lunes, 27 de septiembre de 2010

Pasen y vean.

Es lunes. Pero estoy de vacaciones. La semana que viene miraré a mi alrededor a través de otro cristal. De momento me parece todo una mofa. Puede ser que esté estos días en modo vividor-al-que-le-da-igual-todo. Mas creo que no es eso. A lo mejor es que he evolucionado. Quizá, a pesar de que no he vivido en mis carnes momentos como los que nos recuerda esta entrada, estoy ya un poco de vuelta de todo. El caso, sea como fuere, es que esto de la huelga de pasado mañana y todo su decorado me parece un poco broma.

Veamos, no se me malinterprete. No es que me parezca una huelga inútil, ni que los sindicatos no tengan qué decir. Nada de eso. Voy más allá. Me parece una pantomima todo el panorama general. El horizonte completo. Desde Cándido hasta Mariano. Incluso Cayo, que de vez en cuando parece honesto -al menos en intenciones- otras parece sacado de una película de Berlanga.

Y lo intento. Intento darle importancia al percal que tengo ante mis narices. Que si el futuro depende de estos detalles. Que si tenemos que hacernos oír. Que si patatín. Que si patatán. Pero... ¿de verdad es alguien capaz de ver el show como un espectáculo serio, cuando los principales actores son dos aprendices de payaso que lo único que hacen es discutir, dispararse con pistolas de agua y contar chistes?

Cuando yo era pequeño, miraba los carteles de Felipe y Jose Mari, y parecía gente que tenía un plan. Enfatizo el parecía. Ahora el plan es que no hay plan. Lo cual es muy tranquilizador. Ni con todo el festival de comunicados, treguas, máscaras y pistolitas de ETA, gobierno y oposición parecen más consistentes. Más aún, la obra de teatro queda mucho más completa: Payaso número uno, payaso número dos, resto de payasos menos queridos por el público, y equipo de payasos malos que llevan en una mano un hacha de juguete y en la otra una serpiente de plástico. Eso sí, a veces el equipo de payasos malos cambian su atrezzo por armas de verdad y le pegan un tiro a alguien del público. Y entonces se pasa de comedia a tragicomedia. Porque lo del payaso número uno y el payaso número dos, es siempre para desternillarse.

A años luz queda que alguien se prenda fuego vivo por unas ideas. O que un señorín se plante delante de unos tanques. Pero claro, es perdonable, porque los ideales, con esto de la crisis cotizan a la baja. Lo mismo es momento de comprar acciones.




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martes, 21 de septiembre de 2010

Retrato (I).

Es una persona curiosa. Y digo bien: persona. Eso ya es bastante en los tiempos que corren. El adjetivo es para que no quede manca la frase, ni triste la palabra "persona". También podría decir buena, ilusa, inteligente, sensible o con altas tendencias a la adicción. Y mucho más.

Conduce de forma agresiva. Pero segura. No le gusta el flan ni las natillas. Llora con las cosas que hay que llorar. Y con un alto número de cosas por las que no merece la pena llorar. Come rápido y bebe güisqui con cocacola. Entre otras cosas. Le encantan los juegos de mesa. Excepto el ajedrez. Aunque quizá eso es más bien un deporte. No soporta a la gente desagradecida. Adora los masajes. Como nos pasa a casi todos. Se empeña siempre en ver las cosas de una forma distinta. De ahí viene la cuarta palabra de este texto.



¿Has subido la vista al primer renglón? Qué fácil se te controla. Sigo. Le gustan las canciones de Julio Iglesias, Mari Trini, Camilo Sesto y demás artistas con mayúsculas. De los que ya no quedan. Quitando a Falete y pocos más. Los domingos por la tarde le duele el cuello. De vez en cuando le gusta leer libros de autores japoneses. Seguramente de ahí sus problemas de salud mental. No va a nadar. Se acuerda de Dios cuando las cosas le van mal. Y de su ego cuando le van bien. Se mancha toda la cara cuando come, y no sabe beber sin eructar algunos segundos después. Eructa aire, no segundos. Le encanta liar cigarros. Hay quien dice que también fumarlos. Es del Barcelona. O de Guardiola. A veces no da pie con bola. Guardiola tampoco. Acostumbra a cantar. La gente de su alrededor no se ha pronunciado al respecto. Le apasiona el buen vino. Y sabe disfrutarlo. Piensa lo que le da la gana. Y lo suele decir. Las dos frases anteriores tienen mucho valor. Las frases no, quiero decir su significado.


Y se podrían decir muchas cosas en esta descripción, pero se convertiría en aburrida. Y no se trata de eso. Para acabar una sospecha. Se cree que a veces es feliz. Sujeto impersonal, no verbo reflexivo.








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domingo, 19 de septiembre de 2010

Macosia.

Hay un lugar bastante especial del que casi nadie sabe. Es un sitio poco común, pero tampoco extraordinario. No tiene altísimas montañas, ni playas de agua cristalina. El clima no es muy halagüeño, pero los que han estado allí dicen que se vive mejor que en ningún sitio. Hablo de Macosia.

Macosia tiene grandes ventajas sobre el resto del mundo. Son cosas que a menudo pasan desapercibidas, pero que tienen su importancia.

En Macosia no hay petróleo. Y nadie está interesado en especular con él, así que no hay gasolineras. No es muy grande, así que se va a todos lados a pie o en bicicleta. En Macosia los perros no llevan bozal -aunque hay bozales-. Porque allí no tiene sentido morder a nadie. Ni adiestrar para ello. En Macosia no se grita. Se habla en un tono entre bajo y medio. Y es que han decidido que si están lejos, es mejor acercarse para favorecer la comunicación. En Macosia no hay prensa rosa. No se ha encontrado explicación para esto. Aunque tampoco se ha encontrado explicación de porqué en otros lados sí la hay. En Macosia los helados son siempre de dos bolas. Han estudiado el tema, y con una bola se desperdicia mucho cucurucho. En Macosia ser músico callejero es un trabajo remunerado por el gobierno. Lo mismo ocurre con los cuentacuentos, malabaristas y demás artistas ambulantes. En Macosia, por contra, está prohibido ser un Hombre-Gris. Sólo se puede llevar traje y corbata (u otras variedades de atuendos protocolarios) si verdaderamente uno quiere, nunca por obligación. En Macosia "La violencia machista" es un grupo de Punk-Rock-Progresivo. Además tiene mucho éxito entre los adolescentes. En Macosia los mosquitos son domesticables. Y con paciencia se puede conseguir que hablen. En Macosia es imposible expulsar a los Gitanos. Son la raza más abundante. En Macosia los políticos no mienten. Porque si lo hacen, son castigados. Tienen que llevar bozal durante un mes por cada falso testimonio. En Macosia...

Bueno, otro día cuento más cosas de Macosia. De momento seguiré informándome sobre su ubicación, porque GoogleMaps me ha fallado. De todas maneras, no me doy por vencido. Mañana probaré una forma de búsqueda mucho más fiable: tiraré al mar un mensaje en una botella pidiendo a los habitantes de Macosia que me la devuelvan con las coordenadas. Es cuestión de tiempo.








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viernes, 17 de septiembre de 2010

Las mariposas.

Las mariposas se han vuelto carnívoras
y se arrastran como nubes de plomo.
Se acerca el otoño y yo no sé cómo
sobrevivir en este mar de víboras.


Avanza el veneno en la cañería
y, la verdad, no lo quiero parar,
me parece mejor verlo abrasar
todo hasta que sea nada vacía.


Comen carne ahora las mariposas
y se rebozan entre falacias,
dejando cuchillos entre las rosas.


Finaliza el verano y sus  fragancias
ya no son más que piedad y otras drogas,
simples garabatos: hola, adiós, gracias.





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El despertar.

Para cuando despertó ya era demasiado tarde para que sirviera de algo darse cuenta de lo tarde que era. Pero él no lo sabía.

Eso fue lo que le salvó.







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miércoles, 15 de septiembre de 2010

La conversación múltiple o cómo no mentar a la madre de alguien del que depende tu futuro.

Estoy verdaderamente encantado. Anonadado con este país mediocre, chabacano, cutre. Embelesado por este país que es una casa de putas esta España de tacón de aguja y abrigo de leopardo. Estoy enamorado de esta sociedad viciada, anclada en en unos tópicos autoaplaudidos y ya más que obsoletos. Pero que nos han convertido en lo que somos. Y mejor aún; en lo que queremos ser.

No puedo más que adorar este territorio poblado por gente que se vanagloria, que se crece por su picaresca de 'soy el que más gana haciendo el que menos'. Después llega Paco con las rebajas y empieza a tirar viviendas abajo. El uno construía sin permisos -si llegara el caso, ya se apañarían luego- y los otros sabían que compraban algo ilegal. Pero claro, o casa gratis, o después pueden pedir pasta. Que además seguro que tienen depresión. Posparto. No te jode.

De risa todo. De partirse el cigüeñal a carcajadas. Me apasiona que aquí la forma de entrar a trabajar sea por enchufe. O follándote al jefe. O a la jefa. Fornicios en todas sus versiones, por supuesto, heterosexual, homosexual, bisexual, estereosexual, zoosexual, citosexual, etcétera. Que los méritos académicos, véase Másteres-del-Universo, se compren a golpe de talonario. No es tu currículo, hijodelagranputa, es una fotocopia de la cartilla de tu padre.

Y por extensión, podemos seguir hasta los niños. Esos a los que en algún momento de la evolución se les atrofió la porción de cerebro en la que se almacena el 'gracias' y el 'por favor'. Palabras, palabras... no son más que palabras.

Pero en fin. Estoy muy tranquilo, ya que estoy atado aquí por tiempo indefinido. Así que no podré más que seguir maravillándome con las proezas de la casta española.


¿Y todo esto a qué viene? Pues a que he tenido hoy una más que enriquecedora charla con un señor muy sabio. Tan tremendamente ilustrado, que no albergaba ninguna duda de poseer la verdad absoluta. Esto, quieras que no te hace crecer como persona. Y yo he crecido hoy -hablo intelectualmente- hasta el punto de ser capaz de tener dos conversaciones a la vez -para los que no me lean mucho, soy un hombre: no es habitual en nosotros poder hacer dos cosas al mismo tiempo-.

Estas dos conversaciones han sido una con un bastardo mi interlocutor y la otra conmigo mismo. En la primera trataba de que alguien aposentado en el olimpo de los dioses, y sabedor de tener todo el conocimiento en su mente, dedicara diez minutos de su valioso tiempo a intentar entender las explicaciones de un patán como yo. He reflexionado hace un par de horas, y creo que quizá hubiera almas tratando de entrar en el edén, y por eso se resistía a escuchar. En la segunda trataba de que mi ego más visceral no mandara al mencionado erudito a tomar por el culo freír espárragos, y saliera de la sala con un portazo que se oyera en Nueva Zelanda.

El segundo de los debates ha sido muy fructífero. Gracias.




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lunes, 13 de septiembre de 2010

Desde la colina.



Pisó el asfalto, húmedo, como si fuera otoño. Caminó rápido, pero sin prisa, como si fuera joven. Subió hasta lo alto de la colina, como si fuera Domingo. Miró al horizonte, como si fuera el mar. Paladeó el sabor de esa mentira, como si fuera piadosa. Se sonrió a si mismo, como si fuera fácil. Y descendió nuevamente, como si nada hubiera sido.







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domingo, 12 de septiembre de 2010

La caída.

Se observaba buscando
una manera
de salir del agujero.
Pero
sólo
encontraba frustración.
Y volvía a notarse ca-
er.
Bajar,
bajar,
bajar...
Ba
jar
ca
da
vez
más
r
a
p
i


d




o.
Hasta chocar           contra   el suelo           y           q   u   e   b   r   a     r        s                e.








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sábado, 11 de septiembre de 2010

Y dos hijos rubios de ojos azules.

En términos generales estaba contento. No era feliz, pero no le faltaba de nada. Tenía una esposa guapa e inteligente, un puesto de trabajo respetable, y dos hijos -macho y hembra- rubios con los ojos azules. Vivía en un chalé de una urbanización de 16 viviendas situada en el extrarradio de la ciudad. Conducía un Mercedes gris plata. Vestía náuticos, pantalones Levi's y polos Lacoste. Tenía polos de muchos colores, aunque prefería los más juveniles: rosa palo y verde pistacho.


Dos veces por semana quedaba con sus amigos para tomar unas cañas y hablar de fútbol, coches y política. Una vez a la semana iba a jugar al pádel con su mujer, la hermana de su mujer y el esposo de la hermana de su mujer. Los domingos por la tarde iba con su mujer y con sus dos hijos rubios de ojos azules al centro comercial. Una vez al mes, llevaba a su hijo, rubio de ojos azules, a ver un partido de fútbol, mientras su hija, rubia de ojos azules, y su esposa cocinaban algo juntas.

Practicaba sexo con su mujer tres veces por semana. Martes, jueves y sábado, siempre que el sábado no coincidiese con uno de los partidos de fútbol a los cuales iba con su hijo rubio de ojos azules. Se masturbaba una vez al día, alternando un día en el trabajo, otro día en casa. Esporádicamente tenía sexo en la oficina con su secretaria. Estos encuentros le resultaban sensiblemente más excitantes que los coitos que realizaba martes, jueves y sábados con su mujer.

En primavera se iba un fin de semana con sus amigos de caza. En verano pasaba dos semanas con su esposa y sus dos hijos rubios de ojos azules en algún lugar con playa. En navidad, cenaban en Nochebuena en casa sus padres y comían el día 25 en casa de los padres de su esposa. Esto ocurría los años pares; los años impares procedían a la inversa. Algunos días de finales de verano o principios de otoño, si la meteorología acompañaba, improvisaba una barbacoa en el jardín para su esposa, sus hijos rubios de ojos azules y los 3 habitantes del chalé contiguo; una pareja y su hija -morena de ojos negros-.

Un miércoles, volvió a su casa después del trabajo, saludó a su mujer con un beso casi inexistente, a sus hijos rubios de ojos azules con sendas caricias en la cabeza y entró al trastero. Salió 2 minutos más tarde con su escopeta de caza.




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viernes, 10 de septiembre de 2010

jueves, 9 de septiembre de 2010

Calculando diques.

Igual que me ves calculando diques
me puedes ver masticando palabras...
No importa qué tipo de tierra labras;
lo importante es el tiempo que dediques.


Porque mejor más tarde que jamás
estará mi esfuerzo recompensado.
Me podrás decir que me he equivocado,
pero que probé también lo dirás.


Para cuando llegue mi oscuro juicio
dormiré bien, sereno y muy orgulloso
aunque no disponga de beneficio:


que prefiero acabar negro y mugroso
a ser el más rico del edificio
amén de avaro, tacaño, envidioso...





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martes, 7 de septiembre de 2010

Cenizas.

Llueve ahí fuera. Seguramente huele a esa mezcla de polvo y hastío, a ese mes de Agosto putrefacto. Sus cenizas me han manchado entero. Normal. Como pasa siempre, es peor lo que viene después del fuego. Seguramente huele a eso. Aquí no hay nada. Solía oler a incienso, a pies, a grafito, a desodorante, a celulosa, a madrera, a franela. Solía oler a música, a matemáticas, a ceños fruncidos, a castigo, a tic-tac. Solía. Las paredes se dignaban a veces a dedicarme alguna mirada cómplice. Las ventanas me dejaban respirar de vez en cuando. Ya nada.

Antes me preocupaba de cerrar las puertas del armario. El monstruo que vive dentro tenía la costumbre de estropearme los sueños. Pero ya ni eso (o quizá es que ya no sueño...). De par en par están, con sólo la ropa colgando con desgana, como cuelgan los despojos de motivación de mis neuronas. Sacrificio vano.

Es conmovedor ver cómo ramas del árbol se van quebrando y quedan sujetas por una corteza, una beta, algo casi intangible. La savia llega ahí y, con cara de sorpresa, se da la vuelta y busca otro sitio. Litros de lágrimas afloran en mis ojos al ver cómo ese ser vivo se va rompiendo. Brazo a brazo. Seguro que sufre lo indecible. Mejor hubiera sido talarlo de joven. Y hacer una buena chasca con la que quemarme las manos. Ahora es demasiado trabajo. Será mejor esperar a que muera agonizante, como un anciano, inútil en su silla de ruedas. Caerá por su peso. Y esperemos que debajo haya algo que de un poco más de gracia al momento. Algo que suene seco. Chof. Y que sangre, a ser posible. El ocre y el rojo combinan bien.



En el tocadiscos:

lunes, 6 de septiembre de 2010

Estar en pretérito perfecto simple.

Estuve ya nadando en un pantano,
estuve ya espiando a la vecina,
estuve ya durmiendo en la cocina,
estuve ya sintiéndome un marrano.


Estuve ya entre dimes y diretes,
estuve ya bailando con las lobas,
estuve ya comprando lo que robas,
estuve ya vendido en dos billetes.


Estuve ya feliz en mi locura,
estuve ya más afuera que adentro,
estuve ya apedreando a ese cura.


Estuve ya en el norte de tu centro,
estuve ya enterrado en la amargura,
estoy ahora contento de estar muerto.








En el tocadiscos:

domingo, 5 de septiembre de 2010

O.

Siempre hay varios caminos. Siempre. Pero, ¿qué nos lleva a elegir uno u otro? El angelito y el demonio están sentados uno en cada hombro. Pero hay muchos más bichejos juguetones hablándonos a todas horas. Uno que tiene mucha enjundia es el Orgullo.

El Orgullo es un muchachuco enclenque y poco agraciado. Es inteligente, pero sobre todo valeroso. Cuando nadie resiste, cuando todo parece perdido, cuando dar media vuelta es la opción más lógica, aparece el Orgullo, nos hace tragar saliva y dar un paso más hacia delante. En ocasiones el beneficio obtenido será mucho menor que el esfuerzo realizado, pero eso al Orgullo le da igual. Algo en el fondo del cerebro nos dice que ha merecido la pena.

Siempre hay varios caminos. Siempre. Pero, ¿qué nos lleva a elegir uno u otro? El angelito y el demonio están sentados uno en cada hombro. Pero hay muchos más bichejos juguetones hablándonos a todas horas. Uno que tiene mucha enjundia es la Obsesión.

Philippe Petit entre las Torres Gemelas.
La Obsesión es una mozuca guapa y con mucho garbo. Aparece en nuestro interior un día sin avisar, y comienza a percutir con una idea. Percute y percute. En muchas ocasiones la Obsesión no tiene ninguna lógica. En otras, es coherente, pero a medida que se instala en nuestra mente, perenne e inquebrantable, va perdiendo el sentido. Sólo hay una forma de que la Obsesión deje de atormentarnos. Llevar a cabo el propósito. Cuando esto ocurre, la Obsesión entra en un placentero estado de relax, que, en la mayoría de las ocasiones, dura poco.

El Orgullo y las Obsesiones, aunque son conceptos opuestos, se tocan como el día y la noche. Uno no es nada sin el otro. Y nosotros no somos nada sin ellos.



En el cinexin:


viernes, 3 de septiembre de 2010

Un caracol.


Cuando tenga usted un mal día, tome un tierno caracol entre sus manos, deposítelo frente a sus pies y mírelo desde lo alto. Siéntase grande y poderoso. Después, píselo lentamente, apreciando cómo trisca la cáscara y se expande el viscoso cuerpo. Vaya haciendo reiterados giros de tobillo a medida que aumenta la presión ejercida hasta el máximo.

Retire el pie y observe. Se dará cuenta, de que se puede estar peor.



"La sola idea
de que una cosa cruel
pueda ser útil
es ya de por sí
inmoral."

Marco Tulio Cicerón.





En el tocadiscos:


jueves, 2 de septiembre de 2010

Sed.

Miras mis manos y me maltratas con tus meticulosas mentiras.
No necesito nada nuevo. 
Serviría con saber que sondeas mis sentimientos y saboteas mi serenidad sólo para saciar tu sed de sangre.
Tus tiernos 'tequieros'  taladran mi testa y triplican mi temor a terminar tarado.
Las verdades me vapulearían como viruta al viento y me vería como un vasto vómito vertido en una vereda.
Por eso prefiero perderme en un paraje de pueriles parabienes.
Cuando comiences a contar canas caerás en la cuenta de que careces de camaradas.
Dormirás con la desdicha de deambular duchada en dolor.

Y yo ya no lloraré.





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miércoles, 1 de septiembre de 2010

¿Qué precio tiene?

"El tiburón del dinero" (El Carmel, Barcelona) - Blu


En estos tiempos -y en estos lares sobremanera- vivimos en una cinta transportadora. No nos movemos, nos mueven. No decidimos, deciden por nosotros. Ni tan siquiera decide alguien en concreto. En la mayoría de las ocasiones decide una inercia latente en el ambiente, un hilo invisible que nos empuja a hacer lo que el grupo hace.


Llueve información económica. Llueven promesas políticas. Llueve entretenimiento basura. Llueve, y no tenemos paraguas.

En esta era el interés todo lo puede. Como leía en una entrevista a Leonor Watling hace unos días, no se habla de cosas vanas, etéreas, que no tienen otro porqué más allá de la conversación, el disfrute y la metáfora per se. Además, no hay forma de escabullirse. Somos esclavos de nosotros mismos, queramos o no. Pocos afortunados locos consiguen vivir lejos de la plaga de anticultura-viva-el-consumo que lo cubre todo como una pátina putrefacta.

Pero yo, que nací con un optimismo ligeramente patológico, creo que todavía hay solución.

"Cristo del consumo" - Banksy
Desechada la opción de una masacre selectiva (bien mediante armas biológicas ultrainteligentes, bien a guillotinazos) por motivos éticos, propongo coger el macuto que todos portamos día a día, ese en el que almacenamos qué trabajos tenemos que hacer, cuánto dinero nos falta para llegar a fin de mes, qué equipo juega el Sábado a las nueve y media, etcétera,  y meter dentro un poco de arte y un poco de literatura. Para algunos parecerá una pérdida de tiempo, pero por probar tampoco se pierde nada. Hay muchos tipos de arte y lecturas para todos los gustos. Repito, t o d o s. 

Y es que poca esperanza más que esa me parece que queda en este mundo enfermo de avaricia, ciego de placer instantáneo y con la gula como estandarte. 



En el cinexin: