Puedo decirte muchísimas cosas:
que en mi puerta hay mirlos amotinados,
que el invierno hace guardia en los tejados,
que temo a las espinas y a las rosas...
Puedo excusarme sin ningún pudor:
que he visto otros ojos más agradables,
que enviudaste de amores comparables,
que ya se ha avinagrado tu sabor...
Y que mi reloj ya no tiene pila,
y que es maravillosa esta ciudad,
y que lo romántico no se estila,
y que no soy más que un calamidad...
También que puedes esperar tranquila;
pero eso ya sabes que no es verdad.
En el tocadiscos:
Otra forma de pensar
No hay comentarios :
Publicar un comentario