sábado, 24 de noviembre de 2012

De egos, tiempo y recuerdos.

En el aire flota Cannonball Adderley y los desperdicios de una noche rumiando las propias entrañas. La montaña mágica está calando hasta los tuétanos. Por momentos parecen capítulos inapropiados para este invierno joven; por momentos le dan sentido a esta bruma que anuncia el adviento.

Se han difundido muchos conceptos erróneos sobre la naturaleza del hastío. Se cree que la novedad y el carácter interesante de su contenido "hacen pasar" el tiempo, es decir, lo abrevian, mientras que la monotonía y el vacío alargan a veces el instante y la hora patéticamente. Pero esto es inexacto, pues, siendo en ocasiones así, la monotonía y el vacío pueden abreviar y acelerar vastas extensiones de tiempo hasta reducirlas a la nada. Por el contrario, un contenido rico e interesante es sin duda capaz de abreviar una hora e incluso un día, pero, considerado en conjunto, confiere al paso del tiempo amplitud, peso y solidez, de manera que los años ricos en acontecimientos pasan con mayor lentitud que los años pobres, vacíos y ligeros, que el viento barre y se alejan volando. El hastío es, pues, en realidad, una representación enfermiza de la brevedad del tiempo provocada por la monotonía. Los grandes períodos de tiempo, cuando su curso es de una monotonía ininterrumpida, llegan a encogerse en una medida que espanta mortalmente al espíritu. Cuando los días son semejantes entre sí, no constituyen más que un solo día, y con una uniformidad perfecta la vida más larga sería vivida como muy breve y pasaría en un momento. La costumbre es una somnolencia o, al menos, un debilitamiento de la conciencia del tiempo, y cuando los años de la niñez son vividos lentamente y luego la vida se desarrolla cada vez más deprisa y se precipita, es también debido a la costumbre.

Soy amigo de la rutina y la monotonía. La uniformidad no me turba, al contrario, me da seguridad y me tranquiliza. "Y eso fue todo y se acuesta a mi lado / junto a la lumbre / al calorcillo del fuego sagrado / de la costumbre" decía Krahe. Esto no significa que se me deba calificar de conservador. Considero por contra que todos en mayor o menor medida tratamos de ordenar el caos o nos dejamos envolver por la infinitud del mismo, tomando el desorden como la mayor de las uniformidades. Es una natural tendencia al equilibrio dentro del imparable movimiento. La velocidad constante intentando vencer a la aceleración.

Sin embargo muchas veces temo que el tiempo se esté plegando, ardiendo, esfumándose tras de mí. Muerto mi presente, dudo que esté quedando algún resquicio de su existencia. El legado, la posteridad, mi yo eterno... se me antojan conceptos de artista trasnochado. Nada tiene la humanidad que aprender de mí. Nada quiero que se sepa de mi paso por la historia cuando mi carne deje de ser tangible en el ahora. Por otro lado es mi egoísmo el que me lleva a la inquietud. La duda de cuál de mis yos futuros seré en función de lo que hoy haga. En función de lo que mañana pueda recordar que he hecho.

Se mezcla todo esto con el saxo alto -Coltrane ahora- y con el árbol sin hojas que la niebla tiñe de gris. Se mezcla todo con las palabras de Diego sobre por qué nos atrae el imán del pasado, sobre qué nos hace aferrarnos a él. Se mezcla todo con las cartas de María maldiciendo al tiempo, como si fuera él, triste dimensión que ni existe, y no cada uno de nosotros, el que insuflara o arrebatara contra nuestra voluntad recuerdos a nuestro entendimiento. Se mezcla y se responde casi todo con las cuatro autoagresiones (I, II, III, IV) que Guredi escupió hace un año.

Pienso en mi niñez y evoco una feliz rutina. Nada especialmente memorable y nada especialmente doloroso. Y creo que no quiero nada más.




En el tocadiscos:
Cannonball Adderley  -  Autumn Leaves

2 comentarios :

  1. ¿Hay algo con más encanto crepuscular (hasta esta palabra es bella)que un artista trasnochado?
    Yo pienso que la rutina no es del todo mala, pero hay rutinas muertas y rutinas vivas; si todas las rutinas fueran coger un libro y caminar por el monte, salir a mojar los labios -con otros labios o con cerveza-, escuchar música o hablar sobre cosas extrañas, bienvenida rutina y bendito caos que nos llevó a poner orden.

    "Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón".
    Tú eres de esos.
    Pdta. Me honra que me cites ;)

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  2. Mi señora al resumir el post, me dijo que te habías acostumbrado a la monotonía en Austria.

    La rutina cansa. Yo es lo que pienso. Ahora estoy cansado. Quizá otra rutina, rutina de jubilado, como dice Diego. Eso no está al alcance.

    Maldito país.

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