Los andenes en vísperas de la Aurora son como mi alma: un vidrio doble, con rotura de puente térmico. Son un hijo buscándose la vena, errando de salvaje. A esa hora dentro del tren la calle no existe y hay temor, mas no a lo desconocido.
Pasa el revisor.
Las máquinas vibran antes de sentir las primeras llamas calentando el infinito. Quietud. Ahora un quirófano, donde se extirpan cinismos y se arrojan a un cubo metálico envueltos en luz blanquísimamente tenue y en fundas de renfe.
En el tocadiscos:
Band of Horses - The Funeral
Como me gusta como dices las cosas
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