martes, 8 de abril de 2014

Suenan tambores.

"Quien no sabe bailar cree que los tambores no sirven para nada" dice un viejo proverbio.

Uno, dos, tres-y-cuatro; cinco, seis, siete-y-ocho.Se reúnen sobre el suelo de madera una ingeniera, un informático, un cerrajero, una diseñadora, un actor... Se reúnen frente a un espejo y se miran y se pisan y se tocan y ríen a carcajadas. Louis Prima canta nobody cares for me / I'm so sad and lonely, y mientras tanto el actor y la diseñadora y el cerrajero y el informático y la ingeniera se concentran en seguir a una muchacha que sólo respira cuando baila o que sólo deja de bailar para parpadear. They shoot horses, don't they? Vuelan por momentos. Fuera vibra un mundo ajeno y dentro no quedan restos de la Gran Depresión. Nada importa. Respiran un nihilismo eufórico como los últimos metros de una cascada. Se conocen, porque no tienen dónde ocultarse y cuando vuelven a lo que otros llaman realidad ya no importa nada.

Suenan tambores. Tambores de guerra. Llevan años sonando -puede que toda tu vida- pero creo que no sabes bailar. Cuenta hasta ocho. Es un buen comienzo. Y no te olvides de cómo ríen.




En el tocadiscos:
The New Raemon  -  Te debo un Baile

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