No puedo evitar pensarte
los días de viento
esperando al autobús de línea
encima de tus sandalias llenas de dedos tristes.
Miras al frente con el ceño fruncido
y en tus auriculares suena música de lamento.
Te pienso los días de viento e imagino
refugiarme en el cóncavo recoveco de tu espalda
y jugar con tus huesos de xilófono
esperando a que llegue el calor - o el autobús.
Cierro los ojos y el viento es una gasa en mi cara.
- Buenos días.
- Hola... menudo tiempo tenemos.
- Mi abuelo dice que ya salió en las témporas.
- A mí esta humedad me destroza las pupilas.
- Lógico, por eso yo escucho música todo el rato:
para no pensar en el color de las estaciones.
- Vaya, pues nunca lo he probado.
- ¿Y los versos? ¿Has probado los versos?
- Sólo en invierno. El otoño es para los pies fríos.
- Me lo temía.
- ¿Volverás para curarme cuando lleve bufanda?
- ¡Claro! Y jugaremos al escondite allí
donde nace el viento.
En el tocadiscos:
Joe la Reina - Oh, la mía Pena
Siempre he pensado que los versos más hermosos son hijos del frío, el viento y la lluvia...
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