Quieren que creas
quieren que vayas
quieren que seas
y tú serás.
Yo no soy
y si sí,
no quiero estar.
Dicen que saben
dicen que pueden
dicen que tienen
y lo tendrán.
Yo no tengo
y si sí,
lo tiro al mar.
Saben que ignoran
saben que engañan
saben que ganan
y ganarán.
Yo no gano
y si sí,
¿qué hay que robar?
En el tocadiscos:
Itzhak Perlman - Klezmer
sábado, 29 de octubre de 2011
viernes, 28 de octubre de 2011
Desvaríos -o no- de un profesor de universidad (V).
Estas cosas son. No es que sean cosas; es que son cosas que son.
jueves, 27 de octubre de 2011
Días del viejo Román (I).
Román se acerca a la residencia tres o cuatro veces por semana. Normalmente pasa a eso de las seis y media y se queda hasta la hora de la cena. Dos hora de conversación forzada, alguna caricia de menos y un enorme cúmulo de nostalgia es todo lo que se lleva cuando vuelve.
Desde que vive con su hijo mayor y su nuera, a penas duerme. Se pregunta si hizo bien malvendiendo la vieja casa, la que decían que se le iba a caer encima.
Echando la vista atrás no parece haberlo hecho tan mal. Trabajó cuanto pudo, disfrutó lo que le dejaron y tuvo una familia más o menos feliz. Durante un tiempo todo pareció ir bien, pero ahora algo le dice que la herrumbre que se pega a sus huesos y le impide sonreír no es sólo fruto de la edad. Algo ha fallado.
Cada mañana se levanta de la cama, va al baño y se mira en el espejo. Se escruta cuidadosamente durante varios minutos en busca de la marca del leviatán. En algún sitio espera encontrar el estigma que en su rostro ha tenido que dejar aquella decisión errónea, aquel descuido, lo que quiera que fuera. Pero nunca encuentra nada y acaba afrontando el nuevo día con una mezcla de frustración y cabreo.
Después de desayunar, después de leer el periódico que su hijo le deja siempre encima de la mesa, después de disfrutar de un rato de soledad; comienza a notar como la casa se le cae encima. A pesar de que no es ni por asomo su vieja y querida casa, acepta el agravio con resignación. Se dice que debería salir al bar un rato. Charlar de política o de cómo fueron aquellos años. Pero pronto desecha la idea y acaba limitándose a esperar a que lleguen las seis y media de la tarde.
En el tocadiscos:
Las Pastillas del Abuelo - Viejo
Destellos entre el humo.
Viene de las profundidades oscuras. Nació entre la esclavitud y la pobreza más paupérrima y germinó con el alma de los desterrados y el no-alma de los muertos. Por eso los corsés no sirvieron. Y de ahí que hable de verdad sin medias tintas.
Llegó la revolución y adquirió una personalidad diferente. Se reinventó en una forma de vida y una cultura, que implica más de lo que la mayoría de la gente tiene (o aspira a tener), a pesar de sus coches y sus chalés. Se transformó en frenesí y vida. En un rodar buscando algo. Y en que esa búsqueda tuviera sentido más allá de la existencia de lo buscado.
Continúa entre letras mayúsculas, fusiones y genios. En tiempos álgidos de lo cutre y lo soez, es un milagro.
Es el sonido metálico aparentemente caótico, entrecortado a veces, prolongado hasta la agonía otras. Un caos urdido minuciosamente como los hilos de un telar. Son los dedos volando, la respiración abrazando -acaso pariendo- cada nota y destellos amarillentos que se adivinan entre el humo. Y es el ritmo suave, demasiado agudo y sutil en ocasiones, que encaja los diálogos y hace que se enraícen en la puntera y el tacón de todo mortal.
En el tocadiscos:
George Lewis New Orleans Jazz Band - Mahogany Hall Stomp
martes, 25 de octubre de 2011
Desvaríos -o no- de un profesor de universidad (IV).
Los únicos que no tienen historia son los aborígenes. Si haces las cosas sin fijarte en todo lo que ya se ha hecho, eso es lo que eres: un aborigen. ¡Ab-origen!
jueves, 20 de octubre de 2011
Desvaríos -o no- de un profesor de universidad (III).
Hay que proyectar de acuerdo con la antropometría humana. Pero no se trata de responder a la pregunta "¿Quepo yo ahí?", sino a "¿Quepo yo ahí con todos mis sueños y mis ilusiones?".
miércoles, 19 de octubre de 2011
Tándem.
Está en sus manos la sabiduría y en su voz la pericia, aunque a veces parezca al revés. El otro le mira, cómodo y suficiente. Gira la cabeza el primero, se observan sin estudiarse, sabiendo lo que ven. Madera del mismo árbol que se entiende aunque no se soporta. Es llamativo el peso de los silencios, que toman la forma de descansos en la interpretación que ambos tratan de sostener. Y lo logran, ejecutando una obra que algunos calificarían de arte.
Sus manos son bonitas y se mueven con seguridad y tino ante la mirada inquieta -inquisitiva quizá- del otro. Las palabras son un disfraz que allá en el extranjero engaña y convence, pero que acá sólo engaña.
En el tocadiscos:
Fever Ray - Keep the streets empty for me
Desvaríos -o no- de un profesor de universidad (II).
Es difícil pensar cuando también tienes que pensar en el oso que te va a atacar.
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