Al fondo de los días de lluvia
vuelan miles de grullas de papel.
Nuestros ojos ven cortinas de agua, nada más
                    asesina borrasca
cortinas de agua pasada.
Entre la mar arbolada
navegan miles de barcos de papel.
Nuestros ojos ven olas enormes, nada más
                    tremebunda marejada
olas inmensas rompiéndose.
Delante de nuestros párpados
pasan miles de vidas posibles.
Nuestros ojos ven marejadas y borrascas, nada más
                    sombras de muerte
translúcido y silencioso tormento.
En el tocadiscos:
Joy Division - Atmosphere
domingo, 31 de agosto de 2014
jueves, 21 de agosto de 2014
Algunos apuntes sobre mares y muchachas.
Yo estuve una vez en el Mar del Norte. Yo vi sus olas grises copadas de espuma. Yo noté las aguas densas mezcladas con arena envolver mis pies. Yo caminé por la inmensa playa, como llevando una maroma ancestral arrollada a mis tobillos. Después vino la tarde a llevarse a los escasos veraneantes. Vino la tarde a revolverme los cabellos. Estuvimos un rato la tarde y yo en silencio, como viejos amantes que se lo hubieran dicho ya todo. O como viejos amantes que nunca hubieran necesitado decirse nada.
Yo nunca he sido dado a las nostalgias baratas, pero detrás de las espigas suelen dormir las arañas y detrás de la humedad acostumbra a respirar el dolor de huesos.
Yo sólo intento aprender a recordar bien. A recordarme bien. Allá, junto al mar o en cualquier otro rincón que haga esquina con murmullos y demás resortes de la melancolía. Yo sólo intento no ser como las muchachas que huelen con cuidado los botes de champú en el supermercado como si esa elección fuera la más importante de sus vidas. Más aún, estando seguras de que en ese instante, en ese recinto, un perfume u otro pueden devenir en un futuro u otro.
Cuando estuve en el Mar del Norte la existencia misma estaba subyugada al temblar de una cometa, al horizonte curvo, como la mayoría de las dudas. La existencia misma y el olor a sal que todavía nadie ha conseguido embotellar.
¿Acaso es ese champú el que siguen buscando las muchachas en los supermercados? ¿Ese aroma a mar gris y existencia plegada sobre sí misma? Será por eso por lo que abren el bote, se lo acercan a la nariz, respiran, sacuden la cabeza resignadas y vuelven a dejar el colorido objeto en su estantería. "No, éste no es el mar que busco".
Ahora os hablo a todas vosotras, muchachas de la sección de higiene de los supermercados. Me odiaréis por desvelar el secreto, pero no tengo opción: no se puede encapsular el mar. No se puede. No es como esos cascotes del Muro de Berlín que los turistas compran y colocan en el mueble del salón para vivir orgullosos de poseer un pedazo de Historia. No. No se puede poseer el mar.
Si acaso, podéis acercaros al Mar del Norte un día nublado y bucear. Podéis salir con el pelo revuelto de mar y viento oeste. Y quizá, si os concentráis, podéis sentiros parte del mar, entender salitre, plegaros ásperas como acantilados. Tal vez a partir de entonces vuestra voz sea un vaivén como las mareas y ya no tengáis que volver a escrutar champús en los pasillos de los supermercados.
En el tocadiscos:
Los Planetas - Corrientes Circulares en el Tiempo
Yo nunca he sido dado a las nostalgias baratas, pero detrás de las espigas suelen dormir las arañas y detrás de la humedad acostumbra a respirar el dolor de huesos.
Yo sólo intento aprender a recordar bien. A recordarme bien. Allá, junto al mar o en cualquier otro rincón que haga esquina con murmullos y demás resortes de la melancolía. Yo sólo intento no ser como las muchachas que huelen con cuidado los botes de champú en el supermercado como si esa elección fuera la más importante de sus vidas. Más aún, estando seguras de que en ese instante, en ese recinto, un perfume u otro pueden devenir en un futuro u otro.
Cuando estuve en el Mar del Norte la existencia misma estaba subyugada al temblar de una cometa, al horizonte curvo, como la mayoría de las dudas. La existencia misma y el olor a sal que todavía nadie ha conseguido embotellar.
¿Acaso es ese champú el que siguen buscando las muchachas en los supermercados? ¿Ese aroma a mar gris y existencia plegada sobre sí misma? Será por eso por lo que abren el bote, se lo acercan a la nariz, respiran, sacuden la cabeza resignadas y vuelven a dejar el colorido objeto en su estantería. "No, éste no es el mar que busco".
Ahora os hablo a todas vosotras, muchachas de la sección de higiene de los supermercados. Me odiaréis por desvelar el secreto, pero no tengo opción: no se puede encapsular el mar. No se puede. No es como esos cascotes del Muro de Berlín que los turistas compran y colocan en el mueble del salón para vivir orgullosos de poseer un pedazo de Historia. No. No se puede poseer el mar.
Si acaso, podéis acercaros al Mar del Norte un día nublado y bucear. Podéis salir con el pelo revuelto de mar y viento oeste. Y quizá, si os concentráis, podéis sentiros parte del mar, entender salitre, plegaros ásperas como acantilados. Tal vez a partir de entonces vuestra voz sea un vaivén como las mareas y ya no tengáis que volver a escrutar champús en los pasillos de los supermercados.
En el tocadiscos:
Los Planetas - Corrientes Circulares en el Tiempo
lunes, 18 de agosto de 2014
Huele agosto.
¿Mojaste ya los pies
en la orilla del estanque?
Que llega septiembre como acostumbra
con sus exámenes y sus vientos
y con música rodando por las aceras;
pero llega también con perfume seco
de lluvia seca y hongo seco.
¿Mojaste ya los pies
en la orilla del estanque?
Mira que estás a tiempo todavía
mientras los mirlos oscurecen los árboles
con sus plumas nocturnas y sus cantos de brea
y con esa brisa aún risueña...
No esperes demasiado, que aunque huele
a ritmos rotundos, las pieles acaban ardiendo
poco antes de las témporas.
¿Mojaste ya los pies
en la orilla del estanque?
¡Apúrate si quieres ser alguien en otoño!
pero no pises como yo
que me quemé por ignorar
el otro contorno de la orilla.
En el tocadiscos:
Sparklehorse - It's a Wonderful Life
en la orilla del estanque?
Que llega septiembre como acostumbra
con sus exámenes y sus vientos
y con música rodando por las aceras;
pero llega también con perfume seco
de lluvia seca y hongo seco.
¿Mojaste ya los pies
en la orilla del estanque?
Mira que estás a tiempo todavía
mientras los mirlos oscurecen los árboles
con sus plumas nocturnas y sus cantos de brea
y con esa brisa aún risueña...
No esperes demasiado, que aunque huele
a ritmos rotundos, las pieles acaban ardiendo
poco antes de las témporas.
¿Mojaste ya los pies
en la orilla del estanque?
¡Apúrate si quieres ser alguien en otoño!
pero no pises como yo
que me quemé por ignorar
el otro contorno de la orilla.
En el tocadiscos:
Sparklehorse - It's a Wonderful Life
miércoles, 13 de agosto de 2014
Espinela del traidor.
A Diego, que un día me llamó traidor.
Aventurero sin prisa
periodista + viajero
poeta, tinta y tintero
con vivencias por camisa.
Traidor él, que siempre avisa;
en Cantabria un cachonero
en Alaska un habanero
y de Thareau hasta Sabino
Quijote busca molino
aunque no tenga escudero.
En el tocadiscos:
Joaquín Sabina - Retrato de Familia con Perrito
viernes, 1 de agosto de 2014
La Sequía.
Estoy seco
tus versos me quitaron el agua
tus versos fueron tormenta y desierto
el polvo, las ascuas y al final tus versos
tus versos como larguísimas hebras de infierno
mi vida, la nada y después tus versos
tus versos de cesura infame y pies de adobe
avanzando como estatuas mudas
tus versos bebiéndose los diluvios.
La perfección no tiene nombre
ni tus versos
la perfección no entiende al hombre
ni a tus versos, que la esquivan
hasta más allá de los confines
y me encuentran tus versos
para secarme las ganas
y me muestran tus versos
otro camino
caótico y ardiente.
Quisiera deshacer tus versos
tus versos de fuego
quisiera sólo ahogar tus versos
en mi mar de miedo
arriesgarme a que lo sequen al fin
y me conviertan así
en uno de tus versos.
En el tocadiscos:
Patti Smith - Horses
tus versos me quitaron el agua
tus versos fueron tormenta y desierto
el polvo, las ascuas y al final tus versos
tus versos como larguísimas hebras de infierno
mi vida, la nada y después tus versos
tus versos de cesura infame y pies de adobe
avanzando como estatuas mudas
tus versos bebiéndose los diluvios.
La perfección no tiene nombre
ni tus versos
la perfección no entiende al hombre
ni a tus versos, que la esquivan
hasta más allá de los confines
y me encuentran tus versos
para secarme las ganas
y me muestran tus versos
otro camino
caótico y ardiente.
Quisiera deshacer tus versos
tus versos de fuego
quisiera sólo ahogar tus versos
en mi mar de miedo
arriesgarme a que lo sequen al fin
y me conviertan así
en uno de tus versos.
En el tocadiscos:
Patti Smith - Horses
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