me congelé a los 26.
Apenas he olvidado el hediento gas noble
del cementerio de las luciérnagas
cuando llegan los días lentos
este silencio entre los tobillos
este hueco en el tórax, un vacío estrecho
aquella luz que tanto tarda.
Vengo de un lugar que nadie conoce
lo he visto a tientas casi todo
vivo para afixiar el recuerdo.
Apoyo las manos en la baranda para verte y apareces
ojos hinchados, de sapo viejo,
pelo roto, caos primigenio y arrugas;
escarpes, fallas y meandros.
Cicatrices que no han sufrido pero duelen.
Parecemos hermanos muertos que caminan de la mano
pero venimos de simas opuestas.
Tú del instinto, yo de la experiencia.
En el tocadiscos:
Hacía mucho tiempo que no me pasaba por aquí y madre mía lo que me estaba perdiendo. Absolutamente desgarrador. Mi más sincera enhorabuena.
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