domingo, 31 de julio de 2011

Retiro espiritual.

Coches copados de bártulos varios
carreteras que arden bajo las ruedas
sonrisas rodando por las veredas
-olvidarse de todos los horarios-.

Manos embadurnadas de comida
ríos que se clavan como cristales
gritos, saltos, instintos animales
-abrigarse con historias vividas-.

Soles sinceros, que casi no quedan
noches bien frías y bien estrelladas
-sensaciones de esas que el alma enredan-.

Velas con olor, luces apagadas
un par de horas más para los que puedan
-yo vuelvo ya a mi tristeza aceptada-.





En el tocadiscos:
Rayito de luna - Los Panchos

jueves, 28 de julio de 2011

Lo veo venir.

Mientras el cielo se enjuga las lágrimas, el verano parece dejar de fingir.

Aquella presión leve pero constante va volviendo a mi pecho igual que tiempo atrás, cuando septiembre empezaba con mayúscula. Es entrañable recordar, porque sabemos que nada volverá a ser lo mismo. Y a pesar de todo, el miedo nos insulta. El mundo no gritará en mis oídos con la misma fuerza y todas aquellas buenas intenciones se desmadejarán en el tiempo como las olas lo hacen en los acantilados. Una y otra vez sin aprender; una y otra vez de forma diferente.

Ágil como sus dedos escondiendo un mechón tras la oreja, fugaz como los amores de bar e implacable como la maldad de los ignorantes. Así es como lo veo venir. Y lo temo.





En el tocadiscos:
Russian Red - The trees, the sun

miércoles, 27 de julio de 2011

Primera frase para ponerse de los nervios.


Lo natural es bueno; lo artificial es malo.

Me revienta oírlo. Y me repatean también todos los "ecologistas" de fachada que enarbolan esas palabras para convertirse en los tipos más guays, íntegros, medioambientalmente correctos y supermegaconcienciados del mundo. Y me toca las gónadas porque, para empezar, habrá que saber lo que es 'natural' y lo que es 'artificial', y la mayoría ni se ha parado a pensarlo. 'Bueno' y 'malo' también son conceptos que habría que analizar, pero eso daría -de hecho ya ha dado- para páginas y más páginas, así que tomaré su significado como trivial. Lo que cada uno quiera entender, vaya, me la trae al pairo.

(Del lat. naturālis).
1. adj. Perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas.
2. adj. Nativo de un pueblo o nación. U. t. c. s.
3. adj. Hecho con verdad, sin artificio, mezcla ni composición alguna.

(Del lat. artificiālis).
1. adj. Hecho por mano o arte del hombre.
2. adj. No natural, falso.
3. adj. Producido por el ingenio humano.

Me quedo con las tres primeras acepciones, ya que el resto tampoco dan mucho más de sí. Podéis pinchar y comprobarlo. Bien, el caso es que sólo leyendo las definiciones, se van al suelo el 75% de los fantásticos propósitos y ultramodernas formas de pensar de los neonaturalistas de los que hablaba arriba, oiga. Me explicaré un poco más, por si no fuera suficiente con lo que dice la RAE, y además para rellenar un poco la entrada.

Suelo desplazarme en coche. Es una máquina Es un producto del ingenio humano. Es artificial. Es malo. Optaré entonces por ir en bicicleta. Sigue siendo una máquina... un momento: resulta que cualquier máquina es mala, tenga o no motor, suene o no, dé o no dé luz. Vaya, pues nada, a ir caminando se ha dicho. Pero, mecagüenmiestampa, tengo que caminar descalzo, porque unos zapatos están hecho por mano del hombre (si son artesanales) o por una máquina. Y una máquina ya hemos dicho que es mala ¿había quedado claro, no? Ale, queda claro, no tengo más opción que caminar descalzo y en bolas, porque la ropa es igual de artificial que los coches, o quedarme en casa. Ah, no, que una casa también es fruto de la mano y arte del hombre. Anda, pues a una cueva o a la intemperie...

Joder Yeamon, qué extremista eres, puedes ir con sandalias de cuero y vestirte con prendas de fibras naturales, diréis. Ya, pero serán ropajes artificiales igualmente ¿no? Este mismo razonamiento podría seguirse para otros de los puntos habituales de discusión, como la comida.

Si no es suficiente, continúo. La gran mayoría de la gente estará de acuerdo conmigo en que la cultura es buena. Ahora bien, la cultura es artificial. El cine es artificial. La literatura es artificial. Espera, espera. Eso es discutible. Se puede llegar a la cultura como evolución natural del lenguaje. Sí, puede aceptarse como discutible, pero ¿un libro no sería un tipo de máquina? o, ¿no sería cuando menos un soporte artificial? Recientes estudios científicos afirman que leer es antinatural. No estamos hechos para concentrar tanto nuestra atención en algo concreto. Nuestro cerebro está concebido para estar alerta, atender a muchos estímulos a la vez. Por consiguiente, ¡nuestro cerebro está más naturalmente preparado para navegar por internet que para leer!

Sobra divagar sobre lo natural. Y no me voy a meter en el pantanoso tema del tabaco y las drogas. Seguramente comer piedras es natural, no hay ninguna intervención humana en las mismas, y sin embargo, no se puede considerar bueno del todo. Al menos eso piensa mi estómago.

Bueno, ya está. Voy a tomarme un vaso de leche y a la cama. Que ya me he desahogado bien. No, pardiez, no. Hay una muy extendida teoría que dice que los adultos no deben beber leche. Que es antinatural.Y claro, somos los únicos animales que toman leche toda la vida. Tiene su lógica. Pero, carajo, también somos los únicos que leemos, componemos música clásica y pintamos cuadros. ¿No puede ser que nuestro nivel de bienestar haya hecho que podamos permitirnos aprovecharnos de las vacas para sacarles su leche? ¿No puede ser que los terneros no hagan lo mismo (a) porque es una forma de ahorrar energía para sus madres; (b) porque no son suficientemente listos?


En fin, que no fumo.





En el tocadiscos:
Marihuana - Porretas

viernes, 22 de julio de 2011

Esa sábana.

Flamea esa sábana en el balcón
igual que una bandera desteñida
o una llama todavía prendida
de esta España que arde por vocación.





En el tocadiscos:
Mercedes Sosa - Canción de amor para mi patria

jueves, 21 de julio de 2011

10+3 frases para ponerse de los nervios.

Hay una serie de tópicos que me sacan de quicio. Algunos pueden ser medio-ciertos, pero con muchos matices. Lo peor es que mucha gente se los cree y los defiende como Ana Obregón a su cirujano.  Así que he decidido dar mis argumentos para demoler todas estas falacias. En futuras entregas, cual telenovela venezolana, hincaré el diente a cada una de las trece oraciones que acompañan estas líneas.

  1. Lo natural es bueno; lo artificial es malo.
  2. El deporte femenino es igual de espectacular que el masculino.
  3. Una buena formación asegura un buen puesto de trabajo.
  4. ¿'Couchsurfing'? ¿autoestop?, sí hombre, para que me roben o me maten.
  5. La democracia es un sistema justo.
  6. No puedes ponerte nervioso antes de un examen, con todos los que has hecho.
  7. Si no te gustan los políticos que hay, entra en un partido o forma uno tú.
  8. Los futbolistas ganan tanto porque lo generan.
  9. No puede ser que tengas ganas de sexo otra vez.
  10. En la guerra civil los dos bandos eran igual de malos.
  11. Tú tienes que saber de esto, que has estudiado una carrera.
  12. Las apariencias engañan.
  13. Mi hijo no bebe.


Huelga decir que no pretendo convencer a nadie. Ése nunca ha sido el objeto de esta barba descuidada y poco convincente.




En el tocadiscos:
Animal Colective - In the Flowers

martes, 19 de julio de 2011

Dejadme.

Dejadme ser un cualquiera: un obrero, un viajante, una puta, un quiosquero, una ama de casa, un trilero. Dejadme respirar mi aire. Mi aire sin hache. Dejadme, dejadme, dejadme ser sin más. Yo no elegí y por libre vivo preso. Dejadme miraros a los ojos y juzgaros desde abajo. Como el agua huye del cielo yo corro de vuestras manos llenas y hundo la cara en mis manos llanas. Dejadme llorar si quiero, dejadme comer si puedo, dejadme bailar si sueño. Dejadme reír, los dientes no importan. ¡Dejadme ser un cualquiera!




En el tocadiscos:
Son House  -  John the Revelator

viernes, 15 de julio de 2011

Algo sobre archivadores y grillos.

Están en la estantería los archivadores alineados con obediencia, con su gracioso agujero circular que sirve para jalarlos, extrayéndolos de su curiosa caja o funda. Casi no se mueven. Debajo de ellos, yacen apilados unos mil doscientos folios ya usados, pero sólo por una cara, esperando ser ensuciados por la otra. Seguramente en algún momento estuvieron en un archivador, como si su contenido tuviera valor. ¿Hay alguna diferencia entre la información contenida en los archivadores, colocada en vertical, atravesada por alambres y oprimida por una suerte de pinza y la amontonada con las hojas en horizontal sin orden ni sujeción alguna?

Llega de la calle el ruido de los grillos nocturnos, o cigarras, o comoquiera que se llamen esos animales que emiten un sonido repetitivo y discontinuo en las noches cálidas de verano. Aparte de eso, sólo se oye la televisión del piso de abajo. Y de cuándo en cuando, algún coche subiendo la carretera de La Montaña. Alguien que se ha equivocado. Todo indica que hace buena noche. Todo indica que mañana cambiará el tiempo. Debería estar tomando el aire o viendo la televisión. ¿Habría alguna diferencia entre mi yo de mañana si en vez de estar aquí, estuviera ahí abajo o allá fuera? Y de haberla, ¿sería preocupante para mi yo futuro?

Cuando arrugue el papel de la estantería o sea desterrado a un rincón olvidado o se queme la casa, igual dará la información que contenga. Igual dará la posición en que se almacenó. Igual dará quién lo escribió y quién lo leyó. Si muero esta noche, igual le dará a mi yo futuro las decisión que haya tomado hoy. Que haya tomado siempre. O nunca. Pero no estaré mal, porque tendré los archivadores y los folios apilados y al animal que hace ruido fuera y el sonido de la televisión. Y algunas cosas más, porque ¿acaso todas las cosas importantes se pueden guardar o escuchar?






En el tocadiscos:

jueves, 14 de julio de 2011

Cuatro consejos mal dados.

Mira que el agua que llueve en julio
quema como los besos sinceros.

Vida no son los más grandes logros
sino los placeres más pequeños.

Cuida tus ojos de aquellos ojos
cuando el mirarlos no tenga peros.

Alivia la carga de olvidar
no con vino, pero sí con sueños.






En el tocadiscos:
Milkteeth & Postcards - Hermanas Sister

martes, 12 de julio de 2011

Loa a las sorpresas. Y gracias.

Escribo para dar las gracias. Que no soy un malnacido, por Monesvol. Es en los detalles donde se marca la diferencia. Es en ellos donde se distingue a la gente que no es del montón, de esa masa mediocre y uniforme -pero uniforme por desidia, que a los simples por convicción no tengo nada que echarles en cara-. Y los detalles se magnifican cuando los devenires de la vida te enfrascan en una rutina aburrida y rancia.

En esas lides repetitivas e insulsas estaba hoy martes -día que existe sólo para que exista el refrán de casarse y embarcar-, pensando en nada y ciscándome en todo, cuando me dicen que ha llegado un paquete para mí. ¡Me cago en el clero! Pregunta inmediata: ¿Remitente? Respuesta: No sé, la vecina sólo ha dicho que no es muy grande. En mi casa nunca se responde a lo que se pregunta. Así todo es más emocionante. Y sí, como lo leéis, el correo no llega a mi casa. Es lo que tiene ser un bohemio aislado de las jodidas poblaciones. Uno duerme en la gloria, pero sufre ciertas taras sociocomunicativas. Pero bueno, el caso es que esto da más intriga si cabe a la llegada del envío.

Ahí voy, al pueblo a buscar mi regalito. Tengo que pasar las lógicas preguntas, gracias y pellizcos en el papo que profiere la señora vecina a todo el que considera un niño. Que no digo que sea yo un viejo, pero toda la maldita vida aguantando las mismas bromas... cansan un poco. En fin, sonrisa que te parió. Arancel, vamos, para acceder a la especie. Por supuesto ella esperaba que lo abriera allí mismo. Primeras gracias al remitente por cerrar bien el sobre, porque a la prójima le habrá faltado el canto de un duro para abrirlo ella misma o meterlo en una máquina de rayos equis o dárselo a un sabueso. Pero no, no te voy a dar el gusto. Pecho hinchado y expresión digna: Ajá, es más grande de lo que esperaba. Muchas gracias, me tengo que ir para casa. Pero no, no podía ser tan fácil. Espera un poco chaval. Que seguro que tú entiendes. Hace un par de meses se me estropeó el chisme este del masaje de la bañera. Mira a ver por qué puede ser. Ale, tócate los cojones, Mari Loli, a ser amable.

Media hora y cero bañeras arregladas después, llego a casa dispuesto a abrir un sobre manido y almohadillado con remitente holandés paísbajeño afincado en suiza. Internacionalidad máxima. Es para dos personas, el que escribe, y la muchacha del eterno blog en blanco -nunca he seguido durante tanto tiempo una web con tan poco contenido-. Así que ya me huelo lo que hay dentro. Pero la apariencia blandurria me rompe los esquemas. Y yo, con tanta intriga, más contento que Rajoy cuando sube el paro.

Así que sí, una de las cosas era lo que imaginaba, la novela recién escrita, "La muerte de un corazón de alcachofa", calentita todavía, del que fue mi compañero de piso allá por aquellos dorados tiempos en Aquisgrán. Mejor dicho, dos ejemplares dedicados y firmados, uno para cada destinatario. Me ha hecho más ilusión que cuando mi madre me hizo tarta tres chocolates por mi santo. Es en francés, eso sí, por lo que no voy a entender ni media palabra. Se va a cagar el traductor de google. Le voy a fundir. Dos cartas (me niego a volver a explicar por qué son dos) en alemán. Vamos mejorando, de esa lengua ya sé separar palabras. Y una camiseta negra -redoble de tambores- con el hilarante dibujillo de 'Pink Freud' -¡tada!-. Brutal, sublime, maravilloso, excepcional, espectacular. Como cuando te tocan tres bolas de carne en vez de dos en el plato de pasta. Gracias otra vez.

Por cierto, el remitente es el mismo que instauró el 31 de octubre como día oficial de regalarle dinero a Yeamon Kemp. Así que nada, hay que ir planteando un viaje a Lausana. Si antes no había excusa, ahora se divide por infinito.






En el tocadiscos:
Disco boy  -  Frank Zappa

lunes, 11 de julio de 2011

Nada cambia(rá).

Volverá a dejar morir una semana en ese día con nombre de tenor. Llamarán las teclas a sus dedos con la premura del placer instigado por el deber que acecha. Quedará deshilachada a sus pies esa esencia dolorosamente castiza en comidas familiares, en sobremesas familiares, en planes familiares (o no) de algunos y renuncios de otros. Germinarán viejos prejuicios y nuevos insultos como aves fénix de cera y como polluelos con dientes.

Nada cambiará. Porque los ciegos seguirán sin querer ver, y él -que creerá ver- querrá no hacerlo.

Nada cambiará. Porque seguirá equivocando los tiempos verbales y las personas. Porque se seguirá equivocando con las personas.




En el tocadiscos:   Quién sabe lo que sonará...

sábado, 9 de julio de 2011

Moscas.

Me molestan las moscas posándose en mis piernas. Paseando mi piel . Esquivando mis pelos, menos negros, más débiles y no tan largos como los de la media de machos, pero que resultarán para ellas enormes escajos. Son pequeñas y persistentes. Nuestra relación es tortuosa en ambas direcciones. Ellas son un incordio para mí y mis pelos lo son para ellas. Sin embargo ellas deben obtener algún beneficio porque en otro caso no aterrizarían en mis pantorrillas una y otra vez. Quizá un poco de calor. Puede que un poco de sangre fresca. Lo que yo consigo es acordarme de que ha llegado el verano y de que tengo piernas. Tampoco está mal del todo. Aparte, sólo aspiro a la satisfacción de cazar una con un rápido movimiento de mano y arrancarle la cabeza. O de aplastarla contra mi carne en una sonora bofetada. Este último acto es doblemente agradecido, ya que amén del natural placer de dar muerte a algo, se me reactiva la circulación sanguínea.

A menudo pienso que todo sería más entretenido si en vez del cuerpo que tenemos, fuéramos moscas gigantes. Esta cárcel que nos ha regalado la evolución es bastante aburrida. Tendríamos montones de ventajas, una de ellas, que las moscas no se nos posarían en las patas. La naturaleza se equivoca a menudo.





En el tocadiscos:



martes, 5 de julio de 2011

Discurso de una mujer sola.

Y tiene nombre de mujer ()... ¿No te gusta esa canción, Luis? A mí mucho. Aunque me recuerda tiempos malos, también me trae a la memoria a mis amigas de la escuela. Es curioso que los nombres de sentimientos, los nombres con un significado profundo, son todos de mujer. Porque los de hombre la verdad es que dejan mucho que desear. Además ahora, preocupada como está la gente de llegar a fin de mes, se acaban por poner los nombres más horribles del mundo. Todos ingleses. O africanos. Lo que sea para ser original. Y eso no es nada original, la verdad, todo lo contrario. Qué desastre, ¿no crees? Todo es muy mediocre ahora. El tema es que La Soledad tiene nombre de mujer, como decía Sabina, y que estamos condenados a entendernos con ella. Para algunos es una cárcel, para otros un bálsamo, hay quienes la buscan y también quienes malviven tratando de perderla de vista. Pero ella nunca se pierde de vista. Eso lo he aprendido a lo largo de muchos años fregando, barriendo, haciendo camas y cocinando para seis. Hazme caso. Nos guste o no, estamos solos en este valle de lágrimas. Sí, Luis, sí, ya sé que no soportas los dichos religiosos, pero es que esto eso es lo que es: un valle de lágrimas. Nos movemos por el mundo solos, traficando con lo que tengamos para conseguir la compañía que creemos necesitar. Hasta que llega el instante final. Éste paso también se da sin ayuda. A ver dónde estaba... sí, aquí: Por mucho que nuestras manos busquen otras, cálidas, suaves, comprensivas; por mucho que nuestros ojos se sumerjan en otros ojos, tristes, serenos, amables; por mucho que odiemos la soledad, será con ella y sólo con ella con quien pisaremos el final del camino. Perdona que me ponga poética y melodramática. Tenía esa cita guardada aquí, en la mesilla y nunca había encontrado el momento para leérsela a alguien. Me alegro de que hayas sido tú el que la hayas escuchado. Así que, por favor Luis, céntrate. Tienes un montón de tiempo para aprender a vivir con tu soledad. Eso no lo enseñan en el colegio. Compártela con quien sea, no la maltrates, no la desprecies, no creas que te has desecho de ella, porque eso es imposible que suceda. Si quieres, vive jugando al escondite con ella, o tratando de matarla como hacen muchos, pero ten presente que es parte de ti. Te ríes. Es normal. Parezco un cura, diciendo lo que se tiene que hacer sin dar ejemplo. Porque, desde luego que no lo estoy dando. Pero es lo que te decía antes, estoy negociando con lo último que tengo para conseguir tu compañía. No, Luis, no quiero engañarte. Eso, lo de especular, ya dejé de hacerlo hace mucho. Algunos años después de casarme, cuando vi que no todo era como en las películas de Humphrey Bogart. Tu abuelo también es muy guapo, pero lo que sucede alrededor no es tan bonito. Ahora estoy jugando contigo, porque creo que sacarás algo de esto. Como mínimo, espero que cometas algún error menos que yo, Luis. Con suerte, espero que sepas estar bien con tu soledad, porque así estarás bien de cualquier otro modo. Ah, y recuerda Luis: yo no te dejo solo, porque ya lo estás.





En el tocadiscos: