Desagradecida

lunes, 9 de septiembre de 2013

Poema y modo.

Sociedad.
Te escucho: analizo tu problema
te doy una solución
no quieres una solución
no quieres que analice tu problema
escucharlo es suficiente
escucharte
aprehender tu problema
comprenderte a ti
obviar las soluciones.

Crecimiento.
Te escucho: analizo tu problema
te doy una solución
no quieres una solución
no quieres que analice tu problema
solucionar no es suficiente
comprender el problema
aprehender la solución
vivir de la búsqueda.

Pragmatismo.
No te escucho: fin.




En el tocadiscos:
Pony Bravo  -  La Niña de Fuego

lunes, 26 de agosto de 2013

Seguimos aquí.

Tenemos el mundo a nuestros pies
las estrellas entre las nubes
todos los libros justo delante.
Nos falta tiempo -pensamos a veces-
nos falta valor -callamos casi siempre-.
Nos marchamos jóvenes con planes de volver
sin rencor en la mirada
agradecidos no agraviados.
¿Qué es lo que dejamos atrás?
¿Qué es lo que buscamos?
¿Qué es lo que necesitamos?

¿Qué fue de las preguntas importantes?

Estamos aquí leyendo historias de abuelos
que hicieron lo que nosotros (pero de otro modo)
que curtieron su piel en estos aires
sin opción de desesperanza
agradecidos no agraviados.
Escuchamos los errores de la experiencia
y no tenemos ninguna experiencia con la que errar.
¿Quién nos trajo aquí?

Volamos como los pájaros con instinto
llenas las maletas de papeles
húmedas las plumas del ego.
Estamos aquí sumando méritos
aumentando porcentajes
entendiendo cada mentira
esperando a navidad.

Pero aunque somos muchas soledades
leyendo otros tantos cuentos
quizá podamos algún día reconocernos
reconocernos como aquellos
que se fueron y aprendieron
sin temor ni desconfianza
agradecidos no agraviados.
¿Quiénes seremos si no?




En el tocadiscos:
Tulsa  -  Ya no somos invencibles

miércoles, 21 de agosto de 2013

Por lo que no pudo ser.

Que no me quiten nunca un buenos días
por muy viejo que esté el amanecer
ni mermen más mis sanas correrías
ni pase aún tu edad de merecer.

"Yo ya sé todo lo que hay que saber
de labios rojos y tascas vacías;
ya perdí los trenes que hay que perder...
ya no me brillan los ojos", decías.

Encajo en mi pecho tu ya no más
igual que los perros ladran si ver
a lunas nuevas u otras alimañas

y aunque cuando despierte no estarás
beberé por lo que no pudo ser
por tu boca, tu ombligo, tus pestañas.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Redención.

La noche cae sobre los tejados como si se hubiera volcado un tintero. Los árboles ya no quierbran el horizonte y se entregan al cielo. Pasan coches no muy lejos dejando navajazos de ruido. Un perro ladra con equivocada intermitencia. Él se acurruca usando la mochila de almohada y guarda las manos juntas entre las rodillas. Cejas espesas y muy separadas protegen los ojos claros, fijos más allá de la nueva oscuridad. Algunas pecas manchan sus mejillas y los labios son estrechos y prietos, estoicos en toda su anchura. Hace tanto tiempo que no se quita el gorro de lana que ya no importa el color de sus cabellos.

Huele a humedad, una humedad espesa y áspera. Se pregunta en qué piensa ella. Estará cansada, pero no dejará que el día se vaya sin más. La imagina tumbada, envuelta en velas de barco que resplandecen como si tuvieran luz propia. Dos niños desnudos flotan en segundo plano. Los ve, pero no están ahí: su naturaleza incorpórea es el recuerdo fijo de los pecados. Se estremece al paso de una ráfaga de viento, pero la imagen no cambia. Se siente tan cerca que quiere prender fuego a las telas con ella dentro y abrazarla en un rito demoníaco. Fundirse y ahogar a los niños entre el humo y las pavesas incandescentes, que no son sino inquietos brotes de muerte. Es de los que piensan que venimos aquí a morir de forma legendaria. No para el mundo, no para la historia: legendaria para uno mismo. Cada paso, cada conversación, los amigos que dejamos atrás en el camino, los desperdicios que recogemos de las cunetas. Aunque la mayoría de los nudos que damos a lo largo del tiempo son fruto de la casualidad, los tirones son intencionados y conducen inexorablemente al cabo. Y al fin. Espectacular queremos que sea. O digno. Estamos siempre condicionados por los demás, pero tenemos el deber de morir para nosotros.

Aparece un anciano al que no conoce. Está arrugado, reseco, tiene orejas enormes igual que el más viejo de los elefantes. Viste una túnica o acaso una sábana debajo de la cual parece no haber cuerpo alguno. Se acerca a ellos, que siguen ardiendo en una orgía de dolor y redención. Cualquier iluso creería que es Dios, se dice. Cuántos habrán encontrado el sentido de su existencia en algo tan pueril. Pero sabe que no es más que la vergüenza. La Vergüenza. El viejo los atraviesa sin mutar su gesto, pasa al fondo y como si fuera un árbol de granito se queda inmóvil entre los dos niños rodeados de retales de fuego.

Pasa mucho tiempo o esa sensación le embarga. La excitación se estira y se hace ligera hasta ser un nerviosismo latente y cansino. Abre los ojos en su ensoñación y se descubre tendido entre rescoldos y harapos a medio quemar. Alrededor sólo hay nada; un vacío ceniciento. El anciano ha vuelto a su tumba y los niños a los vientres de sus madres. No se oye el silencio.

Despierta temblando y con la cara dolorida a causa del frío. El día clarea lentamente.




En el tocadiscos:
Editors  -  The Weight

martes, 23 de julio de 2013

Desde aquí arriba.

Parece mentira todo aquello
visto desde lo alto de esta colina
desde esta campa tranquila
hecha de hierba seca y de tierra
calcinada ya hace años
desde esta loma adonde no llega viento
y aunque hay milanos volando en círculos
no agitan las alas
se mantienen con el ruido
de la Tercera Guerra Mundial
igual que cometas con hilos invisibles
igual que negras cometas ancladas
a viejos carros de combate
oxidados e inútiles en este cerro
desde el que parece mentira todo aquello
tus piernas que eran como dos alambres
y con ellos viniste y te quedaste clavada
y dijiste que qué estaba haciendo
y yo no te veía
sólo estaban tus dos alambres quietos
todo lo estáticos que su esbeltez permitía
y yo no sabía qué estaba haciendo
y yo no tenía nada que contestar
y no te veía
sonidos vinieron para ayudarme
mucha gente alrededor chocando
lechuzas mudas bajo la luna que aullaba
agua salada y rocas algo más allá
y yo enfrentado al suelo
y debajo de tus piernas el planeta
y un flash nos quemó a todos menos a ti
y te vi medio instante
y dije no lo sé
no lo sé
y sacudí la cabeza y todo era sordo otra vez
y sólo tus malditas piernas seguían ahí
querían significar todo lo importante
la victoria cabeza abajo
las enredaderas surgiendo del abismo
las fieras con tentáculos cimbreantes
que yo ya conocía y esquivaba
y volví a esquivar
y corrí muy lejos
después empezó la guerra
sin dictadores bajitos
ni escopetas desvencijadas
con muertos igual de silenciosos
y por eso seguí corriendo
hasta llegar a este collado
desde el que todo aquello parece mentira
visto a través de la negación.




En el tocadiscos:
Tulsa  -  Barro

lunes, 15 de julio de 2013

Tiempos muertos.

En un rincón de la nada nos besamos. Y el plural pocas veces es tan apropiado. Había cuatro o puede que cinco lenguas. Nunca he besado a un hombre. Nunca he besado sin saber a quién besaba. Había una áspera como una hoja de siete venas. Otra sabía a esas barras que se usan para hidratar los labios, un poco a químico, un poco a hierbabuena. El resto se movía demasiado rápido, en un baile de serpientes sin ninguna melodía cerca. Sólo un ambiente saturado de sudor y alcohol impregnaba la oscuridad. Todo era blando, húmedo, vivo. Tan vivo que me sobrevino una náusea.

Abro los ojos y Ginsberg aúlla todavía. Las mentes más brillantes de mi generación intentan algo en algún lugar. Las mejores mentes de mi generación... Algunas buscan su San Francisco, otras aspiran el licor de los tiempos muertos o buscan sus discursos en las chimeneas. La mayoría envía cartas a desconocidos y vuelve la vista atrás como si la persecución pudiera hacerse al revés. Cada una sobrevive en su locura, a pesar de que el Bop ya pasó de moda y los poetas han empezado a copiar metáforas.

Dejaré el bolígrafo. No sé por qué escribo esto.




En el tocadiscos:
Kenny Clarke  -  No Details

sábado, 6 de julio de 2013

Algunos apuntes sobre las noches de verano.

Los meses que empiezan por jota son los de saltos y ríos, colacao frío y grillos en jaulas de colores. No cesan las tormentas de verano y se duerme a ratos, intermitente el sueño, intermitente la lluvia, como dentro de una enorme rueca.

Algo tamborilea los cristales; una pregunta
un destino al final de todos estos cordajes
cables metálicos y maromas de espanto.
La seguridad de las ventanas aisladas (aisladoras)
desagradable discurso hecho de siglos de instinto
y sexo antes de la medianoche.
Tamborilean los signos de interrogación, ojos como platos
la seguridad del noray, tornillos y piedra.
La espera no termina al final del viaje.

Las tinieblas de la vigilia son terribles
porque se encuentra uno -sin remedio- consigo mismo.
Se puede describir el hallazgo con epítetos
frugal, descarnado, onírico, letal
mas queda siempre un fleco desconocido
imposible de contar
latiendo delante de los párpados congelados.
La eternidad se desdobla cuando sólo pasa
algún coche acuchillando la oscuridad
y las sábanas arden como azufre
y las paredes rezuman nubes de humo invisible.
Germina el temor desde la base del estómago
miedo nuevo a lo que saben los filósofos
por decapitar con una Razón enorme
al yo y al me.

***

Salí del recinto y manadas de desconocidos me atravesaban en su trajín. El aire no era menos húmedo que horas antes, pero el tono de todo era delante de mis ojos menos saturado. Parecía como si una neblina manchase mi mundo. Una pátina casi inexistente de ceniza sin humo.

El día después todo está quieto
y la luz es extraña.
No hay canguros en Austria
y el aire sale al mundo entrecortado.
Me gustaría bañarme en el lago
con un toldo de nubes y rodillas tiritando
ojos desconfiados / locuras de turista.
Que el verano no es el calor
que no
que el verano no es junio / agosto / julio.
El verano es todo lo demás
colchones a medio hinchar y gritos a deshora
motocicletas tronando y paseos bajo el agua
pinos como flechas al cielo
vacas escondidas entre montañas
criaturas que no aparecen en los catálogos.
Me gustaría alargar este verano
evitar los cafés para no dormirme a la vuelta
engañar a las horas sin malicia
como en las romerías, cantando montañesas.




En el tocadiscos:
Zahara  -  General Sherman y cómo Sam Bell volvió de la Luna

martes, 2 de julio de 2013

La ignorancia.

Me resguardo en la clemencia robótica
de los creyentes;
pienso a veces
que no es el peor pecado la ignorancia.
Buscamos el más próspero de los mundos conocidos
y lo habitamos con inquina, como fieras
con hambre de guerras mugrientas y
de lamentos.

Tengo recuerdos gratos de las iglesias
llenas de señoras confiadas
envueltas en piedras disolviéndose
en gárgolas y columnas
arcos enormes sosteniendo el cielo y
santos fosilizados.
Pienso a veces
que construimos la hermosura
en un intento por parir deidades.
Sin sabiduría, sin Dios,
sin la duda
¿Qué importancia tendría la ignorancia?




En el tocadiscos:
Los Planetas  -  San Juan de la Cruz

miércoles, 19 de junio de 2013

De giros y ejes.

No hay mucho que hacer
ver girar la lavadora en su trantrán hipnótico
limpiar lo que yo mismo ensucio
leer para vivir otras vidas, un rato al menos
buscar la Luz como las plantas y las culebras.
Se han apagado las brasas
entre tanta lluvia y tanto tiempo
no hay mucho que arreglar.
Deshacer lo poco hecho
empacar las cuatro babas de caracol
y buscar algo nuevo
malo, feo, ruidoso, mediocre, aburrido
nuevo
algo que propicie que el mundo gire
con su eje como un palo
con su Estrella como otro palo
y cuerdas invisibles que los Hombres buscan
con Niños empujando hacia el centro de la Tierra
saltando, saltando, saltando sin caer en la nimiedad.
Intentar -quizá esa sea la Palabra-.




En el tocadiscos:
Fat Freddy's Drop  -  Rain

martes, 11 de junio de 2013

El cebo.

Desde ahora soy la piel chamuscada de los gorrinos
el vientre hediondo de las sardinas
extraído con un dedo
el sudor bajo los pechos de las mujeres
de anchas caderas y uñas
con brillante esmalte saltado.
Cuelgo del pico de un buitre
goteo viscoso.

¿Me desharé acaso como una anguila
fugaz que se pierde convencida?

Quisiera saber hacia dónde está el río.
Quisiera ser humus valioso entre la mierda
que cubre este suelo y aquel otro.

A partir de ahora soy tripa de vaca
y lumiaco ensartado en un anzuelo.
Soy el cebo de lo que quiero ser
soy la carnaza para convertirme en anguila
que sabe hacia dónde está el río
entre calambres plateados rumbo al mar
los acantilados de furia después
y confío en convertirme en ella
y confío en que ella sepa escapar.




En el tocadiscos:
World's End Girlfriend  -  Scorpius Circus

jueves, 6 de junio de 2013

Historia de un tendal.

Está la ropa tendida y los gorriones
bailan con la yedra.
No queda veneno en la tienda de ultramarinos.
Tuve un vecino que mataba topos
con una escopeta de hierro de dos cañones.
Bajaba por las tardes a la era y se plantaba
como un roble
con una larga rama apuntando a la topera.
Y esperaba.
Yo iba y venía por el camino que llevaba al pueblo
con el trajín de un muchacho con la vida por devorar
mientras él
esperaba
sosteniendo firme el macabro objeto.

Están las prendas colgando
como murciélagos de colores y los gorriones
bailan con la yedra.
No tienen queroseno en la tienda de ultramarinos.
Tuve un vecino que esperaba con su escopeta tieso
como una vela
con un apéndice de cera apuntando a la tierra.
Y esperaba.
Yo iba y venía por el camino que lleva a mi casa
sintiendo los árboles insectos gigantes frotándose las patas
mientras él
esperaba
con la macabra esperanza de llegar a matar.

Está el tendal donde siempre estuvo
usando la gravedad a su manera y los gorriones
bailan con la yedra.
No recuerdo cuándo cerró la tienda de ultramarinos.
Yo voy y vengo.




En el tocadiscos:
Boza - La dueña del Abecedario

viernes, 31 de mayo de 2013

El circo.

Cayeron los gladiadores de lunes a viernes, mira
anémicos se esparcen por edificios públicos o
bajo los puentes que ellos mismos alzaron.
Muchos mojan sus labios en rojo vino
mas ya no para conversar
mas ya no para sonreír
sólo para calentar la conciencia y
apagar el temblor en la voz;
sólo para llamar a sus hijos
antes de la hora de dormir.

El circo romano ya no divierte
la arena es menos que rancio polvo y
los rugidos no más que ecos de leones muertos.
El público se cansó de ver un pulgar que nunca
apuntaba al sol -sino todo lo contrario-
unas hojas de laurel sin tizne de sudor
cada día de ayuno antes del vendaval.

Sí, hubo un tiempo en que tuvimos
-no llegamos a ser, perdóname-
de un modo obtuso, beligerante, tuvimos
todo el trigo que cabía en dos puños cerrados
mientras la lucha avanzaba bajo el sol
un sol que se cansó sin más.




En el tocadiscos:
Massive Attack - Paradise Circus

miércoles, 29 de mayo de 2013

Al otro lado del río.

Dicen que las putas nunca besan, pero no es verdad.

La noche era tan clara que las sombras pesaban más que la luna, el aire de mayo tenía poco de amable y las calles yacían como troncos derrumbados entre la maleza. Me había tomado tres güisquis rebajados con agua después del último (las raciones de las aerolíneas son más que rácanas) y cada uno de mis pasos escondía algo de afortunado y algo de lamentable. Las ciudades siempre me han sido indiferentes; un ambiente artificial creado para otros, un entorno lleno de utilidad y nada más. Pero la noche -o quizá el alcohol- cambiaba eso. Los escasos viandantes parecían fuera de lugar, misteriosos e interesantes, bellos insectos buscando entre los edificios, sin saber el qué. Me pregunté si tendría yo su misma apariencia, aunque no me llegué a responder.

No había llegado al último tren, así que me quedaban cuatro horas hasta el primero de la mañana. Aunque llevaba The waves en la mochila, lo había terminado en el avión, por lo que no tenía nada que hacer. Echar una cabezada en la estación parecía lo más razonable pero algo me empujaba a caminar entre el silencio de los que duermen y el silencio de los que deambulan.

Dejé a un lado la catedral, un puente y crucé el río por el segundo. El murmullo del agua conversaba con el lastimoso crujir del acero y el viento se afilaba corriente abajo. Al llegar al otro lado me sequé las lágrimas y miré atrás. El río dividía la ciudad entre poder y deseo, apariencia y lucha, pan y migajas. Todo en la vida consiste en separar, me dije, aunque nos empeñemos en creer lo contrario. Volví la vista al suelo y seguí mi camino en busca algo, sin saber el qué.

Sin darme cuenta me puse a pensar en el futuro. Traté de acercarlo a la realidad, pero no lo pude apartar de su forma abstracta y ajena. El futuro no es parte de nosotros. Influye en nuestro comportamiento, pero no es sino el pasado, la experiencia trasladada hacia delante y envuelta en ilusiones. Recuerdos malinterpretados. Y mi experiencia me decía que no tenía nada que esperar, que era mejor mirar al suelo y seguir caminando. Y así lo hice.

Doblé algunas esquinas al azar. Los enormes bloques de pisos baratos ya no me dejaban ver la luna. No tenía ni idea de dónde estaba. Entonces creí distinguir unos bultos al final de la calle. Debía ser un bar y hacia él me dirigí.

El local estaba prácticamente vacío. Había más gente en la puerta que dentro -sinsentidos fruto de la ley anti tabaco-. De todos modos la luz en el interior era tenue y, aún sin humo, el aire parecía saturado de ceniza. El ambiente era tan turbio como el agua caliente tras recibir una bolsita de té. Me acodé en la barra y pedí un güisqui con agua. El camarero, un cincuentón robusto de cejas espesas y nariz redondísima infestada de cráteres, me dijo que sólo tenía bourbon. Su voz era grave y rota, como si hubiera interferencias en la transmisión. Se me ocurrió que su napia creaba una especie de oposición de fase con las ondas sonoras, pero decidí que eso no tenía ningún sentido. Le respondí que bourbon serviría.

Aparecida como de la nada se me acercó una muchacha y me susurró al oído que la sacara de allí. No tenía sentido. Acababa de llegar, el garito era agradable y tenía media noche que perder por delante; no la iba a sacar de ningún sitio. Pero me tienes que sacar de aquí, repitió, y añadió un por favor con una mirada rebosante de sinceridad. No me lo podía creer. No tenía sentido. No soy ningún experto en vida nocturna, pero aquella era la forma menos usual que se me ocurría de conseguir un cliente. ¿Dónde había quedado el me invitas a una copa y el pareces solo? Lo peor es que la estrategia resultaba efectiva. Le aclaré que no quería nada, que tenía que largarme en unas pocas horas. Ella se agarró a mi brazo con un cariño profesional mientras yo dejaba una generosa propina. Ya que todo aquello parecía sacado de una película, lo creí apropiado.

Salimos del bar y me invadió la sensación de estar en un cuadro de Nussbaum. La prostituta y el turista. Caminaba con elegancia, acomodando su paso al mío en una especie de baile mágico. Olía a vainilla y con tacones era tan alta como yo. No dijimos nada hasta habernos perdido tres manzanas más allá. Me dio las gracias al tiempo que se soltaba de mi lado, que debería seguir trabajando pero que estaba harta y cualquier cliente esa noche la iba a sacar de quicio y eso siempre acababa en problemas. No respondí. Seguimos adelante en paralelo por el centro de una carretera sin coches. La cabeza se me llenó de flashes, del amor imposible que es para siempre, de la huida a ritmo de blues, del sol irisando la piel por la mañana. Los labios contuvieron la avalancha, el no tienes por que volver ahí, el conmigo estarás bien, el eres la mujer más bella que he visto jamás.

Me odié con todo el cerebro. ¿Por qué demonios tenía que ser tan racional? Sabía perfectamente que todo era mentira, pero en aquel preciso instante no habría importado. Sabía que sólo eran emociones del momento y eso no me permitía propiciar el drama, disfrutar de él. Estaban todos los ingredientes de las películas de domingo por la tarde, las que acaban con ella levantándose despeinada y vestida sólo con mi camisa, contoneándose como una serpiente mortal. Odié a a Richard Gere con todo el cerebro.

Al cabo de un rato volvió a hablar. Sus palabras sonaron como la primera nevada del invierno pero antes de entender lo que me decía la interrumpí. Le dije que ya lo sabía todo, que lo acababa de ver. Que la había sacado de un mundo nauseabundo y habíamos escapado. Que habíamos sido felices mientras la pasión empapaba las tostadas de cada desayuno. Que todo había sido perfecto y que por eso no podíamos repetirlo.

Mi última palabra quedó pendida delante de mí, era una hoja temblando con la brisa. Nos paramos junto al puente aunque yo quería seguir el camino mirando al suelo, en busca de una despedida adecuada. Agarró las dos mangas de mi abrigo y poniéndose de puntillas me besó en la frente. Yo me quedo a este lado, dijo.




En el tocadiscos:
Nacho Vegas  -  Cuando te canses de mí

jueves, 23 de mayo de 2013

Eso y más.

Hablemos de cosas importantes
dijiste
de ciudades un momento antes del amanecer
de mirlos sin miedo a los espantapájaros
de espejos que se equivocan
y muestran la belleza antes que la verdad.
Hablemos de lo que nunca antes se ha hablado
me pediste
por ser imposible de explicar
o imposible de entender
por ser demasiado poco importante
para merecer atención.
No sé de qué quieres que hablemos
dudé
¿del corazón de las monedas sin valor?
¿de las veletas que aprenden a cantar?
¿de lo que piensan quienes ya lo dijeron todo?
Hablemos de eso y de más
añadiste
describamos el ritmo al respirar
inventemos el trabalenguas más fácil que pueda existir
imitemos a las bestias que no hablan.




En el tocadiscos:
Lennie Tristano  -  Requiem

martes, 21 de mayo de 2013

Letanía del pescador pretencioso.

Que pesque hoy un pez
y mañana dos.
Que las sirenas se apiaden de mí
en las noches de Venus brillante.

Que mis redes se ensanchen en la mar
como los brazos de un arcángel.
Que si los vientos tumban mi barca
en tierra aplaudan mi valor.

Que mi hijo respire salitre
hasta querer ser pescador.
Que juntos cada noche contemos los frutos
mojados por horas a la deriva.

Que haya para vivir y para vender
y quizá para tener una flota mía.
Que mi mujer mire los atardeceres
desde sus manos ya sin callos.

Que no entiendan mis barcos
de tormentas ni de faros.
Que arranquen de las profundidades
desde Poseidones hasta Nereidas.

Que vuelen por el puerto mis banderas
y retumbe mi nombre en la lonja.
Que mis pies ya no estén húmedos
ni mis brazos calcinados.

Que crezca mi familia y engorde mi bolsa
con el sudor y el ceño fruncido de otros.
Que recuerde apenas la herrumbre del ancla
manchando de rojo la playa.

Que llegue a tener tanto que no tenga nada
nada que hacer entre aurora y aurora.
Que me convenza de haber hecho tanto
como para merecer un retiro hermoso.

Que encuentre una barca pequeña
en la que sólo quepamos mi vida y yo.
Que se consuman mis días pescando
hoy un pez y mañana dos.




En el tocadiscos:
The Waterboys  -  Fisherman's Blues

domingo, 19 de mayo de 2013

El funcionamiento.

Se creen superiores pero aceptan el escalón con una amabilidad casi entrañable. En su discurso siempre aparecen palabras como formación, toma de decisiones, dirección y dificultad; sentencias llenas de rutina mezclada con ego. Hay tablas que solucionan todos los problemas y una nómina a final de mes que pone a remojo las durezas. El funcionamiento es de lo más sencillo: un tornillo y una tuerca. Se debe escoger bien el diámetro y el paso de rosca, pero a partir de ahí solo hay que dar vueltas.

En todas partes es igual. La disconformidad es una verruga la mar de molesta. Con la sumisión como doctrina y la periódica inyección de cierta dosis de comodidad y palmadas en la espalda todo es más fácil.

¿Merece realmente la pena plantearse las cosas? En ellos no hay ni un resquicio de frustración. Sólo ejecutan. Ejecutan como si hubieran encontrado en algún momento el instinto adecuado y hubieran dejado de lado el humanismo. No puede haber nada mejor para el sistema. Cuando se necesita una solución, ahí están para hallarla. Cuando se necesita un problema... no, nunca se necesita un problema y ellos no los dan.

La capacidad de aceptación de un estatus -sea o no justo- es un valor que la sociedad, tal y como la conocemos, agradece. El compromiso sin cuestión se traduce en facilidad para los de arriba y al final en una teórica felicidad global.

Al fin y al cabo, si las cosas están así por algo será, ¿no?




En el tocadiscos:
Nudozurdo  -  No me toquéis

viernes, 17 de mayo de 2013

M.

El trazo dibujó una eme
dudosamente firme, como el tallo de un cactus
y no pude sino entornar la cabeza
incrédulo.

Mulligan se perdía en La Sombra de tu Sonrisa
y Murakami pasaba la noche en vela
en el Hotel Delfín.
El vacío de las estanterías callaba y los astros
simplemente estaban presentes allá
en los confines del pasado.

Más penoso que la muerte
son las manos que no alcanzan
los tientos que se quedan en eso
las máscaras con nudo de doble lazo.
Más penoso que una muerte
es un remite tachado
a medio camino.




En el tocadiscos:
Gerry Mulligan  -  Moonlight in Vermont

jueves, 9 de mayo de 2013

Venid a buscarme.

Venid a buscarme en un sueño de niño
que sucede un instante
y no se repite,
pero venid a buscarme.
Os espero desde hace años
girando con las estaciones
apagándome con el sol
rodando todavía prado abajo
como aquel verano que lo fue casi todo.
El verdín en los pantalones no dura siempre
aunque lo dijera mamá;
el hastío lava las manchas con ahínco
y la realidad no está hecha
para los que ansían volar.

Sigo en el sitio de siempre
aunque en otra ciudad
otro aroma
otra verdad
aunque en otro idioma
sigo donde siempre:
donde la tarde suaviza su lomo
donde trece
diecisiete
veintinueve veces
no son suficientes
y la espera se evapora un poco
cada día de sur.

Venid a buscarme en la brisa húmeda
que te roza un instante
y no vuelve,
pero venid a buscarme.
Os espero desde hace años
para que me llevéis al mar
y me arrojéis con desprecio a su boca
recordándome que los veranos no son nada
ni los soles en llamas
ni los mareos de juventud;
obligándome a limpiar mi ropa.
Demostrándome que no sé volar.




En el tocadiscos:
Crystal Fighters  -  Xtatic Truth

sábado, 4 de mayo de 2013

Olvidé rimar.

De prestado y a cuatro horas del mar
pico letras mientras la lluvia arrecia
por los ahogados de amor en Venecia
por los jurados sin miedo a jurar.

Echadme en cara que olvidé rimar
nublado y cojo por la loa necia
decidme que alguien como yo desprecia
el sudor y el tiempo para encajar.

Pero no hay mentira en éste mi verso
ni verdad en lo que dicen aquellos
su "quizá sí" nunca fue mi "ojalá"

su universo nunca fue mi universo.
Es vuestro "no" el que eriza mis cabellos
y hallarme lo que me empuja hacia allá.




En el tocadiscos:
The Modern Jazz Quartet  -  Venice

martes, 23 de abril de 2013

Una sombra lejana.

Siempre he sido una sombra lejana
hablando desde los rincones oscuros
quebrados, ajenos, inalcanzables,
recuerdos que ya no lo son.
No hay sonrisa en estas letras
torcidas como la suerte de los locos
no hay sonrisa donde esperar un nacimiento
un descuido; la tranquilidad.
Siempre he sido una sombra lejana
la humedad de la fruta podrida
lo oscuro de la carne
el silencio mortecino bajo de las venas.

A mí también me ciega esta negrura
quisiera abrir las ventanas
ver la sangre roja como dicen que es
mancharme las manos y lamer la luz.
Pero siempre seré una sombra lejana.




En el tocadiscos:
Joe la Reina  -  Ashes of Idols

lunes, 22 de abril de 2013

Subir.

Surgir de las fosas sombrías
colmadas de aire pegajoso y plúmbeo
en busca de una brizna de fuego que alumbre.
Subir por los caminos de tierra húmeda
retorcidos entre árboles que se retuercen
y arraigan en los caminos.
Esquivar las rocas verdes y brillantes
perladas de primavera.
Respirar el aire que el hombre no conoce
nuevo, virgen como la primera luz de la primera mañana
y dejar que anide dentro
en un desesperado intento por sobrevivir.
Seguir subiendo entre las nubes
entre las gotas de agua que aún no son lluvia
y flotan en el limbo
entre los dos mundos.
Esquivar los truenos gigantes
dioses condenados al llanto para purgar sus pecados.
Subir, subir hasta las cumbres que el hombre no conoce
vivas, eternas como el perfume del tiempo
para dejarse caer.




En el tocadiscos:
Explosions in the Sky  -  Postcard from 1952

viernes, 12 de abril de 2013

Acentos.

Martina o Nora,
bandera de la belleza tranquila
de la sonrisa que vence.
Doblan tu voz por orden del consumo idiota
-doblan campanas por algo tan atroz-
malditos
se creen dioses y no entienden el verso
de media mueca tuya: Martina o Nora.
Tienes la nariz de Europa
la piel de las frutas que triscan hasta doler
los ojos robados al fondo del pantano.
Cenemos esta noche
abre el vino y cuéntame su historia
cocina para mí
te daré el sol a cambio de tu acento
y me habré ido antes de la hora a la que los amigos se besan.
Martha o Hanna...




En el tocadiscos:
Yesterday Shop  -  Paralyzing

martes, 2 de abril de 2013

Nuevas reglas.

Vuelves a pensar en la muerte y
no te preocupa.
Forma parte de ti
como el gris forma parte
del cielo.
Te miran mal
por no jugar según las reglas escritas
por garabatear las tuyas
propias / raras / ilógicas.

Quieres viajar lejos
donde seas un desconocido
para ti mismo.
Reencontrar el misterio
de no saber cómo perderlo todo.
Quieres esquivar los caminos
no andar con tus piernas
no morir con tu vida.

Desprecias la muerte, ése
es el problema;
nadie entiende a quien quita valor
a lo sagrado
aunque otra religión sea posible
aparte del metal, las lágrimas y el después.

Así tomas la luz, la sangre y el ahora
para empezar tu juego.




En el tocadiscos:
Enrique Bunbury  -  Sácame de aquí

jueves, 28 de marzo de 2013

Una historia.

Ésta es la historia de cuando llenaste la taza de té hasta rebosar y me hirvió el mundo en las manos. De cuando en el centro mismo de la noche el silencio fue insoportable. Ésta es, de alguna manera, la tentación de leer la primera y la última página del libro, sabiendo que están a un par de centímetros o a una historia de distancia. Éste no es el cuento que se escribe sabiendo el final. Aquí está el pasaje de los vientos amargos y el de las manchas de tinta. Esto no es más que un triste poema sin saltos de línea.




En el tocadiscos:
Grant Green  -  Work Song

domingo, 24 de marzo de 2013

Ventanas.

Escribo a más de ciento setenta
como los que no saben
adónde van y los desesperados y los que no tienen
nada que decir; pero el plano está fijo.
Terminé de picar la verdura después de limpiarla
justo antes de la hora en que tus pies
marcaron la hora de cenar.
Nuestra hija murió tarde
lástima de lágrimas en los túneles de lavado
y gente madrugando y trabajando y cenando
y follando y madrugando y trabajando.
Hay vacaciones.
La soledad de los vivos dentro de casa
trae la comida bien masticada
con tantas cosas que no sirven y te ahogó
como a los peces el aire
nos ahogó pero siempre queda este adiós
que nos devuelve el control del trauma
el martillo a la mano
el espejo a la transparencia que
nunca debió perder.
Haneke construyendo ventanas y nosotros
mirando al absurdo
con nuestra hija casi fría.





En el tocadiscos:

lunes, 18 de marzo de 2013

Los días felices.

Todo aquel que atraviesa el corredor del Miedo
llega fatalmente al Último Espejo [...]
Leopoldo María Panero.

Las calculadoras demacradas de los días felices
ya no ríen ceros en los cajones ni
los papeles algo amarillos tienen filo siquiera
ni asoman los aciertos entre los dedos, como gatos
con sed y raspas en la memoria.
De los días felices poco
o muy poco
respiraciones quietas por almas vendidas que cortan
el mundo a la altura de la nuez
y de veintiún gramos en veintiún gramos se derrumba el océano
bajo la luna
haciendo derretirse los papeles y dando a
las calculadoras alguna otra utilidad.
Yo hace ya mucho que no parpadeo
en el estrecho pasillo con un espejo al fondo, de locos
de idos antes de que las llamas preñasen el
techo y la noche llegase tan arriba en
el cielo. Nadie busca calculadoras en los cajones en un impulso
de contar estrellas; nadie une los puntos en papeles
viejos y algo amarillos
porque todo está muy alto / muy lejos / muy oscuro.




En el tocadiscos:
Avishai Cohen  -  Soof

viernes, 15 de marzo de 2013

Lo que pase más tarde.

He vuelto a pintar el agua con agua
con agua sedienta de celulosa
la mano sugiere; el tiempo depara
el azar dicta; la mente reposa.

El blanco queda blanco: es el testigo
el testigo vivo de aquel ritual
en que el pigmento olvida lo que ha sido
y cada trazo entiende su final.

Lo que pase más tarde poco importa
todo es terrible tras eyacular
todo es terrible, terrible y nada más.

Lo que pase más tarde poco importa
todo vale porque he vuelto a pintar
todo vale, ¿vale todo? (qué más da).




En el tocadiscos:
Coleman Hawkins  -  Disorder at the Border

martes, 12 de marzo de 2013

Postales que se perdieron (VI): Instantes.

10/01/2010

Estás ahí por estar. ¿No te das cuenta de que tienes que saborear esos instantes al máximo? Masticarlos con saña, hasta arrancarles el último mililitro de jugo. El más nimio poso de vida.

Seguro que a veces te paras a pensar. Pero embriagada por momentos aparentemente placenteros, no eres capaz de separar ni un solo grano de entre la paja. Y eso es muy triste.

Dentro de unos meses querrás volver atrás. Y ya no será posible. El río nunca discurre hacia arriba. Y el mar sólo desvuelve despojos, restos malolientes y embadurnados de sal. Apenas desperdicios después de haberse puesto las botas a costa de cualquier mal nadador.




En el tocadiscos:
Nina Simone  -  Black is the color of my true love's face

miércoles, 6 de marzo de 2013

Negro y blanco.

Corre descalza
apenas hay luz
es una gran mancha blanca agitándose
atraviesa el jardín
algo la frena
el vestido se ha enganchado en un rosal
está marrón en los bajos, como un árbol jóven (él)
bracea como un pájaro herido (ella)
empieza a caerse (él)
a ser arrancado
su cuerpo (el de ella)
emerge como un reptil mudando la piel
ya está casi completamente en el suelo (él)
lo pisa hasta salir entera (ella)
huellas marrones (de ella)
en el blanco (de él)
carne rosada y pelo negro
salta a la carretera y para en medio
desconcertada
gira sobre sí misma
von Trier no está tras la cámara
se sienta -blanco sobre negro- como una letra en negativo
nada más triste que el alquitrán y el encaje.

Tampoco el fin del mundo.





En el tocadiscos:

lunes, 4 de marzo de 2013

La enorme funda.

El sábado viajé media hora en tren con una chica interesante. A la misteriosa viuda de luto / que sudó conmigo un minuto / tres pisos en ascensor decía Joaquín. No llegué a hablar con ella. Tampoco hizo falta, hay cosas que saltan a la vista.

Con interesante no insinúo guapa. Ni inteligente. Simplemente fuera de lo común; quizás rara, quizás loca.

Leía una partitura mientras marcaba el ritmo con el pie. Con la mano libre acariciaba como sin querer una enorme funda negra que reposaba, junto a una mochila de montaña, a su lado. No había lugar a duda, escondía un trombón de varas. Se levantó sacudida por algún repentino impulso y cruzó el vagón dejando todos los bártulos donde estaban. Volvió a los cinco minutos, comiendo una manzana y bebiendo café. Extraña mezcla aunque, en aquel momento, no me pareció que desentonara en la escena.

Jamás vi a nadie comer una manzana así. Primero una mitad, a grandes mordiscos. Era como una carrera contra el hambre, alargando las zancadas hasta el horizonte. Luego fue royendo la pulpa hasta modelar una semiesfera casi perfecta. Empezó entonces por el otro lado, misma operación, mismo resultado, y terminó la manzana completa. Corazón, pepitas, nervios, rabo. Nada quedó. Acabó con el café de un trago a modo de rúbrica y guardó la partitura.

En ese instante me di cuenta de que le faltaba una falange de un dedo. Me reflejé mentalmente en ella: dedo medio, mano derecha. Todo encajaba. Hay casos, por supuesto, pero no es típico que una muchacha como aquella, tendiendo a delicada, rozando lo débil, tocase el trombón. Se me antojaba más propio el violín. La flauta travesera, llegado el caso, pero nunca el trombón.

En realidad, desde muy pequeña estudió trompeta. Su padre es un apasionado del jazz y, proyectando sus sueños en ella, la introdujo en el camino de los estándares, las frases y contrafrases, los solos eternos y las improvisaciones. Un día, jugando con su hermano a las cosas que se juega con los hermanos, se le cayó un objeto pesado encima del dedo. Aparte del susto, el dolor y todas esas cosas, tuvo que cambiar de instrumento.

Con el paso de la trompeta al trombón cambió también su personalidad. Son cosas que van unidas, supongo. Se cerró un poco al mundo. Más introvertida, reflexiva, más seria en todo caso. Pero también más observadora e intuitiva. Seguramente más cómoda consigo misma y con la suavidad con que las varas se deslizan dibujando un arcoiris tan ancho como sus brazos alcanzan.

Cuando llegó mi parada su pie todavía era un metrónomo. La casualidad quiso que se bajara tras de mí. Me giré y la perdí de vista entre la gente. Como no podía ser de otra forma, vive en un pueblo cualquiera en algún lugar entre Viena y Salzburgo. Tranquila como el instrumento que arrastra en una enorme funda negra.




En el tocadiscos:
Glenn Miller  -  Moonlight Serenade

jueves, 28 de febrero de 2013

Cosas sencillas.

Cosas sencillas no es lo mismo que simples. Que simple es el pensar de un bobo y sencilla es la ropa que cose mamá. Clamo a los cielos por las risas fáciles y las verdades que salen solas. Cuando aprendí a restar con llevadas algunos se llevaban ya, pero sin restar nada. Y nunca lo harán. Las cosas sencillas están en horas bajas. Plantar cebollas y pintar paredes son cosas sencillas. Comunes, se podría decir. Hace unos años. Hoy siguen siendo sencillas pero al mismo tiempo raras. Ahora hay que sobar pantallas táctiles y llevar el esquí en los genes. Sencillo no es lo mismo que poco. Restaurantes de cocina creativa y música electrónica. ¿Dónde está lo sencillo? La poesía con rima y métrica. Alberga tu ceja obscura / el saber del universo / por ella me hago converso / sin ella no hay más tortura. Los acentos en su sitio. Trancar la puerta, bajar las escaleras, caminar sin prisa, respirar, recordar, comprar en el supermercado, entrar en la estación a ver llegar un tren, volver por otro camino, entrar en casa y oler que las plantas necesitan agua. Cosas sencillas; que no triviales. Que trivial es perder contra la máquina y sencillo es el placer del juego. Pero ya da igual. Es tarde para los amantes de lo complejo. Los preocupados por el éxito, el futuro, la enfermedad, la opinión, el coche sin cerrar, las pulgadas de diagonal, la patria, el poder, la salvación.




En el tocadiscos:

lunes, 25 de febrero de 2013

Sirenas que no cantan.

Hay algunos síntomas del hastío
que atora las ideas y los sueños
nos prohíbe seguir siendo pequeños
tras la pubertad.

Veo los rostros quebrados por el frío
todas las espigas amarillentas
el son pesado de las horas lentas
perros sin edad.

Abro los ojos buscando sirenas
que me canten cuando sopla el gallego
el que trae la lluvia y azuza el fuego
al amanecer.

No encuentro sus aullidos quita-penas
ni sus cabellos irisando el alba.
Quizá cuando se extinga la luz malva
yo aprenda a perder.

Nadie me pisa los pies en la danza
de los locos en busca del pecado
nadie escoge hundido antes que tocado
al acordeón.

Destrozar los muebles en la mudanza
es más típico de lo que parece
cuando uno recibe lo que merece
no pido perdón.




En el tocadisco:
Quique González  -  Dallas-Memphis

domingo, 17 de febrero de 2013

Domingo tarde.

Se queda la noche en domingo tarde
en nieve seca y radiadores tibios.
Es lo mejor para escribir en balde
porque así la tristeza ya no es río

sino meseta, o altiplano andino.
Es tarde, más que noche, cuando sabes
que los pájaros recuerdan el nido
cuando entiendes que los pájaros baten

las alas aunque olviden el camino.
Y las velas llaman al viento Padre
buscando la tormenta y el castigo

y siempre encuentran en su aliento amable
una razón para tener destino.
Queda el domingo, tela y plumas de ave.




En el tocadiscos:
CocoRosie  -  Hairnet Paradise

sábado, 16 de febrero de 2013

Diarios de adolescencia.

Estamos perdidos. Fuera de sitio. No pedimos tanto. Casi sabemos lo que queremos. Parecernos a Serge Gainsbourg y encontrar a una Jane Birkin cualquiera para pasear los días nublados. Que nos quemen los pelos de las piernas. Compartir el silencio. Hacer de la existencia nuestro propio Rocky Horror Picture Show. Volar. Tener algo por lo que morir. Somos jóvenes y no nos conocemos. Buscamos drogas en las calles oscuras, pero no quedan mares pasadas las dos. Por nuestros padres sabemos lo que es el tiempo. Casi aprendemos lo que no queremos. Unir este mundo y el otro. Encajar.


Cuatro películas para adolescentes eternos: una, dos, trescuatro.
Edito: ...cinco y seis.




jueves, 14 de febrero de 2013

Postales que se perdieron (V): Desilusiones.

24/05/2010

Aviso a navegantes. Amarrad bien vuestras palabras. No las saquéis a pasear a la ligera. Cualquier descuido puede provocar enorme ilusión en algún interlocutor. Ilusión que por la implacable ley causa-efecto acabará en monumental desilusión.

Y desilusionarse es una vaina del carajo.




En el tocadiscos:
Corizonas  -  La cárcel de Sing Sing

martes, 5 de febrero de 2013

Sordos al piano.

¿Qué queda después de la diversión?
Arena esparcida por los rincones
como al volver de la playa
ese cansancio.
Cuadros que olvidaron la gravedad
cuadros
instantes
cuadros congelados o derritiéndose
Dalí sin segundero.
Colillas borrachas de tantos besos
carmín
cereza, carmesí.
Rojo ruso.
¿Algo más?

¿Acaso importa?
Escupideras llenas de ilusiones
promesas vacías de mañana
y mañanas que nacen muertas
o nunca nacerán todavía.

Con suerte
quedan las arrugas de reír.
¿No son de eso?
De velarse los carretes a oscuras
sordos al piano
que te hicieron bailar y menos.
Sordos al piano no
sólo quedan las teclas que tocaron
flotando.




En el tocadiscos:
Sigur Rós  -  Ekki múkk

jueves, 31 de enero de 2013

Me veo. Los veo.

Me veo en mi redonda y negra luna
en el hedor que me devuelve el viento
como un indiano que no hizo fortuna
como un Don Juan escaso de talento.

Como un diente sin risa que vestir
un fuelle desusado por la tos
un dolor en el cuerpo del faquir
un mirón en tu cena para dos.

Como lluvia sin calles que limpiar
el teclado mellado de tu piano
cualquier río que nunca llegó al mar.

Como planeta más allá de Urano
cansancio cansado de no cansar
cualquier imbécil que se sepa humano.

***
Los veo en su redonda y blanca luna
en el perfume que nos trae el viento
como ladrones haciendo fortuna
como estafadores de gran talento.

Como un cura con santos que vestir
un jarabe que camufla la tos
una cama de pinchos de faquir
un millón para ese; para aquél dos.

Como sangre que no saben limpiar
pasados pesados como un piano
cualquier yate amarrado junto al mar.

Como dioses se saben en Urano
dineros donados hasta cansar
a cualquier amigo: animal o humano.




En el tocadiscos:
Manu Chao  -  Mentira

domingo, 27 de enero de 2013

Andrea abre su bar.

Andrea es muy corpulenta, precedida siempre por sus enormes pechos y coronada por su pelo mitad oscuro mitad rubio platino que se recoge muy tirante en una larga cola de caballo. Después uno cae en su rostro con rasgos de algún modo delicados y en su feo caminar, entornando los pies hacia el interior. Podría suponerse patosa, pero no, Andrea es ágil al desplazarse y certera en los movimientos. El tatuaje de su espalda pone la rúbrica al aspecto de camarera profesional y rotunda

Cada día Andrea abre su bar a eso de las diez de la mañana; a veces a las dos del mediodía, pero de un modo u otro no tiene hora de cierre. Es un pequeño rock-café en el que se dan cita las gentes más pintorescas de este pueblo casi deshabitado. Taxistas alcohólicos, moteros expatriados, góticos que se han perdido, prostitutas jubiladas, etcétera. Bueno, y yo, inmigrante asustado, que suelo sentarme un poco al margen del jolgorio general.

El ambiente es alegre y distendido, las carcajadas suenan con estruendo y los abrazos se suceden y se hacen más frecuentes al acercarse la noche. Sobra decir que hay mucha cerveza. Los cubatas se sirven con dosificadores de esos en los que la botella se coloca boca abajo, dispensando un dedal escaso cada vez. Las dosis son cortas y Andrea lo sabe, por eso siempre añade uno o dos golpes extra.

Fuera el mercurio apenas marca cinco bajo cero, pero aquí el aire es cálido, incluso pastoso se podría decir. Está permitido fumar y, de hecho, es excepción el que no tiene una cajetilla de Marlboro y un encendedor posados junto a la cerveza. Los gestos de estas personas con el tabaco son naturales, nada que ver con las poses forzadas que acostumbro a ver. Parece que hubieran nacido con un pitillo entre los dedos.

De vez en cuando aparece un rockabilly genuino, con gomina y zapatillas Converse. Andrea recibe a todo el mundo con una deliciosa sonrisa, tan grande como cabe en su cara, pero a éste lo trata diferente, como si fuera un familiar o un oxidado amor platónico. De vez en cuando el rock duro da paso a Chuck Berry o a los Stray Cats o al mismísimo señor Presley. Cuando pasa eso, las prostitutas y los viejos moteros venidos a menos, y Andrea y el rockabilly de postín, se miran y mueven los hombros siguiendo el ritmo. Si están en vena se levantan y empiezan a bailar en la pista, como sacados de alguna novela de la generación beat pero con la narrativa ralentizada y la localización equivocada.

Hoy una cincuentona con demasiado maquillaje y mallas con estampado de leopardo se ha acodado en la barra a mi lado. Ha chocado su jarra de cerveza con la mía y ha empezado a hablar lenta y pesadamente. Descansando de cuando en cuando para pedirle un chupito de vodka a Andrea, me ha explicado la diferencia entre la cultura de los libros y la cultura de la vida. Pero eso ya es otra historia.




En el tocadiscos:
Jerry Lee Lewis  -  Me & Bobby McGee

lunes, 21 de enero de 2013

Soneto al mar.

Hoy te escribo desde la lejanía
yo, que tierra adentro tuve que huir
en busca de un quizá, de un todavía
de algún barquito con ganas de partir.

Bien guardada tengo tu espuma blanca
tus ecos plomizos de temporal
los destellos de oro que el sol te arranca
la humedad en mi piel, llena de sal.

Hoy te escribo para que no me olvides
aunque mis pies no se hundan en tu arena
ni tu rumor me calme como hacía.

Hoy te pido que en mi recuerdo anides
para que de viejo cuente con pena
que en tu horizonte hallé mi compañía.






En el tocadiscos:

jueves, 17 de enero de 2013

La conversación.

La conversación que se retuerce
es una conversación con vida,
risueña y, quizá, independiente.
Se deja sobar por cualquiera
aunque no todos sepamos sobarla.
Tiene algo de puta.
Sabe -o cree saber- del futuro
viniendo de guerras
de ahora y de hace tiempo
anclada en acuerdos
que no fueron pero que son
los que paren una conversación.
Aquí estamos la conversación y nosotros
con el humo y los vasos iluminando la estancia
cuando las cejas y las manos danzan.
A veces no hay silencio
y la conversación hispe los pelos
mientras nosotros...
nosotros nos dejamos llevar por su rabia.
Luego llega el suave después
con conversaciones desprendidas
del retorcerse de aquella
como retazos que la costurera deja caer al piso
con nosotros siendo menos nosotros
pero más todo(s) lo(s) demás.




En el tocadiscos (gracias a María Se Ríe):
Gil Scott-Heron - I'm new here

lunes, 14 de enero de 2013

Trueque.

Una alfombra que no vuela
me vendieron este enero
sin cuesta ni cenicero
ni ceniza que consuela.
Un vacío en la cazuela
me ha dejado este año viejo;
en su fondo, mi reflejo
me estrangula en el regaño
de no vender el rebaño
para salvar el pellejo.




En el tocadiscos:
Pat Martino  -  Lament

sábado, 12 de enero de 2013

Salas de espera.

Hola, soy yo otra vez. Perdón por la espera, pero la vida disfrazado no me ha permitido volver por aquí. Comprende mi tristeza. He abierto cajones con acceso restringido a personal no autorizado y me he manchado las manos. Ya sabes, nunca aprendo.

He estado viajando. Saboreando otra vez (en) el camino, encogiendo por momentos, buscando preguntas. Siempre hay estaciones dispuestas a contar historias. No todo son políticos de cortijo, expedientes de regulación de empleo y cinturones prietos. Los aviones conservan su asepsia de siempre. Los turistas todavía están perdidos. Los borrachos, con el mismo cartón de vino entre los pies y la misma cara de indiferencia, siguen dando que hacer a los guardias de seguridad. Estas cosas me tranquilizan mucho.

Supongo que te acuerdas de mi timidez como viajero. Suelo usar el inglés, idioma neutral por excelencia. Sencillo, útil y horrendo. Mentiría si dijera que no le saco partido. Las personas se muestran como son cuando creen que nadie las entiende. Cuando nadie les escucha. Es entonces cuando critican tu barba de terrorista, cuando dejan caer palabras obscenas junto al hombro de su acompañante, cuando se avergüenzan de su soledad. Y es también entonces cuando yo me siento parte de un mundo enorme que se desprende poco a poco del planeta. Y tengo que apoyar la cabeza en la ventana del tren y dejar que la vibración me despierte alguna conciencia.

En ruta no hay día ni noche, todo vale. Los libros se hacen intensos y los ojos miran más atentos, como si en ese sitio del que vienes flotase un gas que aletarga. Cuando estás ahí, perdido en algún lado, la aventura espera dentro de cada sombrero, tren o bazar chino. Puedes tajar el espacio entre inicio y final o demorarte en laberintos insospechados. Tú eliges. Tienes ahí los afiches, el tiempo, la duda. El miedo.

Viajar es importante, te lo he dicho muchas veces. Es importante porque, en el fondo, supone aprender a esperar.




En el tocadiscos:
Bersuit Vergarabat  -  Esperando el impacto