Casi ochocientos sueños de distancia
separan de la risa tu cordura.
Soñar, vivir, sentir sin mesura
y que lo demás no tenga importancia.
Recetarios de comida basura
guardan cuentos de princesas y ranas,
de jardines, serpientes y manzanas,
que quitan el sabor de la amargura.
Tengo un barco fantasma, que cambié
por diez poemas de amor despechado
en un mercado de causas perdidas.
A bordo de él navego a contrapié
en el mundo, océano desahuciado,
gritando palabras incomprendidas.
En el tocadiscos:
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