lunes, 8 de octubre de 2012

Las manos de mi padre.

Mi padre tiene las manos enormes.
Los dedos gruesos como estacas
cubiertos de piel ajada
atestada de surcos parduzcos
y callos amarillentos.
Las uñas duras y romas
como cantos rodados.

Las grietas de sus manos hablan;
hablan de la tierra silenciosa
de la llovizna a través de los días.
Cuentan historias de soles de justicia
y de gotas de sudor
que explotan contra el suelo.

Las manos de mi padre
no están hechas para tocar el arpa
-queda claro-
ni para comer
ni para acariciar
(o quizá para acariciar sí:
no seré yo
quien robe ternura al mundo).

Pero cuando unas manos como las suyas
se yerguen poderosas
soberbias
inquebrantables
es sosteniendo una herramienta
con la pericia de una cultura entera
y la fuerza de todos nuestros antepasados.
De alguna forma
en ese momento
el hombre, el universo y el pasado
son la misma cosa.
De alguna forma
en ese momento
el hombre, el infierno y el futuro
poco importan.



En el tocadiscos:
Joan Manuel Serrat  -  Nanas de la Cebolla

4 comentarios :

  1. Las manos dicen mucho más de una persona que cualquier otra parte de su cuerpo. Por algo se supone que, en sus palmas, está escrito nuestro destino.

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  2. Me has obligado a mirarme las manos...Enorme. Muy buena

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  3. Estupendo, como siempre^^

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