Me levanto cada mañana, bueno,
todos los mediodías, mejor dicho,
con la ilusión de encontrar algo nuevo
que me rescate del continuo hastío
en el que últimamente ando metido.
¿Por qué esta ponzoña? ¿Por qué no puedo
ver las cosas de un modo más sencillo,
así, como hacía por aquel tiempo,
cuando lo que importaba era jugar
al balón mejor que mi amigo Pepe?
Supongo que es una cuestión de edad,
que cuando eres aún pequeño, tienes
ambiciones de tu tamaño. Y más
mayor, son tan grandes como otros quieren.
En el tocadiscos:
Sin quererlo te darás pronto cuenta
ResponderEliminarde que esta cárcel más que tener rejas
tiene la próstata bastante suelta:
entonces agradecerás las quejas.