(...)
Un mes de vida eterna a cambio de otra década.
No hubo soles amarillos
pero el lago habló en susurros tardíos
sobre el reflejo de su escarcha.
Me invitaron a pisar piedras que crujen
como globos llenos de arroz.
No pude; no quise decir no
y fui a ver soles amarillos
donde el mar habla en susurros tardíos
sobre el reflejo de su calma.
Será entre tanto libro en aeropuertos
que el año igual que llega se resbala.
Y resbaló el sudor como el reloj acaba:
con un portazo que nunca llega,
con un vientre enfermo de espera.
Tú dormiste las mañanas llenas de nada
para ver ciudades pintadas como las ven los gitanos,
los locos y los niños. Nos faltó poco. Un nuevo mar.
Luego marchaste.
Otra memoria arriba, a la derecha,
tronando rápido en busca de árboles en la llanura.
Pero eso ya lo dije en aquellos versos
que escribió mi mano joven
huérfana de cordura.
En el tocadiscos:
Ella Fitzgerald - Midnight Sun
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