Desde esta cama sin cuatro esquinitas,
desde este dormitorio que está en vela,
desde esta casa, como un centinela,
rumio la piel de las horas malditas.
Desde este cuerpo de aristas cortantes,
desde esta mente de juicio perdido,
desde este yo, que es todo lo que he sido,
ruego al tiempo que me cure cuanto antes.
Que pudre la sal de un mar visto a solas,
que aturde el aire -sangre de ciudad-
denso bajo la luz de las farolas.
Que escupe la noche cada verdad,
que acechan los sueños con sus pistolas
ávidos de matar mi realidad.
En el tocadiscos:
Un diez de poema o un poema de diez, que no sé si la propiedad conmutativa se aplica en este caso. ;)
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