lunes, 31 de enero de 2011

Ovejas.

Me apetecía escribir algo. Pero era una broma de mi otro yo. He borrado tres veces el principio de la entrada. Y eran tres entradas totalmente diferentes. Cada cual más rancia. Seguramente no menos que esta. Algo no va bien. En el fondo de la lengua, allá donde mi maestra Asun me dijo que se aprecia no sé qué sabor, percute un cosquilleo sospechoso. A lo mejor me está creciendo la campanilla. Me voy a hacer un pirsin ahí. Me parece infinitamente más sensual sexual que en el ombligo.

En la biblioteca he visto a una chica con un portátil pequeño. Algunos dirían de diseño. La pantalla se giraba y se convertía en una especie de tableta de esas que se usan con un puntero de plástico. No conseguía conectarse a la red. Ha reiniciado. Cuando ha aparecido la pantalla para elegir un usuario, ha empezado a acariciar el borde de la pantalla con el pulgar de la mano izquierda. Le he echado una mirada interrogatoria. Ni se ha inmutado. Pasados un par de minutos me he percatado de que estaba pasando el dedo por encima de un reconocedor de huellas dactilares. Es acojonante muy llamativo hasta qué punto de memez hemos llegado. Con las máquinas de escribir lo más que podía pasar era que se enganchasen dos letras.

Leí ayer una entrevista en la que se hablaba sobre el continuo bombardeo informativo de internet, sobre la incidencia de esto en la falta de concentración de atención en según qué cosas y sobre la consecuente pérdida de libertad del individuo. La libertad es una mentira. Una palabra vacía e inane. El único significado coherente es la libertad en contraposición con el encierro físico, carcelario por ejemplo. El resto es trivial para todos. Sin excepción. Quizá los anarquistas se salven. Pero no, porque ya no hay. ¿Acaso alguna vez hubo? Tenemos que subyugarnos a algo. Si no, no somos. Y si osamos caminar lejos del rebaño, algún borrego seguirá nuestros pasos quitándonos así la libertad que, engañados, creíamos tener.

Como mucho, se me ocurre ahora que el único que es libre es aquel que está contento de ser un esclavo. Que quiere serlo. Así que a la mierda al carajo con socialismos, comunismos, centrismos, liberalismos, nihilismos, hijoputismos, y todas esas pamplinas. Seamos esclavos con una sonrisa en la cara. Llevemos las cadenas y los pirsins con dignidad.





En el tocadiscos:

viernes, 28 de enero de 2011

Fantasmas.

La puerta de atrás de un piso alquilado
me dejó escapar un viernes cualquiera
y detrás un enorme acantilado
me esperaba sin que yo lo supiera.


Quiso el destino que sobreviviera
sin más lesión que un verso morado
roto el ego y un sueño dislocado.
No le guardo rencor -qué más quisiera-.


Cuando desperté, por mí estaban velando
aquellos miedos que solía sentir.
Ya daba igual saber qué, cómo o cuándo.


Así aprendí que cuando quieres huir
no sirve de mucho salir pitando;
que tus fantasmas saben adónde ir.








En el tocadiscos:

jueves, 27 de enero de 2011

Gustos.

Uñas postizas, el oso de Tous, chándales blancos, pelo rubio platino, estampados de leopardo de color rosa, abrigos de piel, vaqueros desgastados dibujando rayas y arrugas, más de un anillo en cada mano, zapatos con plataforma, pulseras con el nombre grabado, coches Mini, crucifijos, botas de una especie de borreguillo grueso y suela blandurria, cejas depiladas dejando una línea casi invisible, calcetines blancos, anillos en el dedo meñique, polos rosas, pantalones blancos, bañadores piratas, tatuajes en la parte baja de la espalda, teléfonos con funda de plástico, gomina, zapatos castellanos, rayas con cuadros, pendientes de tamaño mayor que media oreja, monederos de charol, relojes dorados, la marca Rottweiler, pulseras con vírgenes y decenarios y rosarios, camisas arrugadas, rojo con naranja, pantalones con tapas en los bolsillos traseros...

Escuché a alguien decir: "Sobre gustos no hay nada escrito". Yo era joven, teóricamente tolerante y de mente abierta. Y me pareció obvio. Maldije a toda esa gente que prejuzga, juzga y posjuzga. Pero ahora me veo obligado a contestar a aquel visionario. Es probable que me haya hecho viejo. Seguramente me he corrompido. Pero tengo clarísimo que hay tendencias estéticas aberrantes.

Estoy seguro de que aquel que hablaba no sabía leer.





En el tocadiscos:

martes, 25 de enero de 2011

Jazmines.

El jazmín es una planta que me gusta. Tiene una expresión sencilla y delicada, sin estridencias u otros alardes de grandeza a la vista. Las flores no aparecen aisladas, sino agrupadas, tratando de protegerse las unas a las otras. Comprendiéndose. Tal vez sólo acompañándose. Conjuntos de pequeñas explosiones níveas surgen en la masa verde.

En el norte de África la primavera se ha adelantado. Ha comenzado una flamígera floración que inunda los mapas de los telediarios de macabros iconos. ¿Era necesario? Centraré la pregunta. ¿Tan obtusos somos, como para que fuera necesario? Estoy casi seguro de que sí. Suscribo algo leído en no sé qué medio: aquí, si el dictador no hubiera sufrido de mala salud, seguramente seguiría en el poder. Pero allí es distinto. Tiene que ser demoledora, asfixiante e insostenible la falta de perspectivas de mejora para que una persona; dos personas; tres personas; (...); decenas de personas realicen el acto más tajante y simbólico que se puede hacer.

Pasear junto a los jazmines puede suponer una especie de reconciliación con el mundo. Quizá permita apreciar que, ahí, bajo la tierra, aquí, en el aire, allá, en el cielo, sigue habiendo algo que tiene sentido. O, como mínimo, que funciona.


La sociedad del bienestar. Un llanto que nadie oye. La pugna entre el fin y los medios. Un poco de tiempo. Y al final, las llamas que todo lo purifican.



"¿Me preguntas por qué compro arroz y flores?
Compro arroz para vivir y flores
para tener algo por lo que vivir."

Confucio.




En el tocadiscos: Un poco de silencio.

domingo, 23 de enero de 2011

sábado, 22 de enero de 2011

Estéril.

La razón manda tapiar, altiva,
miserias de rojo y frunce.
Estéril se adormece el rostro.




En el tocadiscos:

viernes, 21 de enero de 2011

F. A.

Hola, soy Yeamon Kemp y soy facebookólico. Me estoy desenganchando, y, a modo de paliativo, trato de estudiar, leer, hacer deporte y practicar otras actividades al menos un 5% del tiempo que estoy despierto al día. Hoy, por ejemplo, he echado un ratuco en hacer unos botoncejos para debajo de las entradas. Sólo funciona el de menéame. Y creo que el de twitter. Los otros dos están en cuarentena por el momento.

Post Scriptum: No enviéis a menéame delirios, o vuestro karma lo lamentará.





En el tocadiscos:



Actualización[110121]: Los botones se han transformado levemente y empiezan poco a poco a funcionar.
Actualización[110122]: Ya cumplen su cometido todos menos el de facebook.
Actualización[110121]: Sólo aparecerán estando en una entrada, para que no haya tantos en portada.  

jueves, 20 de enero de 2011

Inventario.

Agua pasada, placas de silicio,
jerséis de lana, perlas sin estilo,
cristales rotos, discos de vinilo,
queso de Tresviso, muelas del juicio,

botellas de esperma, costo del bueno,
cartón piedra, nuez moscada y comino,
madera de roble, suero salino,
aires de gloria, trinitrotolueno,

hierro y lentejas, gusanos de seda,
sangre de unicornio, sesos de loco,
piedra pómez, el junco en la vereda,

polvo de estrellas, el niño y su moco,
paredes con gotelé, una humareda
y un soneto maltrecho; que no es poco.





En el tocadiscos:

martes, 18 de enero de 2011

Pop.

Está claro que los modernos son una fauna un poco en decadencia. Decadente en algún caso. Tanto, que ya no son popis a secas, sino que ahora son retro-gafa-pastas. Que no tengo nada contra ellos -porto dicho artilugio sobre el puente de mi órgano respiratorio-, pero es una pena que se pierda la esencia de aquellos tiempos. Todo avanza. Es cierto. La implosión se acerca. Y eso que no veo la tele. Hay quien dice que la sociedad se autorregula. No lo veo claro.

Se están olvidando el tonti-pop y el mierda-pop. Esos estilos que, o los adoras, o los odias. Y tengo una teoría. La sociedad se los ha tirado por el retrete. ¿Y eso? Vivimos bien. Ya no hay represión, ni tabúes. El mundo homosexual se ha liberado (hasta cierto punto). Los pobres no somos tan pobres (aunque estemos en paro). Los adolescentes dejan de serlo antes de darse cuenta de que lo son. La gente se ha vuelto mucho más rancia. Etcétera.

Así que voy a empotrar una serie de atrocidades sonoras bajo de estas líneas. ¿Por qué? Porque me encantan las canciones que hablan de chupachuses, de flases y de fantas. Porque hay que rebelarse contra tanto estirado y hombre-gris. Porque una canción de letra absurda y entonación chirriante puede alegrarle a uno el día. Porque me traen muy buenos recuerdos. Porque me parto el cigüeñal de risa. Porque hay que dar más abrazos. Porque me dan ganas de saltar. Y porque me da la gana.

Y las voy a cascar sin título, a modo click-sorpresa.

N. d. T.: Está claro que basta con ampliar ventana de youtube para ver las imágenes y tener toda la información.


En el tocadiscos:











lunes, 17 de enero de 2011

Esto.

Es tarde, aunque no más que de costumbre. Mañana, luego, tengo examen. En estos casos mis pensamientos fluyen, fluyen y fluyen. Desbocados, insostenibles, frenéticos. Sonrápidosenlamismamedidaqueinconexoseilógicos. Amortajan cualquier gesto provechoso. Deshacen y desechan cualquier atisbo de eficacia. Paradise y Moriarty me miran desde la mesilla con un gesto de complaciente preocupación. La cafeína hace su trabajo con desgana. Pero no es la fuente. Ésa está un poco más profunda. Los espejos -no hay ninguno en esta habitación- me insultan con efímeras vomitonas. Imagino a Jodorowsky gritándome que meta la mano en mi bolsillo y acaricie el filete de hígado de ternera que guardo envuelto en papel de plata. Que note su textura. Que me deje arrastrar. Y que tense los músculos de las piernas para resistir el aterrizaje en la realidad. No sirve. Se rompieron. Me agarro a las manecillas del reloj. Y me arrastran en su viciado bucle. Giran en dos dimensiones mientras trato de sobrevivir en la tercera, pero son implacables. Tirotean obstinada y concienzudamente cada suspiro de la cuarta. Esos instantes no sangran. No se desploman. Simplemente desaparecen en un chasquido sordo. Art Blakey nunca tocó en tan sórdido escenario. Las persianas dan la espalda vigilando que nadie ni nada me salve. Cometí, cometo errores; y ahora esto es lo que tengo.





En el tocadiscos:

domingo, 16 de enero de 2011

Ya no.

Ya no duermo en tus pestañas,
ya no sueño con tus labios,
ya no humillan tus agravios;
ni me envidian, ni me extrañas.


Ya no leo tus poemas,
ya no bebo tus miradas,
ya no suenan tus llamadas;
ni me aplauden, ni me quemas.


Ya no duelen tus caricias,
ya no busco en el colchón
desechos de tu calor.


Ya no hay ansias ni avaricias,
ya no encuentro una razón
para no decirte adiós.


















En el tocadiscos:

viernes, 14 de enero de 2011

Sonrisas.



La ilusión en lata fermenta.
Sonrisas tímidas son bofetadas
cuando no se ven tan timoratas
reflejadas en otras pupilas.









En el tocadiscos:

jueves, 13 de enero de 2011

Sin embargo.

El invierno no abraza como antaño. Seguramente está cansado. Harto de desagradecidos. Sin embargo, tú te pondrás tu chaquetón de paño y tu bufanda de lana gris. Entrarás al bar con el semblante ensombrecido y pedirás lo de siempre. Siempre, siempre has sabido hacer las cosas como es debido.





En el tocadiscos:

miércoles, 12 de enero de 2011

Billy y Dorothy.

Dorothy Lucille Tipton nació en Oklahoma City en diciembre de 1914. En la adolescencia comenzó a tomar clases de música y surgió su pasión por el jazz. Ya en 1932 tenía claro cuál quería que fuera su futuro. El problema era el cómo. En aquella turbulenta época, las bandas de jazz sólo aceptaban hombres. Así que...

Billy Lee Tipton fue un músico (pianista y saxofonista) de jazz americano que lideró varias bandas. Su carrera despegó tocando el piano en Washington en algún club. Posteriormente creó el 'Billy Tipton Trio' con Dick O'Neal y Kenny Richards. Adquirieron bastante fama dada la buena calidad de sus estándares de jazz. En Nevada fueron asiduos en el famoso Tin Pan Alley. Su carrera siguió, y se retiró de la música en 1970. Murió en enero del 89.





"Sweet Georgia Brown" (Standard)


Billy y Dorothy son la misma persona. O dos personas distintas en el mismo cuerpo. O lo que ellos quieran ser. Su historia está llena de curiosidades, anécdotas y -¿por qué negarlo?- bastante surrealismo. Billy tuvo bastante éxito con las mujeres. Y llegó a tener sexo con alguna sin que descubrieran su secreto. Se casó tres veces, y ni sus esposas ni sus hijos adoptivos supieron la verdad hasta su muerte.


Y esta historia me encanta, porque le quita un poco de peso a las etiquetas, le resta razón a las imposiciones, y le pone un buen par de bemoles a la mujer.





En el tocadiscos:    un grupo-memorial-femenino

Wheel of fortune - The Billy Tipton Memorial Saxophone Quartet & Ne Zhdali

lunes, 10 de enero de 2011

El mundo.

He encontrado por ahí una síntesis bastante buena del panorama:








































"La democracia es el proceso
que garantiza que no seamos gobernados
mejor de lo que nos merecemos."

George Bernard Shaw.






En el tocadiscos:

domingo, 9 de enero de 2011

Libros que hablan.

Es extraña la vida de esos entes formados por finas láminas tatuadas y amordazadas por uno de sus filos. Cosidas, grapadas, encoladas. A veces hasta con hojas sueltas, inquietas, siempre dispuestas a salir huyendo. Poblados de miles de hormigas alineadas como soldados arduamente entrenados. Adiestrados. Hablando en silencio.

Diego y Leticia explican muy bien lo que son. Composición, indicaciones, posología, contraindicaciones, precauciones, efectos secundarios e interacciones.

Mi relación con ellos es tortuosa. Me obsesiona su textura, la dureza de su tapa, su grosor, su olor. Times, courier, tahoma. Reciclado, hoja fina, poco margen. Trato de que su paso por mis manos los transforme. Poder, de algún modo, intervenir en sus vidas. Quizá como ese libro manchado de aceite: "A mí me leyeron mientras comían una hamburguesa" denuncia ofendido. Acaso como ese otro con una página pintarrajeada: "Fui leído por una mujer con un hijo travieso" confiesa con una amplia sonrisa. O, ¿por qué no?, como aquél con billetes de tren y recibos de compra entre sus hojas: "Me trataron como una lectura ligera de tren. Todo el día para atrás y para delante. Soy un auténtico viajero" afirma orgulloso. Si olvidar ese gordo de bordes dubitativamente zigzagueantes: "¡Me caí en un charco!".

Pero es imposible. Salen siempre ilesos. Paso mis ojos sobre cada uno de sus rincones sin contemplaciones, como una espada. Estrujo cada frases con saña. Y nada. Impertérritos. Sin herida alguna que el tiempo pueda cicatrizar o hacer más profunda y grave.

Hubo un tiempo en que cada cierto número de páginas, aplicaba un momento al objeto generando arrugas longitudinales en su lomo y enarcando portada y contraportada. Acabada la lectura, el libreto era mucho más maleable y estaba soberbiamente manido, pero era obvio que este daño era fruto de una agresión premeditada. Nada espontáneo.

Después, pasé a doblar la esquina de todas y cada una de las hojas que contenían frases, diálogos o reflexiones que me parecían curiosas, graciosas, interesantes, profundas... remarcables al fin y al cabo. En ocasiones hasta subrayando con lápiz. Pero a la postre, el resultado era artificial y estéticamente horrendo.

Me he resignado a que las obras literarias pasen por mis manos sin pena ni gloria. Me declaro, en fin, una víctima de la literatura. Cada lectura me cambia. Cada vez que leo la última palabra de una novela -huelga hablar de poesía y otros géneros- noto que soy una persona distinta. Nada que ver con el que le hincó el diente con más o menos ilusión. Pero el libro en cuestión no sufre mutación alguna.





En el tocadiscos:

Books of Moses - Tom Waits

viernes, 7 de enero de 2011

Fe.

En contraposición con el chico que conocía la realidad, hay otros que tienen una fe ciega. Las dos opciones me parecen perfectamente válidas. Y plausibles.


Los Reyes Magos - Alberto González Vázquez




En el tocadiscos:   Nada, que ya ha sido suficientemente agresiva la proyección del cinexín.

jueves, 6 de enero de 2011

Romance de José y María (y III).

Dirigíanse a Belén
Tres Sabios en sus monturas,
mas no siguiendo una estrella,
sino buscando hermosuras
de esas que ofrecen servicios
a cambio de algún dinero,
de esas con la falda corta
y maquillaje y liguero.


Salían ya del prostíbulo
bien contentos y ordeñados ordenados
cuando un portal encontraron
dichoso y abarrotado.
Extrañados y curiosos
se acercaron al tumulto
y descubrieron al niño
al que se rendía culto.
Nada de eso, la verdad,
no se veía ni un rezo,
sólo a la gente de fiesta
y alguna vez un bostezo.


- ¿Cómo habéis llegado aquí?
¿Os ha guiado una Estrella?
- No era una, sino tres,
y cada una más bella.


Todavía oro tenían
que sobró de las putillas
y aún les quedaban ganas
de bailar con las chiquillas.
Además hachís llevaban
y un poco de marihuana,
así que allí se quedaron
hasta entrada la mañana.


Omito contar pamplinas
de Herodes y otros señores,
políticos como ahora
que son (más que nada) actores.


Y así termino la historia
de Jesús, José y María,
de los pastores y Reyes
y toda su guarrería.






En el tocadiscos:

miércoles, 5 de enero de 2011

Realidad.

- Chico, no hagas eso. Tienes que portarte bien...


- ¿Por qué?


- Porque si no, no te van a traer nada Los Reyes.


- Soy huérfano.







En el tocadiscos:

domingo, 2 de enero de 2011

Salida fallida.

Un soneto rápido, improvisado,
así recibo esto que llaman año.
Me duele la tristeza y no es extraño;
ya lloro menos. Ya estoy más cansado.

Tres güisquis por barba ahogan la sed,
afilan la labia y taran el coco.
Permitidme escapar -no pido poco-
del sitio entre la tele y la pared.

Salida fallida acaba en caída.
Por honor se disimula el dolor.
Y hasta la vida al final se suicida.

En este terceto escribiré amor
que es un palabra muy socorrida
si la musa abandona al rimador.






En el tocadiscos: