que se endureciera la cera
que dejaron las abejas
en los rincones azulados de sombra
y en los rincones azulados de frío.
poco después del cine mudo
abriendo como lunas los ojos de la gente
regalando globos a Fritz Lang
"Dir, der du mich nie gekannt".
Era ya tarde para casi todo
con el aire reseco sobre los párpados
y el resplandor de los rayos catódicos
tarde para las dudas y las culpas
tarde para perder tiempo buscando culpables.
Todos tenían culpa.
Para todos era tarde.
Todavía hoy, algunas tardes de luz cobriza
entorna la cabeza y cierra los ojos
creyendo oír zumbidos o globos perdidos.
En el tocadiscos:
Nacho Vegas - Ciudad Vampira