Antes de que el humo se extienda
y forme parte de nosotros
hasta el fondo del pecho
antes de que las palabras se tuerzan
tanto que no lleguen a saber qué decir
antes de que suene el último bis
tenemos que abrirnos en canal
y sangrarnos los demonios
para que cuando acabe el último bis
y no sepamos qué decir
porque el humo ya no nos esconde
podamos hablar de la sangre
que nos cubre los tobillos.
En el tocadiscos:
Nacho Vegas - La luz de agosto en Gijón
Pero, sobre todo, de la sangre que mancha nuestras manos.
ResponderEliminarNunca, nunca se habla de las manos manchadas de sangre. Para eso hay que ser demasiado valiente.
EliminarO demasiado inconsciente...
ResponderEliminarCheck.
Eliminar