Los meses me alcanzan
pese a que no dejo de correr;
me atraviesan como fantasmas de hielo
errantes y sórdidos
sin infierno al que volver.
Escapo al fondo de las montañas
con ropa de abrigo y cestas de mimbre
a ver al otoño saltar al vacío.
Se siente la humedad bajo la piel
y se escucha a los animales
vivos y atentos
temblar en sus escondites.
Sólo de vez en cuando un aire gélido
acuna los restos de la quietud.
¿Será otro fantasma?
Me niego a perderme en el tumulto
no quiero el calor viciado del asfalto
homogéneo y seguro.
Prefiero refugiarme en el fondo de las montañas
aunque pueda morirme de frío
o tenga que vivir con (mis) fantasmas.
En el tocadiscos:
Robot Orchestra - Continuum
No hay comentarios :
Publicar un comentario