Esta tarde un niño gritó. Y su voz hubiera llegado muy lejos de no haber sido apabullada por el estéril ruido de un tren de alta velocidad.
Esa noche el niño no durmió. Siempre había creído que los trenes hacían "chu-cu-chú" -sonido totalmente compatible con el grito de un niño-.
¿Acaso hay algo más triste que la voz de un niño acallada por un tren... eléctrico?
En el tocadiscos:
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