Mercaderes de tu... mi... su... ¿de qué?,
trovadores de una lírica absurda,
mentirosos de la diestra y la zurda,
soplagaitas del papel más cuché,
carniceros de piel, labios y tetas,
compañeros de paliza y secuestro,
pederastas de padre y señor nuestro,
ju(z)gadores de carteras repletas;
¿Sabríais separar en un instante
rancio, morboso, enfermizo y soez
de bello, bueno, valiente y elegante?
Qué irónico este juego de ajedrez
con las blancas y las negras mezcladas.
Que abundancia aquí, acá qué escasez.
En el tocadiscos:
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