viernes, 17 de noviembre de 2023

Diario de un descenso a la nada (XVIII).

Me laten las sienes, se me tiñen
las comisuras de un dulzor tenebroso
—créeme, que yo sé de presagios—.

El camino cuatro veces torcido, el puentuco,
las cagigas y los avellanos siseando
parecieran testigos cínicos de tu avance
con esa virgen a cuestas
repletita de monedas y secretos.
¡Ay, cuántas veces la miré sin entender!

Se disuelve el futuro a cuatro domingos por mes
o a sesenta pulsos por minuto
—que yo sé de sangre—.
La paciencia, sin avisar, dejó de quererte.




En el tocadiscos: Bill Evans - Some Other Time