Un paso sigue a otro
entre el barro y las ramas secas
las mejillas calientes de vigor
el bosque renegrido por la tarde.
Triscan mis rodillas como goznes de latón
que ya no aguantan su puerta.
Todos han vuelto a la calma
empozados y obesos en los palacios
exhibiéndose en suntuosos ropajes.
Un paso sigue a otro
y mientras la tarde oscurece el bosque
y todos se exhiben en sus trajes
y la calma engorda en los palacios
se me termina el vigor.
Trisca el óxido de una puerta
que ya casi no se aguanta en sus goznes
y en el umbral aparecen tus rodillas
como dos ramas secas.
En el tocadiscos:
Muddy Waters - Blow wind blow
miércoles, 30 de octubre de 2013
sábado, 26 de octubre de 2013
Quietud.
Los meses me alcanzan
pese a que no dejo de correr;
me atraviesan como fantasmas de hielo
errantes y sórdidos
sin infierno al que volver.
Escapo al fondo de las montañas
con ropa de abrigo y cestas de mimbre
a ver al otoño saltar al vacío.
Se siente la humedad bajo la piel
y se escucha a los animales
vivos y atentos
temblar en sus escondites.
Sólo de vez en cuando un aire gélido
acuna los restos de la quietud.
¿Será otro fantasma?
Me niego a perderme en el tumulto
no quiero el calor viciado del asfalto
homogéneo y seguro.
Prefiero refugiarme en el fondo de las montañas
aunque pueda morirme de frío
o tenga que vivir con (mis) fantasmas.
En el tocadiscos:
Robot Orchestra - Continuum
pese a que no dejo de correr;
me atraviesan como fantasmas de hielo
errantes y sórdidos
sin infierno al que volver.
Escapo al fondo de las montañas
con ropa de abrigo y cestas de mimbre
a ver al otoño saltar al vacío.
Se siente la humedad bajo la piel
y se escucha a los animales
vivos y atentos
temblar en sus escondites.
Sólo de vez en cuando un aire gélido
acuna los restos de la quietud.
¿Será otro fantasma?
Me niego a perderme en el tumulto
no quiero el calor viciado del asfalto
homogéneo y seguro.
Prefiero refugiarme en el fondo de las montañas
aunque pueda morirme de frío
o tenga que vivir con (mis) fantasmas.
En el tocadiscos:
Robot Orchestra - Continuum
miércoles, 23 de octubre de 2013
Hasta acabar mareados.
Sangre en las rodillas
zapatillas en el barro
anguilas por la noche
cuando vivir era verano
correr de los perros
que muerden si no han ladrado
matar lagartijas
con perdigones o a palos.
Así va la infancia
así se pasan los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
Tardes en el río
hasta octubre y desde mayo
robarle al vecino
encaramados al árbol
engorda la tripa
cerezas manchan las manos
fútbol en la iglesia
antes del confesionario.
Así va la infancia
así se pasan los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
Y ayudar en casa
que no tenemos criado
dar vuelta a la yerba
con un calor del carajo
cambiar la parcela
y regresar al establo
que antes de la cena
hay que arreglar el ganado.
Así va la infancia
así se pasan los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
Luego el autobús
nos acerca al otro lado
a altos edificios
repletitos de marcianos
que habitan su mundo
limpios, secos, estirados
y allí nos corrompen
para ser civilizados.
Así fue la infancia
así pasaron los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
En el tocadiscos:
Marcos Bárcena - Viva La Montaña
zapatillas en el barro
anguilas por la noche
cuando vivir era verano
correr de los perros
que muerden si no han ladrado
matar lagartijas
con perdigones o a palos.
Así va la infancia
así se pasan los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
Tardes en el río
hasta octubre y desde mayo
robarle al vecino
encaramados al árbol
engorda la tripa
cerezas manchan las manos
fútbol en la iglesia
antes del confesionario.
Así va la infancia
así se pasan los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
Y ayudar en casa
que no tenemos criado
dar vuelta a la yerba
con un calor del carajo
cambiar la parcela
y regresar al establo
que antes de la cena
hay que arreglar el ganado.
Así va la infancia
así se pasan los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
Luego el autobús
nos acerca al otro lado
a altos edificios
repletitos de marcianos
que habitan su mundo
limpios, secos, estirados
y allí nos corrompen
para ser civilizados.
Así fue la infancia
así pasaron los años
rodar cuesta abajo
hasta acabar mareados.
En el tocadiscos:
Marcos Bárcena - Viva La Montaña
martes, 22 de octubre de 2013
Postales que se perdieron (VII): Inocencias.
07/01/2009
Lagartijas, tritones, pececillos, truchas, anguilas, avispas, abejas, moscas, sapos, enánagos, culebras, gorriones, golondrinas, grillos, saltamontes, escarabajos y demás animales silvestres: os pido perdón. No sabía lo que hacía.
En el tocadiscos:
Ultrazorras - Una historia real
jueves, 17 de octubre de 2013
Tectónica: una aproximación.
Cuando leas mis versos no los verás como yo.
Se encuentran fundidos entre la lava
de los volcanes de Mercurio
brillantes como gemas antes de nacer
inútiles como gemas en cualquier momento.
Son mis versos las chispas del disco cortando metal
buscando ojos donde alojarse
luciérnagas incandescentes volando como los últimos Jinetes
del Apocalipsis, desbocados, galopando, sin rumbo.
Me quemo en mis versos por no sostenerlos
siquiera entender su mecánica
su deformación como Saint-Venant iluminado
pero no hay planicie dentro de lo inmaterial.
Mis versos no lucen
no están entre el Bang y el ya
son un muchacho muerto
no, muerto no, mucho peor
son un muchacho herido de muerte antes de la pubertad
que casi conoce su final y sigue un instinto absurdo
su pubis, jadeante construcción de adobe.
Cuando leas mis versos te sentirás violada
estarán la punzada y el fuego y el flash
pero no habrá versos aguijoneando tus entrañas
porque el poema del condenado es estéril
la tristeza de una erección de niño
es la culpa en los ojos del lector.
Son las lunas de Júpiter buscando soles en el éter
igual que insectos zumbando en el vacío
un houngan en un cementerio desmantelado.
Titilan las alas de cristal
y chisporrotean las patas redobladas sobre las ascuas
y mil antenas tiemblan en busca de algo
que no son mis versos
ni las pieles de los muchachos que saben que mueren
buscan sangre negra en las órbitas del continuo
el álgebra de Hilbert que empieza después del ocaso
cuando la realidad de mis versos se esfuma
transformada en rocas derritiéndose bajo el mar
en las dorsales del mundo
en la columna de hueso ardiente de un dinosaurio
deshaciéndose en una masa enorme
que ruge desde fosas ancestrales.
En el tocadiscos:
Haruka Nakamura & Nujabes - Lamp
Se encuentran fundidos entre la lava
de los volcanes de Mercurio
brillantes como gemas antes de nacer
inútiles como gemas en cualquier momento.
Son mis versos las chispas del disco cortando metal
buscando ojos donde alojarse
luciérnagas incandescentes volando como los últimos Jinetes
del Apocalipsis, desbocados, galopando, sin rumbo.
Me quemo en mis versos por no sostenerlos
siquiera entender su mecánica
su deformación como Saint-Venant iluminado
pero no hay planicie dentro de lo inmaterial.
Mis versos no lucen
no están entre el Bang y el ya
son un muchacho muerto
no, muerto no, mucho peor
son un muchacho herido de muerte antes de la pubertad
que casi conoce su final y sigue un instinto absurdo
su pubis, jadeante construcción de adobe.
Cuando leas mis versos te sentirás violada
estarán la punzada y el fuego y el flash
pero no habrá versos aguijoneando tus entrañas
porque el poema del condenado es estéril
la tristeza de una erección de niño
es la culpa en los ojos del lector.
Son las lunas de Júpiter buscando soles en el éter
igual que insectos zumbando en el vacío
un houngan en un cementerio desmantelado.
Titilan las alas de cristal
y chisporrotean las patas redobladas sobre las ascuas
y mil antenas tiemblan en busca de algo
que no son mis versos
ni las pieles de los muchachos que saben que mueren
buscan sangre negra en las órbitas del continuo
el álgebra de Hilbert que empieza después del ocaso
cuando la realidad de mis versos se esfuma
transformada en rocas derritiéndose bajo el mar
en las dorsales del mundo
en la columna de hueso ardiente de un dinosaurio
deshaciéndose en una masa enorme
que ruge desde fosas ancestrales.
En el tocadiscos:
Haruka Nakamura & Nujabes - Lamp
domingo, 13 de octubre de 2013
Moscú - Jerusalén.
Sueñan últimamente con Moscú
con Poncio Pilatos
con los ciegos de Saramago.
Se tocan y el tacto es un frío metálico
higiénico como un quirófano apagado.
Se calculan bien.
La sangre sabe a hierro subiendo el monte Calvario
cargando una cruz de negro mármol.
El polvo con saliva amenaza tempestad
suena a plegaria
cuando algunos relámpagos secos como cuchillos
encienden el horizonte de carbón.
Arriba se tocan y no hay tacto.
¿Son los clavos más importantes que el madero
o es la espera más larga que el camino?
Se tocan y el tacto es el Expreso de Leningrado
siempre lento a su hora
entre el humo y los silbidos y los pañuelos blancos
a lomos de una bestia de acero
se entregan a la negrura de unos túneles inmensamente largos
de sus túneles inmensamente negros.
Y olvidan regresar.
En el tocadiscos:
Nacho Vegas - Añada de Ana la friolera
con Poncio Pilatos
con los ciegos de Saramago.
Se tocan y el tacto es un frío metálico
higiénico como un quirófano apagado.
Se calculan bien.
La sangre sabe a hierro subiendo el monte Calvario
cargando una cruz de negro mármol.
El polvo con saliva amenaza tempestad
suena a plegaria
cuando algunos relámpagos secos como cuchillos
encienden el horizonte de carbón.
Arriba se tocan y no hay tacto.
¿Son los clavos más importantes que el madero
o es la espera más larga que el camino?
Se tocan y el tacto es el Expreso de Leningrado
siempre lento a su hora
entre el humo y los silbidos y los pañuelos blancos
a lomos de una bestia de acero
se entregan a la negrura de unos túneles inmensamente largos
de sus túneles inmensamente negros.
Y olvidan regresar.
En el tocadiscos:
Nacho Vegas - Añada de Ana la friolera
lunes, 7 de octubre de 2013
Un ir y venir.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
Las olas muerden la arena
peinan la playa con paciencia
siempre una distinta, nueva espuma, nuevo susurro
pero el mar
el mar es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
Los amigos se dispersan
como las hojas secas de un árbol
que arrastra el viento a otro suelo, a otra lluvia
pero el bosque
el bosque es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
La revolución está cansada
harta de espectros en las calles
apenas quedan soñadores, sólo oficinas, sólo corbatas
pero la esperanza
la esperanza es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
Iremos y vendremos
con las olas, con el viento, con los sueños
pero seremos
seremos el mar
seremos el bosque
seremos la esperanza.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
En el tocadiscos:
The Polar Dream - Endless Tales
somos un ir y venir.
Las olas muerden la arena
peinan la playa con paciencia
siempre una distinta, nueva espuma, nuevo susurro
pero el mar
el mar es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
Los amigos se dispersan
como las hojas secas de un árbol
que arrastra el viento a otro suelo, a otra lluvia
pero el bosque
el bosque es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
La revolución está cansada
harta de espectros en las calles
apenas quedan soñadores, sólo oficinas, sólo corbatas
pero la esperanza
la esperanza es un ir y venir;
somos un ir y venir.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
Iremos y vendremos
con las olas, con el viento, con los sueños
pero seremos
seremos el mar
seremos el bosque
seremos la esperanza.
Ir y venir,
somos un ir y venir.
En el tocadiscos:
The Polar Dream - Endless Tales
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