jueves, 24 de mayo de 2018

Aquella vida.

Nuestra vida duraba lo que la luz del día; después
desde la ladera verde como un grito
ladraban los perros en la noche
hasta perder la voz ahogados por la niebla del alba.

Teníamos hortensias ebrias de hierro y ceniza
para que envejecieran azules,
una manguera cual serpiente
enamorada de una rueda,
fruta dos estaciones al año, humedad
hasta en los tuétanos y de sangre
el corazón y las rodillas.

Hoy he sabido que las lagartijas
se han acostumbrado a los humanos. Nosotros
éramos desalmados bárbaros
cazadores neolíticos sin moral ni condición,
artilleros disparando flechas de madera,
terroristas con barro en los bolsillos y en las uñas.

Hoy sé que nuestra vida ya es otra, pero
algunos paisajes y algunas guerras
no se olvidan nunca.




En el tocadiscos:
Morente & Lagartija Nick  -  Omega

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