domingo, 11 de septiembre de 2011

Inspiración.

Enciendo un pitillo imaginario y veo el humo imaginario jugar con el flexo. Así me siento mucho más seguro de mí mismo: con el portaminas Staedtler entre los dedos índice y corazón. Los párpados me pesan, apuesto a que tengo los ojos hinchados y parezco alguien interesante, con una buena historia que contar. La cabeza me duele horrores. Estoy convencido de que eso también imprime a mi gesto un cariz de de genio atormentado. Me miraría en el espejo, pero nunca tengo espejos cerca.

Quizá mañana lea el periódico. Pero no en internet, eso no es serio. Prensa de verdad, en papel. Ojearé la sección de economía, y puede que los titulares de nacional. Así podré hablar de la actualidad cuando vaya por la tarde a ver el partido.

Voy a poner música. Lo más acorde con este momento de inspiración, con la musa abrazándome sin remilgos sería... Chopín. O puede que Bach. Pero me duele demasiado la cabeza para eso.






En el tocadiscos:
Coleman Hawkins Quintet  - South of France blues 

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