El día empezaba a dar sus últimas sacudidas cuando Claudia salió de su consentido cautiverio. Un velo de nostalgia imprimía a su rostro un aspecto más triste de lo habitual. La temperatura era agradable, la brisa suave le apartaba el pelo de la frente dejando indefensa la piel y haciéndole cosquillas en las sienes. Se puso las gafas de sol a pesar de que éste ya hacía tiempo que se había ocultado en el horizonte y encendió un cigarrillo. No había conseguido dejarlo. En realidad no quería dejarlo. Era lo único que la mantenía unida a lo que fue un tiempo mejor, a aquellas discusiones por el regusto a humo en sus labios y por el no te mates, que es de egoístas. Ahora sólo quedaban las largas caladas y las uñas hincándose en el filtro de los pitillos. Y la ceniza, que sin duda es lo peor del fuego.
En el tocadiscos:
Blue moon - Julie London
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