miércoles, 29 de febrero de 2012

Retrato -doble- (IV)

Se conocieron en una España poco agradecida aunque muy romántica. Ella era demasiado guapa para que le prohibieran llevar minifalda y para tener que trabajar entre prados y vacas. Él volvía de la mili en el País Vasco, fumando tabaco barato y con ideas rojizas heredadas de su padre.

Hubo verbenas con pasodobles y sonrisas tímidas, huidas en Seiscientos que duraban media tarde y bocas que se chocaban lejos de donde Franco alcanzaba a ver. Hubo carreras delante de los grises, sueños de estudiar una carrera e irse a la ciudad y dolorosos desengaños administrados en toscas dosis por amigos y padres. Hubo conformismo, paseos de la mano y boda.

Franco se fue y se llevó consigo muchos delirios de rebeldía y feliz transgresión. El machismo la llevó a ella a vivir en casa de él y a alargar sus faldas más allá de la rodilla. Las ilusiones se fueron apartando, dejando espacio para la responsabilidad, los hijos, la casa y los domingos de misa. Él olvidó emocionarla y se entregó a aquella España turbia de la transición. Llovía mucho como para que un par de calcetines tuvieran tiempo de secarse en un tendal encerrado entre dos niños y un patriarca.

Pero los niños crecieron y el patriarca murió antes de que los calcetines se pudrieran. La casa se hizo grande y los porqués fueron rescatados. El calor de la costumbre se mantuvo agradable hasta que el tiempo se expandió.

Hoy, en esta España poco agradecida y poco romántica, todavía hay noches que las manos de él acarician el pelo de ella para recordarle lo bella que es.




En el tocadiscos:
Mocedades  -  El Vendedor

viernes, 24 de febrero de 2012

Coberturas de polvo y nieve.

Se acumula el polvo en las superficies horizontales, formando una capa blanquecina y aterciopelada. Paso el dedo despacio y lo observo con asombro. El camino que acabo de trazar será tapado en cuestión de días, como las carreteras que son desnudadas insistentemente por máquinas quitanieves.

¿Qué importa el camino? ¿Qué importa la comunicación entre puntos más o menos distantes? El año próximo volverá a nevar. ¿Qué importa la frecuencia con que se limpie el polvo de los estantes? Los libros no van a envejecer menos solos, y los recuerdos horteras de viajes banales no van a ser más valiosos.

Avanza la tarde mientras la luz va cediendo al cansancio de un día inútil. Se escucha el ruido eléctrico y constante de los altavoces sin música a un volumen exagerado. Brilla la pantalla del ordenador a lo lejos, reluciente de información falaz y mediocre para gente concienciada y mediocre.

Leo la prensa a diario. Busco trabajo a diario. Y a diario pierdo la fe en todo. Sin embargo, a diario empieza un nuevo día para que la gente como yo pueda hacer lo que hay que hacer. Y para que el polvo siga cubriendo superficies y para que la nieve se derrita dejando llegar una primavera más ansiada que de costumbre.




En el tocadiscos:
Camera Obscura  -  Keep it clean

lunes, 20 de febrero de 2012

Cuando baja la marea.

Los secretos se me olvidan
tres pasos más allá
de la bajamar.

Vuelvo.

Hace días que no desdoblo
los pliegues -arrugas o nudos-
que me entrecortan el descanso.

Son mi particular guisante
como si tuviera yo
algo de princesa
o de confidente.





En el tocadiscos:
Lisa Hannigan - Little Bird

lunes, 6 de febrero de 2012

Inocencias que arden.

En la vena desollada
escarbada sin mesura
de una pobre criatura
se tatúa con espada
la inocencia descarnada
que proclama sangre pura
agua a prueba de cordura
fuego oculto en la mirada
aire que no airea nada
cuando empieza la tortura.

No sea cobarde y acuda
al juicio del porvenir
¿qué perdón podrá existir?
flor sin pétalos, desnuda
boca de palabra muda
por contemplar y sufrir
¿cuándo volverá a vivir
la certeza de una duda
en la mente rota, cruda
de esa puerta sin abrir?





En el tocadiscos:
No Clear Mind  -  Static

viernes, 3 de febrero de 2012

Algunas vidas (I).

La lluvia había cesado, pero sus pies seguían encharcados. Cada vez estaba más convencido de que nunca se acostumbraría a aquel clima. La humedad no era ningún problema -de hecho, le hacía sentirse cómodo- pero el frío era excesivo. Más insoportables aún eran los horarios. Levantarse cada mañana a las cinco y media aseguraba tener un humor de perros durante todo el día. Un hombre como él, con estudios, con idiomas, proveniente de una familia de clase más baja que media, capaz por tanto de sobrevivir en un mundo de hienas, debería estar mucho más valorado.

Llegó por fin. Sacudió el paraguas y entró en el edificio. Una ola de aire caliente le apartó el pelo, todavía mojado, de la frente. Medio minuto después tuvo que quitarse las gafas, totalmente empañadas. Comenzó el ritual de saludos, sonrisa forzada mediante, interrumpidos a veces por una leve carraspera. Desde que llegó allí, una especie de tos crónica le acompañaba hasta la hora de comer. Ocupó su puesto, en un escritorio grande, con un ordenador de sobremesa, y suspiró en un gesto a medio camino entre de alivio y de resignación. Todavía era noche cerrada y no podía dejar de recordar las mañanas soleadas y alegres de su tierra.





En el tocadiscos:
El Columpio Asesino  -  Floto