martes, 18 de febrero de 2014

Onanismo.

"Quítate las gafas y lame aquí". Nunca tuvo a quién decírselo pero lo susurraba cada noche con su mano prieta y sus vísceras expandiéndose. De repente cientos de coños antropomorfos aparecían desfilaban resplandecientes delante de su nariz, inundaban las sábanas y apestaban a látex. Todo blando. Cerraba los párpados con fuerza, concentrándose, respiraba hondo y relajaba la mano. Sin respuesta. Los pubis con piernas, con ojos, con labios -perversa redundancia- se quedaban hasta que el sueño le vencía, sin manchar su carne. "Yo, pecador, me confieso ante Dios".

Por la mañana se despertaba apartando vaginas y respirando por la boca para exhalar la culpa y evitar el olor a látex.




En el tocadiscos:
The Return South  -  Monarchs

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