Pasó otra vez Todos los Santos
como un pestañeo de viento nordeste
o un cuervo sonámbulo.
Pensé qué sentiría al perderos,
un instante, pensé
qué perderíais con mi muerte:
poco más que agua y sal -nada más quizás-
antes de volver trémulos
a la sombra de vuestros árboles de piedra dura
rama vieja y savia seca.
Pasa la muerte por la puerta de los cementerios
donde duermen los escarabajos de plata
que nadie se atrevió a robar.
Las ballestas apuntan a las sienes de los estudiantes
y los abrazos etéreos de nuestras madres
se descomponen en los estantes de las despensas.
Pasa la muerte y yo
paso a paso
pienso en mi muerte.
En el tocadiscos:
Bebo & Cigala - Lágrimas Negras