Las alfombras que no vuelan
y aquél temor de los hombres
me niegan los nubarrones
que inventé con acuarelas.
¿Es la nieve que no llega
envuelta con sus reproches
la culpable de mis brotes
de arrogancia? Si así fuera,
le pido al cielo que llueva,
que inunde en lágrimas ocres
los despojos de mis dioses,
que arranque con mil galernas
los faros que hay en mi tierra
y que me preñe de adioses.
En el tocadiscos:
Dorian - La tormenta de arena
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