Son recuerdos que fluyen rápido, como las corrientes que me arrastraban en aquel río de mi niñez. Fogonazos de Cowboy Bebop, en una persecución sin final. O quizá hacia ningún sitio. Espirales sacadas de un disco de Los Planetas. Y, de fondo, sombras tenues danzando en una suerte de ritual extraño. El contrabajo culmina cada puntada de un zurcido sin roto previo. Pero al final seguramente no haya nada. Si acaso un nuevo principio, peregrino e inmutable. La continuación de una huida absurda.
Me sucede a menudo esto del aprendizaje inverso. Algo así como los poemas sin rima que todavía me atormentan antes de cada despertar. Acompañado del pasajero oscuro que culmina el cuadro que no vestirá ninguna pared. Ese que, como mucho, arderá entre las astillas de la vergüenza.
En el tocadiscos:
John Coltrane - Persuance
ten cuidado no empiece a crecer la barba hacia dentro...
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