jueves, 6 de junio de 2013

Historia de un tendal.

Está la ropa tendida y los gorriones
bailan con la yedra.
No queda veneno en la tienda de ultramarinos.
Tuve un vecino que mataba topos
con una escopeta de hierro de dos cañones.
Bajaba por las tardes a la era y se plantaba
como un roble
con una larga rama apuntando a la topera.
Y esperaba.
Yo iba y venía por el camino que llevaba al pueblo
con el trajín de un muchacho con la vida por devorar
mientras él
esperaba
sosteniendo firme el macabro objeto.

Están las prendas colgando
como murciélagos de colores y los gorriones
bailan con la yedra.
No tienen queroseno en la tienda de ultramarinos.
Tuve un vecino que esperaba con su escopeta tieso
como una vela
con un apéndice de cera apuntando a la tierra.
Y esperaba.
Yo iba y venía por el camino que lleva a mi casa
sintiendo los árboles insectos gigantes frotándose las patas
mientras él
esperaba
con la macabra esperanza de llegar a matar.

Está el tendal donde siempre estuvo
usando la gravedad a su manera y los gorriones
bailan con la yedra.
No recuerdo cuándo cerró la tienda de ultramarinos.
Yo voy y vengo.




En el tocadiscos:
Boza - La dueña del Abecedario

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