miércoles, 26 de febrero de 2014

El último amanuense.

R. es el último amanuense. No copia, no transcribe lo que le dictan. Es un amanuense puro y así le gusta considerarse. Cada día se levanta de su catre y, tras la higiene personal y el desayuno de rigor, sale a la calle armado con un cuaderno de gusanillo y un bolígrafo Parker que no recuerda quién le regaló. Desde el preciso instante en que abandona su edificio, sus ojos y oídos son receptores implacables, porque R. es amanuense y los amanuenses escriben. R. escribe todo lo que sucede.

Escribe que los negros han vuelto al barrio con las mantas y los DVDs y que los nuevos autobuses urbanos contaminan menos pero rugen más. Escribe que la gente anda de mala leche por la mañana y cómo el invierno tiene un color extraño este dos mil catorce. Cuenta cómo sonríe la pandera, haciendo parecer que setenta y cinco céntimos fueran fortuna y media. Describe el movimiento de la quiosquera cuando se aparta algunos cabellos para esconderlos tras la oreja.

Entre hecho y hecho cotidiano, devenires de los días del mundo y torpezas humanas, R. anota pensamientos inconexos. Son como pelusas que se desprenden de la alfombra y acaban reunidas en un punto de remanso cualquiera.

  • Sin motivo aparente, Moctezuma se ha vengado.
  • Creo que la mentira comienza a sentirse culpable.
  • Los poetas ya no se interesan por las faldas: son demasiado cortas.
  • Dentro de un par de lustros la palabra "sostenible" sonará igual que "hombreras".
  • Tapar el sol con un dedo depende de la perspectiva.
  • Seguro que la ambición existía antes que el universo.
  • El silencio.
  • Casi todo está mejor por escrito. Y con caligrafía angulosa.
  • Si Paciencia (ese ente) pudiera hablar, afirmaría que sus siete últimas letras / tres primeras letras son broma.
  • Las persianas tienen su fundamento en la siesta y viceversa.
  • Es lógico que pase lo que pase la orquesta siga tocando.
  • En el desierto no hay arena.

R. escribe eso y mucho más, pero ahora cruza la calle y es arrollado por un coche, dejando un intenso olor a goma quemada y papel escrito y pan recién hecho.




En el cinexín:
The Rovin Typist
The Writer (de Pierre Jaquet-Droz)

martes, 18 de febrero de 2014

Onanismo.

"Quítate las gafas y lame aquí". Nunca tuvo a quién decírselo pero lo susurraba cada noche con su mano prieta y sus vísceras expandiéndose. De repente cientos de coños antropomorfos aparecían desfilaban resplandecientes delante de su nariz, inundaban las sábanas y apestaban a látex. Todo blando. Cerraba los párpados con fuerza, concentrándose, respiraba hondo y relajaba la mano. Sin respuesta. Los pubis con piernas, con ojos, con labios -perversa redundancia- se quedaban hasta que el sueño le vencía, sin manchar su carne. "Yo, pecador, me confieso ante Dios".

Por la mañana se despertaba apartando vaginas y respirando por la boca para exhalar la culpa y evitar el olor a látex.




En el tocadiscos:
The Return South  -  Monarchs

viernes, 14 de febrero de 2014

U.S.

Vienen de allí drogados, joder
primero nos mandan el McDonald's
y después vienen ellos a cobrarnos
un riñón por un concierto
drogados, están enfermos
gritan como locos y tocan esa música del infierno
nos llaman peaceful town
joder, no somos ninguna town
aquí matamos a gente y la enterramos en los cimientos
por todos los Dioses ¿qué hacen ellos?
¿entran en institutos con ametralladoras?
eso no tiene gracia
están educados así
nosotros somos transgresores
nosotros inventamos la violación con suicidio
vienen de allí a jodernos el día
y nosotros les pagamos y nos divertimos.




En el tocadiscos:
Ezra Furman  -  I wanna destroy Myself

viernes, 7 de febrero de 2014

Puntos suspensivos.

A un tic-tac, si bien sordo, recupero
la perpendicular morena de antes,
bisectora de cero sobre cero,
equivalente ya, y equidistantes.
Calma en imperativo por su fuero,
con más cifras, si pocas, por instantes;
pero su situación, extrema en suma,
sin vértice de amor, holanda espuma.

Miguel Hernández

Las curvas, las curvas, las curvas,
las cónicas que ya no recuerdo
en su momento gobernaron el mundo
o mi mundo.
(Apolonio no conoció el Ku Klux Klan.)
Las rectas, las rectas, las rectas,
las verdades y las normas y el orden
tan deseado por la mayoría
pero tan detestado por otros tantos.
(Todos queremos la barba de Lizano.)
Los números, los números, los números,
los modelos que describen el universo y sacian
la curiosidad de los aquejados de complejo de Dios
o de los que jamás nos conformamos con las respuestas.
(Goldbach murió hace años.)
Los puntos, los puntos, los puntos.




En el tocadiscos:
Ezra Furman  -  And maybe God is a Train

lunes, 3 de febrero de 2014

Como la vida.

La vida es desde su primer instante
un guante arrojado a tierra
una mirada de desafío y un desafío
menos obvio que el que acaba en guerra.
Es, cómo decirlo, un instante cualquiera en que
los chapiteles destrozan el cielo en púrpura
y ámbar y escarlata y nubes aturdidas.

Perder cada día se convierte en un deber
no aceptado, una mesa cojeando desde el alma de árbol
o las vidas que queremos se olvidan en la batalla
o las vidas que queremos se nublan entre plegarias
debajo de los chapiteles que apuntan al cielo destrozado
en colores salvajes como la vida.

Como la vida.

La vida es alejarse diez pasos
para ver el bosque antes de escuchar
el sonido del árbol al caer.
Alejarse diez pasos si se ha elegido
un arma de fuego al atardecer.




En el tocadiscos:
Prag  -  Zeit