Nació el 6 de agosto de 1969 en Nebraska, pero poco después, sus padres se divorciaron, y se mudó con su madre a Texas. Este aparentemente insignificante acontecimiento marcaría por completo la vida de Steven Paul Smith (más conocido como Elliott Smith).
No recuerda su infancia como un coser y cantar, y como ejemplo, basta mencionar su primer recuerdo: "Jugando en un montón de grava al lado de una autopista en Dallas, encontré una tortuga. La recogí, y me meó en la mano".
Se dice que se parece mucho a su padre, tanto físicamente, como en la forma de hablar. Además, las primeras influencias musicales vendrán también por vía paterna. Gary Smith relata cómo le ponía a su hijo el 'White Album' de los Beatles. Así, a los 5 años, Elliott Smith está decidido a ser bajista. "¿Cómo no vas a querer ser bajista una vez que has escuchado 'Helter Skelter'?", comenta.
En relación a sus influencias, relata que creció totalmente rodeado de música country y que le gustaban sólo algunas cosas, como Hank Williams, por ejemplo. También dice que por parte de su madre todos sus parientes eran músicos, y muy buenos técnicamente, aunque ninguno vivía de ello.
Como no podía ser de otro modo, estudió música, piano en concreto, desde muy joven. A los 10 años compuso ya un tema original para piano, ganando además un premio.
Cita el flamenco y el motown entre sus influencias, mencionando clásicos como 'I second that emotion' de Smokey Robinson.
A los 12 años su padre le regala su primera guitarra. A partir de aquí, su vida se resume en la perfecta historia de un mito. Forma su primera banda, Heatmister, con un amigo. Y su nombre ya no se separa de la música. Problemas con su padrastro. Drogas y alcohol. Y demás. Un cóctel perfecto para que Elliott muera joven -como debe suceder en estos casos-, a los 34 años.
Aparece con dos puñaladas en el pecho, supuestamente autoinflingidas. Probablemente aquí empieza, tristemente, la leyenda. Investigaciones para dilucidar si su novia está implicada. Fans desolados rindiéndole homenajes. Etcétera.
Después de esta breve biografía, centrémonos en un curioso aspecto de Elliott Smith. Su cuerpo albergaba varios tatuajes, pero alguno de ellos es, a mi parecer, muy curioso.
El toro Ferdinando (brazo derecho de E. Smith) |
Por un lado, tenía el mapa de Texas. Paradójico recuerdo, que "haría que al verlo en el espejo cada día, dejara de pensar en la infancia". Por otro, un toro oliendo una flor. "Quería un toro en mi brazo -quizá, porque son muy obstinados- y me gustó éste. La historia es buena: es sobre alguien que vive en su propio mundo y no entiende lo que pasa a su alrededor, pero es feliz".
Y, ¿qué historia es esa? Pues es 'Ferdinand the bull' de Munro Leaf. Cuento para niños, ilustrada por Robert Lawson, que, posteriormente fue llevado a las pantallas por la factoría Disney, ganando además un Óscar en 1938.
Así termina este pequeño vericueto de insomne. Parece mentira, pero un cantautor de la América profunda puede estar relacionado con España y sus toros bravos. En fin, dejemos de torear, olisqueemos más flores y escuchemos buena música.
En el tocadiscos:
En el cinexín: