El respirar de las computadoras me acompaña
                                                         ocho horas al día
              cuento con los dedos
yo que creía que arte eran las formas libres
antes de diferenciar hierro y cristal
(se oyen clicks continuos - ¿son
acaso ramas secas que pisa el pastor
              cuando camina tras su rebaño?).
Nada de esto es importante - lo sé
si queda esperanza entre las fachadas y los coches
si los monstruos que acechan siguen acechando
                                                        acechando - y nada más.
Cinco días a la semana con el aliento
              de los números pegado a la piel
montañas de números en un vertedero
toneladas de números que nadie entiende
y manos de artesano desmontando números
entre teclas compulsivas y destellos catódicos.
¿Hay una definición de arte? - ¿defunción del arte?
                            ¿hay infinitas definiciones de arte?
¿es infinito un número? - ¿un ocho tumbado?
Contar es entender los números de la historia
              empezar tiene el principio ordinal
                            el orden es una obsesión inexorable.
Cuéntame por qué no mueres cada noche
                            de metálica galaxia - esperándome
              cuéntame los pasos del desconcierto
antes de que el lobo distinga el olor de la oveja.
                            Treinta, uno, aleatorio.
Me muero sin remedio once meses al año
y las líneas de la vida son insectos al atardecer
bichos no cuantificables - incontables.
Cómprate un robot que te lea - antes de dormir
no hay arrullo más letal
                                                        que la infalibilidad.
En el tocadiscos:
Phineas Newborn Jr. Trio - I can't get started
Cuanto más lo leo, más me fascina. ;)
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