De cuando éramos felices sin saberlo
chuscos de pan de ayer
calambres por asilvestrados
y aquel olor a agua caliente para desplumar gallinas.
Eso y montones de pasos alineados
acortando el abismo entre nosotros y el mundo.
Ignorábamos —¡oh, pobres botarates!—
que nos acabaría engullendo.
Hoy sigo preguntándome
si estrangulabas la tristeza en las noches de perros
o si la hacías tuya, como fruta al sol.
En el tocadiscos:
Nina Simone - Here comes the Sun
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