domingo, 2 de septiembre de 2012

Te regalo enero.

Vuelven las horas dormidas
a anidar entre mis dedos
cuando es pronto todavía
para hablar de desconsuelo.

No hay cordura, no hay medida
no hay locura ni loquero
que comprenda esta deriva
de patera en el estrecho.

Cuento las tardes perdidas
observando los veleros,
pienso costuras cosidas
a los bajos de mis miedos.

Vuelvo la cara a la vida
te regalo el mes de enero
pero esta morriña mía
para siempre me la quedo.




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Leiva  -  Telediario

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