La mujer del final del bar tiene los labios rojos,
hace sonar los hielos de un whisky
mientras mira a un abismo que nadie más ve.
Parece sola.
Hasta mi esquina llega un aroma de
sofisticación y hastío a partes iguales
con un halo de éxito bien digerido.
Me sobreviene la tos.
Caigo en la cuenta del volumen del televisor
hablando de políticos que roban.
Doy un trago a mi cerveza y descubro triste
vieja mugre bajo la uña de mi índice.
Levanto la vista y la mujer del fondo del bar
se ha esfumado.
En el vaso queda un dedo de dorado veneno.
En el tocadiscos:
Nacho Vegas - Hablando de Marlén
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