domingo, 24 de marzo de 2013

Ventanas.

Escribo a más de ciento setenta
como los que no saben
adónde van y los desesperados y los que no tienen
nada que decir; pero el plano está fijo.
Terminé de picar la verdura después de limpiarla
justo antes de la hora en que tus pies
marcaron la hora de cenar.
Nuestra hija murió tarde
lástima de lágrimas en los túneles de lavado
y gente madrugando y trabajando y cenando
y follando y madrugando y trabajando.
Hay vacaciones.
La soledad de los vivos dentro de casa
trae la comida bien masticada
con tantas cosas que no sirven y te ahogó
como a los peces el aire
nos ahogó pero siempre queda este adiós
que nos devuelve el control del trauma
el martillo a la mano
el espejo a la transparencia que
nunca debió perder.
Haneke construyendo ventanas y nosotros
mirando al absurdo
con nuestra hija casi fría.





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