martes, 21 de mayo de 2013

Letanía del pescador pretencioso.

Que pesque hoy un pez
y mañana dos.
Que las sirenas se apiaden de mí
en las noches de Venus brillante.

Que mis redes se ensanchen en la mar
como los brazos de un arcángel.
Que si los vientos tumban mi barca
en tierra aplaudan mi valor.

Que mi hijo respire salitre
hasta querer ser pescador.
Que juntos cada noche contemos los frutos
mojados por horas a la deriva.

Que haya para vivir y para vender
y quizá para tener una flota mía.
Que mi mujer mire los atardeceres
desde sus manos ya sin callos.

Que no entiendan mis barcos
de tormentas ni de faros.
Que arranquen de las profundidades
desde Poseidones hasta Nereidas.

Que vuelen por el puerto mis banderas
y retumbe mi nombre en la lonja.
Que mis pies ya no estén húmedos
ni mis brazos calcinados.

Que crezca mi familia y engorde mi bolsa
con el sudor y el ceño fruncido de otros.
Que recuerde apenas la herrumbre del ancla
manchando de rojo la playa.

Que llegue a tener tanto que no tenga nada
nada que hacer entre aurora y aurora.
Que me convenza de haber hecho tanto
como para merecer un retiro hermoso.

Que encuentre una barca pequeña
en la que sólo quepamos mi vida y yo.
Que se consuman mis días pescando
hoy un pez y mañana dos.




En el tocadiscos:
The Waterboys  -  Fisherman's Blues

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