Diarios de mediocridad (III).

No te equivoques, amigo,
no naciste para deambular
como un fantasma por calles oscuras
hasta llegar a tu destino
-un mugriento bar-
para pedir una cerveza
dos, tres...
y escuchar a los borrachos que buscan
a los culpables de sus desgracias.

No te equivoques.

Naciste para escuchar a los borrachos
que llegan a este bar mugriento
a través de calles oscuras
y para ofrecer cervezas a fantasmas
hasta que olviden lo que son
y pierdan su juicio y maten
a los culpables de sus desgracias
y vuelvan al agujero
del que nunca debieron salir.




En el tocadiscos:
Björk  -  Cvalda

Diarios de mediocridad (II).

La mujer del final del bar tiene los labios rojos,
hace sonar los hielos de un whisky
mientras mira a un abismo que nadie más ve.
Parece sola.

Hasta mi esquina llega un aroma de
sofisticación y hastío a partes iguales
con un halo de éxito bien digerido.

Me sobreviene la tos.
Caigo en la cuenta del volumen del televisor
hablando de políticos que roban.
Doy un trago a mi cerveza y descubro triste
vieja mugre bajo la uña de mi índice.

Levanto la vista y la mujer del fondo del bar
se ha esfumado.
En el vaso queda un dedo de dorado veneno.




En el tocadiscos:
Nacho Vegas  -  Hablando de Marlén

Diarios de mediocridad (I).

Desperté esta mañana en el colchón de siempre y,
tras escrutar con cuidado tronco y extremidades, concluí
que seguía sin haberme convertido en un monstruo insecto.
La cal inerte del techo, el aplique polvoriento
y la araña del rincón -ella la que más-
me observaban decepcionados.




En el tocadiscos:
PJ Harvey  -  Rid of Me